El trabajo que crece al ritmo de los piquetes

El trabajo que crece al ritmo de los piquetes
Unos 20.000 motoqueros son empleados por mensajerías; llevan desde dólares hasta material anatómico; la mayoría trabaja en negro
Una decena de motos detenida en el semáforo de la avenida 9 de Julio, en la intersección con Corrientes, ahí nomás del Obelisco, resulta una fotografía similar a la largada de una competencia deportiva. Segundos antes de que la luz roja cambie a verde, las máquinas en plena aceleración, la mayoría utilizadas para la mensajería urbana, enmudecen a cualquier conductor desprevenido. Aturden. Inquietan. Sortean obstáculos en zigzag, a toda velocidad, casi siempre sin contemplar las normas de tránsito.

En sus alforjas, los conductores trasladan desde cartas, cheques, gruesos fajos de dólares y hasta dientes recién extraídos. Hubo quien, como pudo, usó la moto para llevar un ventilador. Viven de la mensajería. El bajo costo del traslado y la posibilidad de hacerlo, a pesar de los piquetes y sus consecuentes embotellamientos de tránsito, los ha puesto al tope de las demandas de servicios.

En 2008 creció un 23 por ciento la cantidad de motocicletas radicadas en la Capital, donde hay más de 100.000, según las estadísticas del gobierno porteño. "Sin dudas, se alcanzó el pico histórico. A nivel nacional, desde 2007 hasta hoy, se vendieron más motos que autos en todo el territorio. El año pasado, llegaron a importarse unas 600.000 motos frente a unos 500.000 vehículos", dijo a La Nacion Guillermo Dietrich, subsecretario de Tránsito y Transporte metropolitano.

Unas 20.000 motocicletas son utilizadas en las calles porteñas para delivery o mensajería. En apenas tres años, se triplicó la participación de este tipo de vehículos en choques graves en todo el país. Hoy representan el 30 por ciento, según datos del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV). Y tan sólo el año pasado, murieron 2000 personas arriba de una moto.

En la ciudad, los motoqueros, siempre al límite, conducen hablando por celular, no respetan los semáforos, transitan algunas cuadras a contramano y estacionan sobre la vereda, pudo comprobar La Nacion durante varias recorridas.

Los motoqueros cruzan hoy la ciudad de un extremo a otro hasta sumar unos 20 viajes por día. Es común que admitan que violan las normas de tránsito y justifican su imprudencia en el hecho de que, como su trabajo es por producción, no cuentan con un salario fijo. Y, por ende, dicen que están obligados a conducir a toda velocidad para aumentar su rentabilidad.

"Nuestro trabajo es a destajo: nosotros ponemos la moto, el combustible y, con suerte, obtenemos el 50 por ciento de la tarifa que se le cobra al cliente. Tenemos nuestra obra social y la mayoría de los trabajadores están en negro. Necesitamos que se regularice esta actividad. El 26 de este mes, marcharemos hacia el gobierno de la ciudad como protesta", dijo Luciano Schillaci, secretario gremial de Sindicato Independiente de Mensajeros y Cadetes (Simeca), uno de los dos sindicatos que agrupa a los motoqueros-mensajeros.

"Que los motoqueros no respeten las normas de tránsito tiene que ver con dos cosas: la falta de cultura y la presión en el trabajo. Cuanto más viajes hacés, más cobrás. Cometí infracciones de tránsito y puse en riesgo mi vida por llegar a horario a un trámite. Esto se resuelve con la creación de un convenio laboral que elimine el trabajo a destajo", dijo Marcelo Pariente, secretario General de la Asociación Sindical de Motociclistas Mensajeros y Servicios (Asimm).

Irregulares, el 90 por ciento

Según datos de la Cámara de Empresas de Mensajería por Motos y Afines de la República Argentina (Cemmara), hay unas 400 empresas que desarrollan esta actividad en la Capital, de las cuales más del 90 por ciento mantiene alguna irregularidad.

Así lo indicó su titular, Mario Oriente, que especificó: "La mayoría de los trabajadores están en negro y numerosas empresas no se inscribieron en la categoría de mensajería urbana en la Comisión Nacional de Comunicaciones que regula la actividad".

Oriente desmintió que los trabajadores no tuvieran un sueldo básico y aseguró que las empresas no obligan a sus empleados a violar las normas de tránsito. "Uno no gana más plata por cruzar un semáforo en rojo; quienes lo hacen son quienes quieren cometer infracciones."

Los controles aún son poco eficientes en la ciudad. Según el gobierno porteño, el 30% de las motos que hoy circulan tienen alguna irregularidad con las patentes. Las multas a los ciclomotores representan el 1% del total de las actas labradas en un año a todos los vehículos (cuatro millones, aproximadamente), y de las cuales se cobra menos del 50 por ciento.

La Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) coordina operativos para verificar el uso del casco. "Junto con las policías Federal y bonaerense, y con el gobierno porteño, hemos incrementado los controles específicos de motociclistas. En la Capital, según un estudio, el 74% de los motociclistas utiliza el casco", dijo a La Nacion Felipe Rodríguez Laguens, titular de la ANSV.

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