El valle del Eria ha salido a la calle, o mejor dicho, a la tierra para defender su agua. En concreto, para defender su agua y contra la instalación de una embotelladora en esta zona, tal y como contó este periódico hace unas semanas. Entre 500 y 600 personas protestaron este pasado sábado, con tractores incluidos, contra la posible puesta en marcha de una embotelladora de agua en una concentración convocada por la Plataforma Ciudadana Amigos del Agua del Valle del Eria. Así recorrieron desde Felechares de la Valdería hasta Castrocabón, y que concluyó con una marcha a pie hasta la finca en la que se inició la primera perforación de agua, y que de momento han frenado las obras.

Los organizadores de la marcha se han mostrado “muy contentos”, por la gran afluencia de gente que participó, “gente de todo el valle, de nuestro municipio y de toda la comarca. Nos sentimos muy apoyados por el entorno, ha sido un duro trabajo, ya que incluso tuvimos que reponer todas nuestras pancartas esa misma mañana porque misteriosamente desaparecieron la noche anterior a pesar de llevar meses puestas”, critica con ironía la portavoz de la plataforma. “Por eso fue muy gratificante ver tanta gente apoyando la causa  en este momento nuestro pozo sigue paralizado y lo del sábado fue un paso adelante para que se mantenga así”, afirma para insistir en que “sin pozo no hay embotelladora”.

Un poco de historia

El pasado mes de abril los vecinos de Castrocalbón, con menos de 1.000 habitantes, comprobaron por sorpresa que en su pueblo querían construir una planta embotelladora de agua para llevarse su recurso natural. Nadie les había dicho nada. “Aparecieron dos hombres que habían comprado un terreno privado y otro en un concurso que salió a subasta a un precio muy rebajado”, manifiestan desde Amigos del Agua del Valle del Eria.

El movimiento vecinal ha conseguido 1.400 firmas de apoyo “todo un éxito” para frenarla y son muchos los carteles de protesta que han aparecido. Unos números que demuestran que detrás hay mucha más gente que solo los vecinos del pueblo. Y es que las razones de su negacionismo hacia la planta las tienen claras. En primer lugar, porque creen que vecinos de municipios como San Félix de la Valdería y Calzada verán disminuida su presión, ya que el agua llega a sus domicilios sin bomba. Además, no entienden cómo en plena sequía pueden llegar estos proyectos. “El año pasado tuvimos restricciones y ahora llegan con esto”, critican, en una zona donde abundan los ganaderos y los agricultores. Además, tampoco creen que este proyecto pueda crear 22 puestos de trabajo y dudan de que una instalación de estas características se pueda hacer en la zona delimitada. “No entendemos cómo nuestro oro líquido se lo vamos a vender a una empresa que hará negocio con esta agua que sentimos como nuestra”, lamenta.