Cómo benefició la “nueva normalidad” a las empresas de medicina prepaga

Cómo benefició la “nueva normalidad” a las empresas de medicina prepaga

Por Agustina Sucri.

El miedo y las restricciones impuestas por el covid-19 llevaron a una drástica reducción de consultas, estudios y tratamientos por parte de los afiliados. Sin embargo, continuaron cobrando las cuotas plenas, muchas accedieron a la ayuda del Estado. Cuentan ahora con “reservas técnicas” pero no actualizan debidamente los valores que pagan a los prestadores y les postergan el plazo de pago. 

Es por demás sabido que en toda crisis hay quienes ganan y quienes pierden. La actual crisis sanitaria y socioeconómica desatada a raíz de la pandemia de covid-19 no ha sido la excepción. Mientras la mayoría de los profesionales de la salud cobran hoy sueldos paupérrimos y los centros privados de salud -al igual que un alto porcentaje de empresas de otros rubros- han tenido que hacer “magia” para lograr subsistir y otros han llegado a estar casi fundidos, las empresas de medicina prepaga se han visto favorecidas.

Por un lado, a partir del surgimiento del covid-19 los afiliados de las aseguradoras de salud dejaron de hacer consultas médicas, realizarse estudios o tratamientos. Continuaron pagando las cuotas plenas pese a no utilizar los servicios ante la inesperada situación. Al mismo tiempo, muchas de las prepagas accedieron al Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP). En tanto que se profundizaron la desactualización de los valores que pagan por las prestaciones a las instituciones y profesionales de la salud y la postergación de los pagos a plazos insostenibles.

Así lo explicó en una entrevista con La Prensa el licenciado Juan Manuel Ibarguren, miembro de la Comisión de Administradores del Consejo Argentino de Oftalmología, licenciado en Administración de la Universidad Nacional de Córdoba y Magister en Administración de Servicios de Salud de la Universidad Católica de Córdoba.

- ¿Cómo impactó la pandemia en las instituciones de salud y qué rol adoptaron las prepagas?

- El 2020 fue un año muy particular para toda la economía y la sociedad, pero para las instituciones de salud fue muy crítico en virtud de que para poder funcionar tuvimos que adecuar un montón de cuestiones vinculadas a la pandemia, de acuerdo a los protocolos. Esto fue común a todas las organizaciones, pero en el área de la salud, y de la oftalmología en particular, es crítico.

Hay que tener en cuenta que el primer médico contagiado de covid-19 en el mundo fue un oftalmólogo. En el caso de la oftalmología -como puede pasar con otras especialidades como la odontología o la otorrinolaringología-, debido a la cercanía que hay con el paciente, además de haberse demostrado que el virus es transmisible por las secreciones del ojo, todos los procedimientos de profilaxis para la atención son extremadamente necesarios y también caros. Se tiene que usar material de calidad. Subrayo esto porque prácticamente ninguna de las prepagas ni de los financiadores reconocieron en tiempo y forma un adicional que solicitamos para poder enfrentar esa situación.

A su vez, hay aforo o programación de turnos, no solo en las instituciones de salud sino en todas las organizaciones, con protocolos, por los que se puede ver un paciente cada media hora y se debe respetar la distancia social, por ende, el volumen en general que se atendía de pacientes se vio reducido prácticamente al 40%, cuando estábamos trabajando al máximo. Y muchos meses se trabajó a menos del 20% de la capacidad general de las organizaciones.

Ese es el panorama primario de cómo impactó la pandemia y el no acompañamiento que tuvimos en primera instancia del sector denominado “financiador”.

- ¿Se exigió a las instituciones y prestadores de salud que ofrezcan el kit de bioseguridad para los pacientes?

- Eso lo dispuso el ministerio de Salud de cada provincia, que realizaba inspecciones muy rigurosas -como corresponde- exigiendo todo lo correspondiente y si uno no cumplía con esa pauta corría el riesgo de clausura.

- ¿Ninguna prepaga cubrió esos materiales extra que se necesitan para la protección de médicos y pacientes?

- Hubo un silencio absolutamente generalizado. Después de muchísima presión, y una ardua negociación, recién en octubre Galeno lo reconoció. Las otras prepagas ofrecían el kit pero solamente para atención de urgencias, lo cual era absolutamente irracional porque toda la actividad oftalmológica se siguió realizando bajo la modalidad programada, ya que la mayoría son patologías crónicas. Es decir que necesitan tratamiento o resolución quirúrgica. Sin embargo, la mayoría de los financiadores determinaron, de manera unilateral, que los adicionales por covid-19 solamente eran para las urgencias. O sea que se convirtieron desde marzo hasta noviembre en empresas de urgencias, no de cobertura prepaga.

- ¿Qué pasó con los aumentos de las prepagas el año pasado?

- Ya antes de la pandemia, los prestadores veníamos con una situación de un retraso enorme de los valores con respecto a la realidad y, sobre todo, a nuestra estructura de costos. Las prepagas han implementado un sistema -eso no está legislado ni existe una normativa al respecto- por el cual a medida que la Superintendencia de Servicios de Salud les autoriza a aumentar la cuota, ellos trasladan aumentos a los prestadores.

En 2020 hubo un aumento de solamente el 10% de los aranceles, cosa que es impresentable porque si solamente se calcula la inflación para ese periodo es por lo menos el triple. Y no es solo la inflación la que impacta en la estructura de costos. Hay que tener en cuenta que en organizaciones como las oftalmológicas, el 40% de los insumos son dolarizados, no solo los medicamentos y descartables sino el mantenimiento y adquisición de tecnología. Y hubo movimiento en el tipo de cambio. También hubo paritarias, es decir que se aplicaron los aumentos que se pactaron en su momento para el personal de la sanidad, más la inflación.

Y, a su vez, la carga impositiva que si bien el Gobierno ayudó con respecto a los aportes patronales, los impuestos nacionales, provinciales y municipales, siguieron gravándose al 100%. Por lo tanto, la estructura general de costos creció mucho más que proporcionalmente lo que se otorgó en 2020, pero ya veníamos con una distorsión enorme, una brecha muy grande, en 2019, 2018, 2017, y para atrás también.

En un estudio que realizamos, demostramos la diferencia entre los aumentos que autorizó la Superintendencia de Salud a aplicar a las prepagas a sus cuotas y lo que ellos verdaderamente trasladaron a los prestadores, en este caso oftalmológicos. Hay diferencias que para siete años llegan aproximadamente al 150%. Ese es un retraso enorme.

- Debido a la pandemia en muchas especialidades se redujeron hasta un 80 o 90% las consultas. Por lo tanto, se redujo de manera drástica la prestación de servicios, pero las prepagas continuaron cobrando la cuota plena…

-  Los tres primeros meses, es decir marzo, abril y mayo, los centros de salud polivalentes estaban trabajando a un 25%, y a nivel de centros monovalentes y de súper-especialidades trabajaron a un 10 o 15%.

En Capital Federal, donde la cuarentena fue más estricta hubo centros que estuvieron totalmente cerrados. En síntesis, las prepagas acumularon recursos de manera importante y, elegantemente, algunos les llaman “reservas técnicas” mientras otros directamente dicen “hicimos caja pero ahora no sabemos qué va a pasar”. Ese excedente no se aplicó para financiar a los prestadores, que además de estar incurriendo en costos adicionales estamos al borde de la cesación de pagos por el bajísimo nivel de actividad, con leyes laborales que impiden prescindir de personal.

- Pese a esta situación “favorable” para las prepagas, muchas accedieron al ATP otorgado por el gobierno.

- En efecto muchas accedieron al ATP y también muchas clínicas pudieron seguir funcionando por algo de la ayuda del ATP y la flexibilización de los aportes patronales. Paradójicamente, la gente de las prepagas hacía caja y obtenía los ATP. Pero, además, siguieron con un diferimiento de los pagos. Pedimos en su momento que se nos ayudara acortando los plazos de pago, pero se dieron situaciones en algunos casos extraordinarias. Al sentarnos a negociar con algunas prepagas, como tenían plata excedente nos ofrecían pagarnos por adelantado prestaciones a precios viles.

- ¿Cómo repercute esta situación en la atención de los pacientes y en la salud de las personas?

- Las clínicas oftalmológicas, si no cumplen con los protocolos y los requisitos de prevención, son focos de infección inmediato. Por lo tanto, por una cuestión de responsabilidad lo hemos tenido que asumir por cuenta propia. Pero este comportamiento de las prepagas, en especial Swiss Medical que es un emblema de la falta de consideración porque con las otras por lo menos se ha podido conversar, ha generado una reacción en los profesionales médicos muy negativa porque sienten absolutamente menoscabada su profesión.

No es fácil trabajar todos los días con esos barbijos que te dejan marcada la cara, deben bañarse al llegar a su casa y sacarse todo por el peligro de contagiar a la familia. El estrés al que están sometidos los médicos y el cero reconocimiento por parte del financiador causa un malestar. Muchos incluso nos han planteado que no quieren atender pacientes de determinadas prepagas.

- ¿Además las prepagas han tomado represalias hacia las entidades y profesionales de la salud que presentaron reclamos por esta situación, sacándolos, por ejemplo, de sus cartillas?

- Sí. Eso se dio porque durante todo este tiempo, desde marzo a la fecha, desde los grupos de clínicas que se organizaron ante la problemática se elevaron informes tanto al gobierno Nacional como a las empresas de medicina prepaga, en los que se calcularon los costos que tenían las medidas de bioseguridad exigidas ante la pandemia. El gobierno Nacional nos respondió y desde las prepagas no contestaron nada. Eso demuestra la falta de consideración.

- Las prepagas terminan siendo las que tienen la última palabra en cuanto a la calidad de prestaciones que se ofrecen a los pacientes. ¿Nadie controla que los porcentajes de aumentos que ellos aplican en sus cuotas sean trasladados a los valores de las prestaciones?

- Claro, porque el sistema está regulado a medias. Tienen un nivel de regulación de precios de lo que ellos le pueden cobrar al público, pero cuentan con la libre contratación. Existe un Programa Médico Obligatorio (PMO) por el que hay una serie de prestaciones que deben cubrir en función de los planes que ofrecen, pero los valores a los que pagan las prestaciones tienen un retraso muy grande.

Hoy se habla de las prepagas como financiadores de salud, pero son gerenciadores porque el financiamiento lo estamos haciendo los prestadores, no solo por lo que vengo explicando sino también por los plazos de pago. Una sola de las prepagas más importantes tiene un plazo razonable de pago, todas las demás además de morosidad tienen plazos que son inauditos, pagan a los 90, 120 y hasta 180 días. A valores atrasados. Eso es insostenible. Por lo tanto, los prestadores tienen el peso productivo y la carga financiera porque tienen que aguantar el plazo para poder cobrar. Y no lo digo yo, sino que lo ha dicho el presidente de la Nación: las prepagas tienen inversiones en instrumentos financieros. Quiere decir que el excedente que tienen por no pagarle a los prestadores, más el ATP, más la baja en la cantidad de prestaciones que hubo en todo este periodo -que ellos llaman reservas técnicas- las han colocado en instrumentos financieros para cubrirse de la inflación pero a costa de los prestadores.

- Las prepagas plantean la hipótesis de que luego vendrá una oleada de demanda de los servicios médicos, pero la realidad es que hay patologías que si no se atienden a tiempo resultan mortales y, otras, como en la oftalmología, tienen consecuencias irreversibles luego de su progreso. Por lo tanto, son prestaciones que no se dieron ni se darán.

- Ellos hablan de que hay una demanda contenida y que cuando todo se normalice tendrán un aumento de los egresos desproporcionado a lo razonable. Pero uno tiene que plantearse que el covid-19 ya no es más covid-19, sino que estamos en un problema gravísimo porque hablamos del covid-20 y del covid-21 y no sé hasta cuándo. Entonces proyectamos que no tendremos condiciones de la mal llamada normalidad y que esta “nueva normalidad” se va a extender por mucho tiempo. Esta nueva normalidad ha beneficiado financieramente a las prepagas. Y los prestadores estamos fundidos.

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