Desafíos que deben enfrentar las cadenas de suministro para lograr una mayor competitividad

Por Richard Fernández

A nivel general, hoy las cadenas de suministro tienen que ser extremadamente dinámicas y se han convertido en una ventaja competitiva para las empresas. 

Durante el contexto del COVID-19, adaptarse a los nuevos hábitos de consumo, a los elevados precios de los comodities, a los altos plazos de entrega de materias primas importadas, al incremento de los combustibles y de los fletes, ha implicado optimizar los procesos de abastecimiento, reordenar los procesos de distribución, innovar e implementar soluciones basadas en tecnología como una prioridad para entender los mercados y mejorar el nivel de servicio.

Este año el proceso de Planeamiento de Ventas y Operaciones (S&OP) retomó su protagonismo, alineado a una flexibilidad demandante, para asignar correctamente los recursos de la organización y hacer un eficiente uso de estos. Por ejemplo, las empresas líderes del sector bebidas, especialmente las embotelladoras, manejan sus procesos bajo un procedimiento estructurado denominado Planeamiento Integral de Ventas de Operaciones (PIVO) con el fin de agilizar y mejorar toda la cadena de suministro, desde los proveedores hasta la entrega al cliente, asegurando la correcta atención y abastecimiento.

Durante 2022, las cadenas de suministro continuarán experimentando grandes cambios, retos y deberán incorporar nuevas y mejores soluciones para la optimización de sus procesos. Por eso, las empresas deben estar preparadas para asumir estos desafíos enfocados en:

Mejoramiento del nivel de servicio. Es necesario ejecutar acciones con enfoque en el cliente. Es así como se puede impulsar la digitalización mediante aplicaciones para fortalecer la interacción con los socios estratégicos o la creación de canales de venta directa. Para entender a los clientes es sumamente importante el uso de tecnologías como la inteligencia artificial, el machine learning, el big data, así como herramientas de planeación y tracking de última milla que garanticen una adecuada trazabilidad y eficiencia en las operaciones que maximicen la experiencia del consumidor.Aumento de la flexibilidad. Es vital establecer procesos ágiles que permitan innovar, adaptar la infraestructura a las nuevas tendencias y necesidades de los clientes y de los consumidores, así como desarrollar la capacidad para optimizar el abastecimiento de materias primas ante un comercio internacional aún impactado por el efecto látigo de las reducciones abruptas del suministro y de las transacciones comerciales en 2020. Esta flexibilidad tiene que estar apalancada con un alto compromiso de las empresas con fomentar en sus equipos una política de perder el temor a equivocarse, donde la prueba y el error sean parte del proceso de éxito o aprendizaje.Agilización del comercio electrónico y los ecosistemas digitales. Seguir impulsando la alta penetración del comercio online, los pagos digitales y la omnicanalidad serán factores decisivos para alcanzar una mayor competitividad empresarial. Esta se podrá evidenciar en aspectos como la reducción de costos gracias a la digitalización, que favorece la expansión de los canales de venta, así como la automatización de los procesos. Con la implementación de estas pautas, las organizaciones podrán adaptarse mejor a los cambios del mercado o a las demandas de los consumidores.Incorporación de la sostenibilidad. Será cada vez más relevante promover la economía circular para la sostenibilidad de las empresas, con impacto de valor social y ambiental. Desde el inicio se deberá buscar la reducción y eficiencia en el uso de los recursos, pasando luego por iniciativas de reutilización y reciclaje. La cadena de suministro deberá estar preparada para integrar procesos de logística inversa bajo ese enfoque, que implicará trabajar de una manera mucha más colaborativa con proveedores y aliados estratégicos bajo un mismo fin.

Todos estos desafíos estarán orientados a captar las preferencias de los clientes y consumidores, por lo que la propuesta de valor tiene que venir apalancada de una alta eficiencia en los procesos de la cadena de suministro, con un uso intensivo de tecnologías de la información, que aseguren ser una ventaja competitiva para las empresas en un entorno desafiante.

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