Una de las bebidas carbonatadas más icónicas del Perú logró abrirse paso hasta llegar a Argentina, donde, con un nombre diferente, pero con el mismo sabor de siempre, cautivó el paladar de miles de personas. Se la nombró como la Chola de Oro, una gaseosa similar a la Inca Kola y que tuvo un gran ascenso, por lo que se popularizó rápidamente en diferentes restaurantes gauchos.

Fue lanzada al mercado en 2006 por Carlos Echevarría, economista proveniente de la selva peruana. Este empresario, con algo de ingenio y muchas ganas, puso en marcha una de sus ideas: crear una bebida que se asemejara a la Inca Kola y que empleara insumos importados desde el Perú, ya que en esa época era un negocio rentable y al alcance del bolsillo de este inventor.

Asimismo, pensó en un nombre que resaltara los rasgos típicos de la cultura peruana y que sea del agrado de los argentinos. “Le puse chola por su origen peruano, y oro para revalorizarla, para jugar con nuestro sabor y con el oro de los incas", mencionó en una entrevista para Latina. Además, el sabor fue algo que también se conservó, puesto que era prácticamente una Inca Kola solo que con un nombre diferente.

Fue así como, durante el 2007, 2010 y 2011, esta bebida cautivó el paladar de miles de argentinos, quienes iban a los restaurantes a degustar platillos peruanos junto al sabor único de la Chola de Oro. Incluso, los mismos peruanos, en un afán de sentirse como en casa, buscaban esta gaseosa en las bodegas más cercanas para acompañar sus almuerzos o tardes libres.

El éxito de la Chola de Oro también se atribuye a su enfoque en el marketing y la publicidad. La empresa detrás de la gaseosa supo aprovechar las diferentes necesidades que el mercado solicitaba, por lo que durante varios años fue una de las bebidas más tomadas con sabor a Perú.

Lamentablemente, al día de hoy, este producto ha escaseado notablemente y solo algunas tiendas de Argentina lo vende; por ello, es difícil encontrarlo a diferencia de años pasados.