Los juegos del hambre: un puñado de empresas especula con los precios de la comida

Los juegos del hambre: un puñado de empresas especula con los precios de la comida

Los alimentos aumentaron 15,6 % en agosto. La alimenticia es una industria altamente concentrada, lo que les otorga un poder para remarcar y garantizar sus ganancias, con el indispensable aval del Gobierno. Tras la devaluación de Massa pos PASO, los precios de los alimentos se dispararon. Son miserables que juegan con el hambre del pueblo. Qué propone la izquierda.

La inflación de agosto de 12,4% fue un nuevo zarpazo al bolsillo de la clase trabajadora. La disparada de los precios es la consecuencia de la devaluación que aplicó Sergio Massa a pedido del FMI.

La situación más crítica es con los alimentos, el bien más básico para garantizar la condiciones de vida. Los pulpos de la alimentación concentran el negocio y pese a que Argentina tiene producción de sobra en relación a la cantidad de población, imponen precios que resultan prohibitivos para millones de personas. En un contexto de elevada inflación, la conducta del gran capital concentrado es remarcar los precios para defender y mejorar su rentabilidad.

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Un estudio del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) reflejó que tres cuartas partes de la facturación de los productos de las góndolas es explicada por veinte empresas. Algunas de estas empresas son Sancor, Danone, Molinos Río De La Plata, Molinos Cañuelas, Unilever, Mastellone, Coca Cola, Aceitera General Deheza, Procter & Gamble, Papelera Del Plata, Cervecería Quilmes, Pepsico y Arcor. Son las que se aprovecharon del río revuelto de la devaluación que implementó el ministro de Economía para enviar nuevas listas de precios con aumentos por encima del 20 % en muchos casos.

En el rubro de la producción láctea, tres firmas concentran el 75% de la facturación total (La Serenísima, Sancor, Danone), en la rama de Bebidas sin Alcohol la misma cantidad de empresas controla el 85 % de las ventas totales (Coca-Cola, Villa del Sur y Pepsico). En el caso de los productos para cuidado del hogar son también tres empresas las que acaparan el 76 % del total de la facturación (Unilever, Procter&Gamble y Papelera del Plata).

La solución a este problema solo puede imponerse desde abajo, desarrollando la lucha de clases. Enfrentando el poder oligopólico de las grandes empresas que lucran con el hambre con la organización de los trabajadores y trabajadoras del sector. Es necesario el control obrero de la industria alimenticia. La clase trabajadora tiene el potencial de poder garantizar el abastecimiento a precios accesibles para toda la población.

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Cinco medidas para enfrentar la inflación

Se necesitan medidas de otra clase para combatir la inflación, y medidas de emergencia, que garanticen el nivel de vida del conjunto de las mayorías trabajadoras.

*Aumento salarial de emergencia para recuperar lo perdido para jubilados, ocupados y programas sociales. Por un ingreso mínimo de $248.962 (julio) que es lo que cuesta una canasta básica en el camino de lograr un salario mínimo igual a la canasta familiar que los trabajadores de Ate- Indec calcularon en $384.657 (julio). Junto a la incorporación de cláusulas gatillo que actualice el salario mes a mes según la inflación. La CGT y el conjunto de las conducciones sindicales tienen que ponerse a la cabeza de un plan de lucha para recuperar lo perdido.

*Control de precios por medios de comités de trabajadores y consumidores. La clase trabajadora tiene el potencial de poder garantizar el abastecimiento a precios accesibles para toda la población a través del control obrero de la industria alimenticia.

En el caso de las empresas que no cotizan en la Bolsa, la exigencia del acceso público de los registros contables y de los movimientos bancarios es esencial. Las grandes empresas acuden a miles de trampas para dibujar sus costos y los ingresos reales. Esto abriría el camino para un verdadero control de precios realizado por comités de trabajadores y sectores populares sobre todas las cadenas de productos esenciales, desde la producción, distribución hasta la venta en grandes supermercados. Los trabajadores de las distintas empresas podrán contar con la colaboración de contadores públicos y técnicos para esta tarea. Las empresas que se nieguen a dar toda la información y continúen especulando con los precios y abastecimiento deberán ser nacionalizadas y puestas bajo la gestión de sus trabajadores en colaboración con profesionales de las universidades públicas, como parte de una planificación racional para terminar con el hambre y garantizar una alimentación de calidad.

*Nacionalización de las empresas de servicios públicos. Para cumplir con el Fondo el Gobierno avanzó con la reducción de los subsidios energéticos, haciendo recaer sobre los sectores populares este recorte que se traduce en una suba de tarifas. Su impacto alimenta la dinámica inflacionaria. Con la nacionalización de los servicios públicos, bajo control, administración y gestión de trabajadores y control de los usuarios populares, se podría acceder a tarifas bajas o gratuitas para quienes no pueden pagarlas. Haciendo que los servicios esenciales dejen de ser un negocio.

*Los problemas de la inflación no se pueden enfrentar hasta el final sin tomar medidas que den soluciones de fondo a las contradicciones estructurales de la economía nacional, de atraso y dependencia que se profundiza con el sometimiento al Fondo y pago de la deuda externa. Los grandes empresarios son los que fugan divisas y organizan sus negocios en función de las ganancias que obtienen a nivel internacional. El monopolio estatal del comercio exterior permitiría controlar la entrada y salida de dólares bajo control de los trabajadores, frenando así las maniobras especulativas que hacen las grandes patronales, como la sobrefacturación de importaciones y la subdeclaracion de exportaciones. Junto a la estatización de los puertos que hoy están en manos privadas, y la expropiación de los 4.000 principales.

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*A su vez, la nacionalización de los bancos y la creación de una banca estatal única bajo control de sus trabajadores es clave para evitar la fuga masiva de capitales, para proteger a los pequeños y medianos ahorristas y canalizar el ahorro nacional hacia el crédito que permita desarrollar las actividades más urgentes para responder a las necesidades sociales.

La crisis económica y social se profundiza bajo el gobierno de Massa, Cristina y Alberto. Milei y Bullrich también se proponen continuar y profundizar el camino de ajuste y sometimiento exigido por el FMI. Ninguno de ellos está dispuesto a afectar las ganancias de los grandes grupos económicos, que en el caso de las alimenticias remarcan y especulan con el hambre del pueblo. La única lista de cara a las elecciones que propone enfrentar el ajuste es la encabezada por Myriam Bregman y Nicolás Del Caño.

Para que el costo de esta crisis deje de recaer sobre el pueblo trabajador, este jueves la izquierda y movimientos sociales opositores saldrán a las calles en una Jornada Nacional de Lucha. A la derecha y al ajuste se los enfrenta en las calles.

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