Desde la clínica Santa María les informaron que la señora María Dora había fallecido. Se contactaron para transmitirles la triste noticia y avisarles que estaba firmado el certificado de defunción.
Una vez que el cuerpo estaba sepultado, en el nosocomio comprobaron que en realidad María Dora estaba viva y desconocían la identidad de la persona que fue enterrada.
"Hace 10 días mi tío llevó a mi abuela a su médico de cabecera de la clínica Santa María, por un fuerte dolor de espalda, la revisaron y la mandaron a la casa con medicación. El día lunes 7 de septiembre mi abuela estaba con un fuerte dolor de pecho, por lo que decidieron volver a llevarla a la clínica, la dejaron internada diagnosticandole principio de neumonía. Desde ese día no pudimos volver a verla", escribió su nieta Shirley Hernández.
Asimismo, explicó que "el jueves 10 de septiembre a las 01:30 horas recibimos el llamado con la noticia de que mi abuela había fallecido y en su acta de defunción dictaba fallecida por Covid-19, entre otras. Con todo el dolor del alma ese mismo día a las 15:30 horas. la enterramos, sufriendo el trauma y el dolor de esa situación".
En la publicación, Shirley adjunta las pruebas del acta de defunción y el video de su abuela, después de la terrible confusión.
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