Rosca frenética en el Frente de Todos, entre el dedo y la calculadora

Rosca frenética en el Frente de Todos, entre el dedo y la calculadora

Con CFK como jefa de campaña, el oficialismo hace cuentas para llegar a diciembre y entrar al ballotage. ¿Decidir o conducir? Inflación y FMI, los parteaguas.

Por Marcelo Falak

La confirmación de que Cristina Fernández de Kirchner no será de la partida en este turno electoral revolvió dramáticamente el avispero de un peronismo que se enfrenta al panorama que más temía: con los números de la economía en ruinas, los de las encuestas, enclenques. Todo lo que se publicó el fin de semana puede haberte mareado: Sergio Massa puede ser candidato a presidente, a senador por la provincia de Buenos Aires o irse a su casa; Eduardo Wado de Pedro se hace los rulos, podría ser vice del primero o, incluso, candidato a gobernador bonaerense; Axel Kicillof está decidido a ir por la reelección en la provincia de Buenos Aires, pero podría ser subido por "la jefa" a la disputa nacional; habrá competencia en las PASO del Frente de Todos, postulación de consenso, dedo de CFK o, tal vez, ni siquiera haya panperonismo. Demasiado… 

Sin embargo, no hay que matar al mensajero, el periodismo en este caso. Ocurre que la confusión es extrema, algo natural en un contexto en el que no sólo el peronismo carece de las más mínimas certezas, sino que el crecimiento de Javier Milei en las encuestas no despeja interrogantes sobre su capacidad para convertir el fenómeno en votos –por ahora no encuentra ni a quién mandar a pelear por la gobernación bonaerense– ni, claro, sobre el tamaño del agujero que podría hacerle a Juntos por el Cambio.

Los próximos días, de rosca frenética, irán aclarando el escenario. Tiempo no sobra, ya que el el 14 del mes que viene deberán quedar inscriptas las alianzas que competirán en los comicios y el 24, las listas de postulantes.

 

 

 

¿Decidir o conducir?

Que Cristina no sea candidata no significa en lo más mínimo que su palabra no vaya a ser determinante en el armado de la oferta electoral del peronismo. Como contó Letra P, la articulación de la estrategia será suya, suya, suya.

Sin embargo, dada una dispersión peligrosa que ella es la primera en advertir, su misión inicial será, como te contó el jueves este medio, contener. El dedo no alcanza y el peronismo tiene para a eso una palabra muy práctica: conducir. Eso deberá hacer CFK: conducir lo diverso, que en la crisis y ante el riesgo claro de derrota, es más diverso que nunca.

Eso implica que el líder tiene iniciativa, pero escucha, cede y hace espacio para los sectores disconformes.

Los mensajes de Massa

Massa dejó el viernes definiciones calculadamente pesadas en un encuentro con la dirigencia del Frente Renovador en San Fernando. Sobre todo dos:

  • En referencia al próximo Congreso partidario, señaló que "es clave que el 10 de junio fijemos una posición política definitiva de cara al año electoral respecto del respaldo de candidaturas, de si participamos o no en el Frente de Todos, cómo participamos, cómo se diseña el frente y cómo es la nueva realidad del Frente de Todos en términos de representación política electoral".
  • En 2019 "se pudo armar el Frente de Todos porque hubo generosidad: Cristina era la que más medía, pero decidió romper el techo para construir una cosa más grande y ganadora. Esa tiene que ser también la generosidad para construir en 2023".

Aunque la inflación rampante lo debilita objetivamente, el ministro de Economía no cede por ahora ni en su vocación presidencial ni –especialmente– en su idea de que la elección del postulante del Frente de Todos debe surgir de un consenso, no de PASO competitivas que no harían más que dividir al oficialismo, meterle ruido a la economía y regalarle a Milei la condición de aspirante más votado en las primarias del 13 de agosto.

En ese sentido, sorprendió al no dar por descontada la permanencia de su espacio en el frente y al reclamar gestos de las otras figuras del mismo: CFK y, todavía, Alberto Fernández. Aunque romper no es su intención, este medio señaló antes de que dijera eso en público que había que pensar –a modo de hipótesis– si Massa aceptaría continuar como ministro en un contexto de ruido político extremo y disruptivo de la economía, producido por una estrategia de campaña reñida con la que promueve.

El segundo punto, en tanto, no pareció un mensaje hacia la vicepresidenta, quien, de hecho, no solo se corrió del primer plano en 2019 sino que acaba de hacerlo ahora. La referencia fue para el Presidente, quien insiste en que las PASO sean todo lo plurales que puedan ser, desoyendo sus advertencias. La "generosidad" pedida consistiría en que el albertismo deje de ser una incubadora de precandidaturas, que al menos adelgace esa sobreoferta en la que se anotan un Daniel Scioli recontralanzado –hasta parece tener compañera de fórmula– y Agustín Rossi.

Manual de conducción política

Ante este estado de cosas Cristina deberá conducir, empezando por las charlas privadas y luego, ante las masas, en el acto de este jueves, que se anuncia multitudinario. Como se ha dicho, su primera impresión ha sido la de un panperonismo demasiado roto y que, en tal condición, acaso no podría evitar competencia en las PASO, algo que resistía hasta hace no mucho. Eso, sin embargo, también está por verse.

Así, ¿irá a fondo para alinear al peronismo con "Massa 2023", como pensaba con mayor firmeza hasta hace poco? ¿Meterá a De Pedro en unas internas plurales en las PASO? ¿Apostará, como se especula insistentemente, a "subir" a Kicillof para retener los votos del núcleo duro y aguantar los trapos? Finalmente, ¿habrá PASO libres, PASO con un haz muy limitado de contendientes –uno de los cuales sería el caballo implícito de la comisaria– o búsqueda de consenso aunque duela?

Tiempo al tiempo.

¿El gran ausente?

Aunque pato más rengo cada día que pasa, con su poder licuado en gran medida y detestado por el entorno cristinista, Alberto Fernández también tiene una voz. Por algo el jefe del Palacio de Hacienda les recuerda a todas las partes involucradas que este seguirá siendo presidente por casi siete meses más, lo llama a la "generosidad" y pretende de él que ordene su subsector, más rico en postulaciones que en votos.

El colega Sebastián Lacunza publicó este domingo el elDiarioAr una interesante entrevista al jefe de Estado, en la que se destacan dos referencias:

  • "Demos por cierto que tenemos un electorado dividido en tercios. No logro entender qué significa ‘garantizar el tercio’. Es obvio que hay que trabajar para fidelizar el voto propio, el secreto es ir más allá de los fieles para poder garantizar un éxito. ¿De qué me sirve garantizar mi piso, mi tercio, y entrar en la segunda vuelta, si en esa instancia no sumo votos?".
  • "La inflación existe en la Argentina, pero no como consecuencia del acuerdo con el Fondo. Lo que pasa es que, en su lógica, si vos corregís las tarifas, eso es inflacionario. Si esa es la lógica, ¿qué querés que te diga? No, no tengo solución. Y si no corregís la inflación, ¿qué hacés? Tenés déficit, y si no tenés crédito, emitís. ¿Eso no es inflacionario? Es una discusión. Yo no quiero entrar en esa discusión porque ya la viví, ya la escuché en privado y en público".

Lo primero, claro, es una respuesta a lo dicho el jueves en TV por CFK. ¿Será que la vice está pensando más en consolidar el voto para todo lo que se define en octubre –provincias que no desdoblen, intendencias y, fundamentalmente, la composición del nuevo Congreso– y que el ballotage de noviembre es para ella una quimera en la que ni vale la pena pensar?

Razones para el pesimismo sobran. Ecolatina difundió este domingo un informe demoledor sobre el deterioro de los salarios, las jubilaciones, los planes sociales y varios indicadores más, todos cruciales para la llamada “economía del bolsillo”, problema al que se abocará este lunes Massa con una serie de medidas para sostener el consumo.

Sin embargo, el consultor Juan Courel brindó en Twitter una interesante explicación alternativa al planteo de CFK, que apunta centralmente a la constatación, en varios ejemplos internacionales recientes, de que las segundas vueltas y su lógica polarizadora emparejan las contiendas. Entonces sí: primero asegurar lo propio.

Sobre lo segundo, Fernández pone el dedo en una llaga purulenta. Si CFK quiere que esta vez haya un programa que evite las peleas de los últimos años, queda claro que las facciones panperonistas no tienen posturas conciliables sobre los dos temas más sensibles para el futuro inmediato: qué hacer con la inflación y qué hacer con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Lo que el peronismo discute es si el nuevo régimen de alta inflación, que coquetea peligrosamente con una híper no probable, pero sí posible, sigue siendo un fenómeno que se puede ignorar –pisando el dólar y las tarifas… ¿y manipulando estadísticas?–, si hay que abordarlo poco a poco o si, después de que las elecciones refresquen legitimidades, hay que ir contra él con toda la artillería, con shock y con gradualismo, con ortodoxia y con heterodoxia.

Un acuerdo en lo verdaderamente relevante parece una quimera. Nunca es triste la verdad.

Comentá la nota