No es más de lo mismo: radiografía de un ajuste que ya superó la crisis económica de los últimos ocho años

No es más de lo mismo: radiografía de un ajuste que ya superó la crisis económica de los últimos ocho años

Industria, construcción, consumo, empleo, salarios y asistencia social, se contraen en dos dígitos. ¿Cuánto puede tolerar la población? es el interrogante que resuena a 90 días del plan de “motosierra y licuadora” que impacta de lleno en las condiciones de vida. 

Por

EUGENIA RODRÍGUEZ

 

A tres meses del inicio de la gestión del presidente Javier Milei, los principales indicadores muestran un escenario atravesado por un fuerte ajuste fiscal, como eje central del programa económico en marcha. En ese esquema, datos oficiales y estadísticas privadas reflejan que la economía evidencia signos de recesión en los distintos sectores de la actividad, con el punto en común de que muchas de las variables macroeconómicas relevantes se acercan e incluso ya son peores que las registradas en los meses de crisis por la pandemia de Covid-19, y con un ajuste mucho más fuerte que el implementado hace ocho años atrás. 

En ese sentido, los datos a la fecha dan cuenta del impacto de la mega devaluación y desregulación de fines de diciembre con una suba generalizada de precios que parece no tener techo, aunque con proyecciones a la baja para los próximos meses como la contratacara directa del freno a la actividad, a la producción y las ventasa la vez que cae la recaudación más asociada a la economía doméstica y se refuerza el desplome de los ingresos que ya están en los niveles mínimos de la crisis del 2002.

Si se compara con las dos gestiones de gobierno previas en igual periodo de tiempo, se registran niveles más bajos de producción y consumo, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas directamente golpeadas por el periodo de estancamiento con inflación, con mayores dificultades para sostener la compra de insumos y hacer frente a pagos habituales, al tiempo que ya aparecen alertas de suspensiones y despidos en el sector privado que se suman al brusco recorte en el sector público. A 90 días de que La Libertad Avanza asumiera la conducción de los destinos del país, las empresas consideran que su situación económica está peor que hace un año atrás, y de cara a lo que viene esperan el impacto de la caída del consumo, la obra pública y la menor actividad de otras empresas vinculadas del entramado productivo. Las estimaciones del mercado (REM- Banco Central) para febrero aseguran que “el deterioro se concentró en el primer trimestre” y estiman "una caída en torno al 3,5% del PIB para este año”.

Los primeros noventa días 

Este año la contracción de la actividad podría ser aún más grave que el panorama a la baja ya reconocido por el propio FMI (-2,8% en 2024). La actividad económica cayó 4,5% interanual en diciembre del 2023 y cerró el año con una baja en torno al 1,6%. A su vez, según anticipó la consultora Orlando J. Ferreres (IGA-OJF) el nivel general de actividad registró en enero del 2024 una caída de 3,8% respecto de igual mes del año previo (el dato oficial se conocerá a fines de marzo) por lo que “con la excepción de la agricultura y el segmento de minas y canteras, el resto de los sectores relevantes están mostrando caídas interanuales muy considerables, y las perspectivas de corto plazo no son muy alentadoras”, analizaron. 

Al respecto, apenas asumió el gobierno libertario implementó una mega devaluación del 54% en el valor del peso que impactó en todos los precios, con subas significativas en productos de la canasta básica alimentaria, así como en servicios públicos (quita de subsidios), en medicamentos y prepagas y en alquileres, ello incentivado además por la desregulación vía eliminación de un conjunto de normativas de control de precios y acuerdos vigentes. En relación, el contexto fue similar a los primeros días de la gestión de Mauricio Macri (2016-2019) cuando llevó a cabo una devaluación del 40,4% a fines del 2015 que se trasladó a precios de alimentos y productos de consumo diario, y a las tarifas.

Por su parte, los primeros días del mandato de Alberto Fernández también estuvieron marcados por subas en productos de la canasta alimentaria con un salto cambiario en el marco electoral, no obstante, se fijó un congelamiento por 180 días en tarifas de electricidad y gas natural, en el marco de la intervención de los entes reguladores y los precios de medicamentos se congelaron hasta fines de enero de 2020. Tanto Milei como Fernández sostuvieron el control en las compras de moneda extranjera, a diferencia de la gestión de Cambiemos que “levantó” los controles en diciembre de 2015, aunque luego tuvo que volver a implementarlos. 

En esa línea, la industria sufrió un duro golpe en los primeros meses de este año, ya que se contrajo 5,9% en diciembre y arrancó enero con una baja interanual del 12,4%, según el Indec, al tiempo que la capacidad instalada industrial se posicionó a fines de año en los niveles más bajos de la serie histórica, similares a los registrados en los meses más duros de la pandemia por Covid-19. En detalle, se destaca la situación de rubros como la producción automotriz, que alcanzó niveles récord en la pospandemia, pero que en diciembre se enfrentó a una baja del 17,4%, que se sostuvo en enero (-28,2%) y en febrero pasado (-19%), según informaron desde el sector. De esta manera, se diferenció de lo sucedido a comienzos del 2020, cuando registró un incremento interanual del 39,7%, tras haber cerrado diciembre del 2019 con una caída del 29%. Por su lado, en enero 2016 se produjeron un 30,6% menos de vehículos que en enero de 2015, caída que también se sostuvo en febrero de ese año (-25%). 

Por el lado de la construcción, Indicador sintético de la actividad de la construcción (ISAC) que mide el Indec registró en diciembre del 2023 una caída del 12,2% que escaló en enero al 21,7% (la mayor contracción por detrás de la registrada en mayo del 2020 por la crisis sanitaria), en tanto el Índice Construya (IC) que sigue la evolución de los volúmenes vendidos de productos para construcción al sector privado anticipó para febrero una baja interanual del 26%, tras el impacto del freno a la obra pública, así como la suba del precio de los insumos. La sostenida caída la actividad se da luego de un 2023 que cerró con nueve bajas y cuatro alzas.

Por su parte, el gobierno del Frente de Todos también registró en enero del 2020 una baja aunque de menor magnitud (-13,5%) en ese sector, situación que luego se agravó por la paralización generada en la pandemia, y tras un 2019 -último año del presidente Macri- con todos los meses en contracción. En el caso de Cambiemos arrancó enero de 2016 con una disminución mucho menor (-4,4%) y luego de un 2015 con meses de crecimiento para el sector, al tiempo que el Índice Construya había aumentad3,2% en ese primer mes, frente a la baja del 28% en enero de 2024.

Como otra cara de la coyuntura actual, se suma la situación crítica que atraviesa el consumo. De acuerdo con el Índice de ventas minoristas que publica la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) el indicador marcó tres bajas consecutivas de dos dígitos en los primeros 90 días de la gestión actual (-13,7% en diciembre 2023, -28,5% en enero y -25,5% en febrero de 2024), con bajas considerables en el caso de alimentos, por arriba del 30%.

Asimismo, las ventas en los supermercados mostraron en diciembre una contracción interanual del 6,6%, y de igual manera los mayoristas tuvieron una baja del 7,1%, al tiempo que en centros de compras se registró una contracción en términos reales en diciembre, lo que no ocurría desde inicios del 2021. A la vez que la recaudación (IVA) real (considerando inflación) en diciembre apenas subió 0,8% y ya en enero cayó 10,9% en un marco donde el 61% de las empresas tuvieron baja en sus ventas, según un informe de la Unión Industrial Argentina (UIA). En relación, el patentamiento de autos cayó 20,7% en diciembre, 33% en enero, y 18% en febrero. Si se compara con lo sucedido a principios de la gestión macrista se observan similitudes en la contracción de ventas de autos, aunque las ventas minoristas habían caído en menor proporción (por debajo del 5%) al tiempo que hace cuatro años atrás también se registró una baja en las ventas de vehículos en el trimestre comparado, no obstante, las ventas minoristas registraron bajas similares a 2016, a diferencia del fuerte desplome en 2024.

 

En cuanto a la situación de los salarios, la pérdida de poder adquisitivo se aceleró desde el comienzo de la gestión de Milei. Según el índice RIPTE (remuneración promedio de los trabajadores estables), el salario bruto promedio en enero fue de $555.269 frente a una canasta básica total (alimentos y algunos servicios) que para familia de cuatro integrantes demandó $600.000 para no caer bajo la línea de pobreza. En relación, el salario real promedio registrado perdió el 21,3% de su capacidad de compra entre noviembre de 2023 y enero 2024, lo que lo ubicó en poco menos de la mitad del valor de noviembre de 2015. Así lo estimó el centro CIFRA-CTA que indicó que el deterioro de los salarios es un punto coincidente que se viene registrando desde los últimos ocho años.

En el gobierno de Mauricio Macri se observó que entre fines de 2015 y 2019, la caída del salario real fue del 20,6%, en tanto que, durante la gestión del Frente de Todos, la pérdida fue del 5,1%, aunque medido en términos de poder de compra de los alimentos, la contracción escala al 15,9%. Es decir, los trabajadores vienen perdido hace rato la pelea por la distribución del excedente generado en la economía, pero ahora de forma mucho más rápida: en dos meses el poder adquisitivo cayó en niveles similares a las bajas registradas en todo el periodo de gestión de los anteriores gobiernos. Esto se observa también al mirar la recaudación en Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social que cayó 26,5% en enero y 25,1% en febrero, al tiempo que la recaudación interanual del impuesto a las Ganancias se redujo 36,5%.

En el mismo sentido, respecto del ajuste fiscal implementado por la actual gestión nacional, en este trimestre bisagra se concretó en el mayor recorte real interanual de gasto público de los últimos 30 años. En cuanto a las partidas que -teniendo un peso clave en el gasto- mostraron los mayores recortes sobresalen las prestaciones a la Seguridad Social (jubilaciones y pensiones) que disminuyeron 36,4% en enero y 33% en febrero, por la pérdida del poder adquisitivo de dichos ingresos: “Los haberes actualizados únicamente por la fórmula de movilidad (no alcanzados por los bonos compensatorios) mostraron una reducción real de 43% durante el primer bimestre de 2024 comparado con el mismo período del año pasado”, señaló en su último informe la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC).

A esto se agrega la "motosierra" en los subsidios energéticos (-59,5% real), los gastos de capital (-82,4%) y los programas sociales (-29,9%), los rubros que donde más se sintió la reducción de los gastos. Lo anterior fue compensado por las subas en el Impuesto PAIS (405,9%) y en los Derechos de Exportación (70,9%). 

Comparado con las medidas fiscales de los gobiernos anteriores, en el caso de la gestión de 2016-2019 se implementó un paquete de políticas que incluyó quita de retenciones al sector agroexportador y a grandes industrias, y la reducción progresiva del impuesto a los Bienes Personales (a la propiedad), sumado a cambios en el tributo a las Ganancias que llevó a que más de un millón de trabajadores y jubilados pasaran a pagar ese impuesto. Esta última medida está en la agenda del gobierno de La Libertad Avanza que, por pedido del FMI, busca que más trabajadores vuelvan a pagar este impuesto. En la gestión macrista también cayó la recaudación en Seguridad Social como resultado de la destrucción de más de 270.000 fuentes de trabajo.

Por su lado, desde 2020 se implementó el actual impuesto PAIS, se modificaron los derechos de exportación del agro y fijaron alícuotas diferenciales a pequeñas y medianas empresas. A su vez se modificó el Mínimo No Imponible de Ganancias y se sancionó una nueva Ley de Movilidad Jubilatoria que, debido al proceso inflacionario, dejó a los haberes por debajo de la suba general de precios de la economía. 

Qué esperar para este año

El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que difunde el Banco Central señaló recientemente que para febrero se espera una inflación de 15,5%, que para marzo rondaría el 14% y con una suba interanual del 212,7% para 2024. Por su parte, el Producto Interno Bruto (PIB) real sería 3,5% inferior al promedio de 2023, y la recesión actual se extendería por lo menos hasta el segundo trimestre de este año, en un contexto donde la desocupación subiría al 7,8%. 

Por su lado, desde la consultora 1816 señalaron que “la clave es la paciencia social, indicadores de opinión pública dicen que apoyo a Milei se mantiene altísimo, pero continúa siendo el gran riesgo a monitorear (ventas de alimentos en comercios PYME bajaron 35% interanual real en primer bimestre). Esto es una carrera: ¿Qué llega primero, el rebote de la economía o el malhumor social por bajos ingresos?”, se preguntaron. Por su lado, desde Ecolatina destacaron que “veremos a exportaciones recuperándose, impulsadas por el rebote de la cosecha agrícola” mientras que el golpe más duro se sentirá en los sectores vinculados al consumo interno (consumo privado, consumo público e inversión productiva) que “se verán notablemente deteriorados”.

Desde la UIA informaron, en la primera encuesta a 700 firmas del sector de este año, que el 61% de las empresas dio cuenta de una caída en sus ventas (en enero del 2023 fue del 45%), en tanto que las exportaciones disminuyeron para el 41% de las empresas y el empleo cayó 21%, a la par que el 53% respondió tener dificultades para afrontar salarios, proveedores, compromisos financieros, servicios públicos e impuestos. A su vez, desde CAME, señalaron que los comercios relevados aseguraron que “febrero fue un mes para el olvido, con días consecutivos donde no se registraron ventas. Las familias dejaron visibles todos sus problemas económicos y en los hogares hubo desahorro (los gastos fueron mayores que los ingresos) para llegar a fin de mes”. En tanto, se registraron algunos problemas para conseguir mercadería por demoras en las entregas y, por falta de liquidez,  se hicieron más pedidos de lo habitual a los proveedores, pero por bajos montos.

Finalmente, desde FIDE advirtieron que “los datos de enero y febrero dan cuenta de que la crisis se sostiene y no hay razones para pensar que la tendencia cambie en los próximos meses. No se advierte cuáles pueden ser las fuentes internas que traccionen la demanda, no lo es el consumo y menos aún la inversión, interna y externa. Las exportaciones primarias y sus manufacturas son el único componente de la demanda agregada con impacto expansivo, aunque menor a las proyecciones previas, por baja en los rendimientos y la caída en los precios internacionales. Más difícil es la situación de los complejos industriales exportadores, condicionados por el encarecimiento de insumos y partes importadas y las dificultades para hacer frente a los pagos a sus proveedores internacionales". En este escenario, el centro de investigación proyectó de forma preliminar para 2024, "una caída del PIB en el entorno del 7%”.

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