Por Marcia Dell´Oca

Las perspectivas para el trabajo de mediano plazo son adversas. Los salarios se encaminan a cerrar el año con la peor pérdida de poder de compra desde 2018 pese a que el nivel de desempleo llegó a un mínimo del 5,7% en el tercer trimestre. Y para 2024 economistas advierten que, por la estanflación, el desempleo se elevará sin recuperación del poder adquisitivo.

De acuerdo a los últimos datos del Indec, el poder adquisitivo de los salarios formales en los primeros diez meses de 2023 ya acumulaba una pérdida de 2 puntos porcentuales frente a la inflación (2,3 en el caso de los trabajadores privados y 1,5 en el caso de los públicos). Y, producto del fogonazo inflacionario de noviembre con el 12,8% y de diciembre con un estimado del 25%, el año se encamina a terminar con los salarios menguados en su poder de compra incluso más que en 2018, año en el que el Índice de Salarios del Indec mostró una caída del 12,1% una vez corregido por inflación.

A diferencia de lo que ocurre con otros bienes y servicios cuya oferta decrece cuando su precio cae, en el caso del trabajo los bajos salarios inducen al fenómeno de “trabajador adicional” por el que las familias salen a ofrecer más horas de trabajo en el mercado para intentar completar los ingresos con los que hacerle frente a la canasta básica. Por ende, para la consultora Ecolatina, en la primera parte del año “más gente buscará un empleo para apuntalar los erosionados ingresos familiares” al tiempo que otras familias se verán afectadas por la pérdida de empleo formal producto de la recesión.

“Sin embargo, esta nueva potencial masa de desocupados no implicará necesariamente un sustancial incremento en el desempleo. Incluso en un escenario crítico, es de esperar que parte de la pérdida de empleo formal migre hacia puestos de trabajo informales y cuentapropistas, caracterizados por ser de menor calidad. Este cambio, si bien no es deseable, puede ser un factor que contenga el incremento del desempleo, que subiría a la zona del 8%”, aclararon.

Cabe recordar que la definición de tasa de desempleo abierto contempla la relación entre los trabajadores sin trabajo que buscaron efectivamente un empleo en relación con la población económicamente activa (PEA) y no respecto del total de la población. Así, un aumento de la PEA puede disimular el incremento de la desocupación.

De esta forma, la baja en la desocupación a su nivel más bajo desde la salida de la convertibilidad estuvo parcialmente explicada por el crecimiento del empleo informal, no solo por el formal. Al respecto, Ecolatina detalló que, de las 284 mil personas que dejaron de estar desocupadas respecto de igual trimestre de 2023, “el impulso a los asalariados formales vino dado por el empleo público: aumentaron 8,6% i.a., muy por encima de los puestos de trabajo del sector privado (+2,6% i.a.). De hecho, el empleo en la administración pública y educación -tiende a aumentar durante el tercer trimestre por la formalización de cargos- explicó más de la mitad del aumento de los ocupados totales”.