Caleta Olivia entre los cortes, la presión de los municipales y el sentimiento de “desestabilización”

Caleta Olivia entre los cortes, la presión de los municipales y el sentimiento de “desestabilización”

El clima enrarecido sigue envolviendo a Caleta Olivia. No solo el olor nauseabundo del rebalsamiento de cloacas, recibe al viajero en la ciudad norteña de la provincia, un piquete establecido en las últimas horas busca desabastecer a Río Gallegos. En el municipio no encuentran las herramientas (léase fondos) para resolver un problema que convive desde el primer día con la gestión del Intendente. Como ocurre en estos casos hay cruces políticos, acusaciones de todo tipo y la infaltable “desestabilización”, tiene un lugar reservado en los medios.

La información objetiva da cuenta que un centenar de personas se encuentran desde las 5 de la mañana apostadas en al ruta provincial Nº 12 en Caleta Olivia, cortando el tránsito a todo tipo de vehículos del sector petrolero y del transporte, no así – hasta el momento – a los autos particulares.

Son empleados municipales que reclaman el aguinaldo impago y algunos del denominado módulo 7 que aún no habrían percibido sus haberes. Las “negociaciones” ya no las hace solo el Intendente Facundo Prades, a quien prácticamente no lo atiende nadie, sino que las lleva a cabo directamente el titular de la FETRAM ante el gobierno provincial.

Lo de arriba, abajo

En Caleta Olivia no solo está subvertido el orden institucional, Prades busca directamente plata en Nación, la Fetram habla con Alicia, la gobernadora manda fondos cuando se le ocurre y nadie parece tener obligaciones con la ciudad ni el municipio sabe cómo resolver el problema con la sociedad, sino que existe una disociación política clara que ha metido todo en una bolsa, ha revuelto las instituciones y las ha mezclado con las obligaciones de los funcionarios electos, la política partidaria, la oposición, los intereses personales y sobre todo eso, la falta de recursos. El resultado es esto que hoy se ve en Caleta Olivia: un caos político, sindical, social y ambiental.

No hay fondos para pagar salarios ni aguinaldos y la gente hace paro y piquete, falta la plata para infraestructura y las cloacas rebalsan, como consecuencia de los paros la basura no se levanta ni hay recaudación. El Intendente Prades en su desesperación por sacar adelante la gobernabilidad de una ciudad difícil, habló con todos y se quedó sin nadie. Hoy no lo atienden o lo hacen con dificultad, la gobernadora que le prometió y nunca le cumplió o Nación que lo mira de reojo, recordándole que a ellos no les corresponde “resolver los problemas del municipio”, porque eso fue parte de una mala costumbre instaurada por el kirchnerismo que hoy pretende revertir. Pero la ayuda se necesita y no llega; y todos los meses se vive la misma historia, más los retazos de aquellos problemas que vienen del mes anterior, donde una buena parte quedó sin cobrar, los proveedores que exigen los pagos o cortan servicios y así parece que esto seguirá eternamente, o al menos por los próximos 3 años.

Cuestión de plata

Una coyuntura horrible le toca transitar al Intendente Prades, quien, convengamos, no ayudó demasiado a la “descomplejización” del problema que recibió como una papa caliente que hoy le quema las manos. En este tránsito difícil, con un camino empedrado y un futuro de resolución incierta, afloran las excusas y las culpas. El Frente Unión Para Vivir Mejor, fraccionado como la fruta fina, reflota las viejas rencillas internas que la UCR supo conseguir durante todo este tiempo en que Eduardo Costa se sostiene, además de con plata, con una conducción férrea y que está siendo puesta en duda por muchos correligionarios, porque ni siquiera con él como candidato se da el viejo refrán de “no hay dos sin tres”.

Las elecciones de 2007, 2011 y 2015, lo tuvieron como favorito para gobernador, pero no llegó a coronar y esto en política no se perdona tan fácilmente y comenzaron los codazos dentro del partido de Irigoyen. El hoy diputado nacional lo explica desde las trampas tendidas por el kirchnerismo, pero algunos dentro del radicalismo extendido hoy, piensa “tal vez no hay tres sin cuatro”. Y un sector cuestiona fuertemente su próximo intento reincidente para el 2019 y quieren un game over para el ambicioso empresario que está lejos de recoger las banderas.

Entonces, los cuestionamientos que parecían “dormidos”, comienzan a aparecer en el horizonte de la política vernácula sobre quién podrá llegar si nadie tiene la plata para hacer una campaña tan sostenida y cara y los interrogantes arrecian; ¿Nadie se ha explicado cómo hace Eduardo Costa para sostener las carísimas campañas políticas que ha enfrentado estas tres oportunidades anteriores a gobernador, sin contar las de diputado nacional y la que inició para senador?. Lo curioso, tal vez, sea plantearlo desde otro punto de vista y preguntarse ¿Qué interés puede tener un empresario como Costa que hace tres campañas invierte mucha plata para llegar a gobernador y no lo consigue? ¿De dónde obtiene los fondos para sostener tantas campañas fallidas? ¿Es acaso, el espíritu patriótico que anida en el candidato lo que lo mueve a reincidir sin escatimar fondos que son muchos y millonarios? ¿Cómo buen empresario está “invirtiendo”?, porque si invierte, es para recuperar ¿En virtud de qué, un candidato como Costa puede gastar tanto dinero, ya que como empresario la norma dice que si el capital no es recuperable nada se debe arriesgar? ¿Pensará recuperarlo si llega a la gobernación? ¿Cómo lo hará, sin producir un ilícito o estar en contra de las elementales leyes de la ética pública?. Si acaso no lo piensa recuperar ¿Dónde quedó su espíritu empresario? ¿O se transformó en un filántropo que solo piensa en Santa Cruz a costa de su propio bolsillo? ¿O la plata la ponen otros? ¿Quién o quiénes? ¿La ponen sus proveedores, a los cuales les pesaría no colaborar con las campañas de Costa, atendiendo al enorme cliente que es el Hipertehuelche como cadena comercial en la Patagonia? Y si un día gana ¿Retribuirá a esos mismos que loa ayudaron a subir, utilizando como moneda de cambio la función pública, las licitaciones o una ubicación privilegiada de los aportantes, en el nuevo orden provincial?.

Todo es cuestión de plata, Eduardo Costa lo sabe y Facundo Prades también. Por los fondos se sube o se baja en política y ambos tienen tan bien definido ese límite que han sabido acercar las fichas en las elecciones últimas, aunque la ruptura partidaria siempre estuvo presente; tal vez la arregle alguna nueva valija o un acuerdo familiar para que Eduardo vaya con el legendario hombre del radicalismo, Carlos Prades en la dupla senador-diputado por la provincia de Santa Cruz. Vaya a Saber. Hoy, Facundo Prades le reclama a Costa que no hace nada por Caleta Olivia ante Mauricio Macri y Costa le dice (sin decirlo) que no puede ir a pedirle plata a Frigerio, si el intendente está en romance (obvio, en el sentido político estricto) con la gobernadora Alicia Kirchner. Todo es cuestión de plata, pero también de posicionamiento político y en este sentido, Facundo Prades no sabe hoy dónde está.

Nubarrones negros

Caleta Olivia, entonces, está partida ambiental, social y políticamente. Sin un acuerdo político entre Prades la nación y la provincia, no hay futuro para esa ciudad. Alicia Kirchner hace el juego perverso que aprendió de su hermano, ofrece, promete y acaricia la cabeza de quienes buscan besar su anillo y luego los evita. A la gobernadora no le conviene un conflicto permanente en la ciudad que desvalijaron Córdoba y Cotillo, pero sueña con que Prades se canse, tire la toalla y ella pueda enviar a sus esbirros a hacerse cargo de una emergencia de la que es coautora.

El municipio de Caleta Olivia que destila necesidades, hoy salió a través del Secretario de Gobierno de la Comuna, José Luis Lacrouts, a desmentir que en la nueva administración hayan ingresado 600 nuevos cargos, versión que brotó de algún rincón donde se filtraron datos sobre la cantidad nueva de gente que trajo la administración Prades y como siempre sucede en estos casos, el funcionario metió la mano en el bolsillo, sacó los enanitos verdes del complot y los fantasmas de la desestabilización y cargó contra cualquiera, lógicamente y en especial contra los medios, que pretenden quebrar al gobierno municipal.

La realidad: ningún medio puede ni tiene capacidad para destituir o desequilibrar a un gobierno; las redes sociales son manifestaciones espontáneas, desequilibradas y anárquicas, sin otro impacto cierto que la masividad y la repetición y solo hay que ignorarlas; las declaraciones políticas son espasmos que fluctúan con el cambio de humor de los opositores o los más afines, pero nada de esto por separado ni todos en su conjunto, son capaces de “desestabilizar” a un gobierno, como sí lo son las propias incapacidades, la falta de organización, la incompetencia, una gestión defectuosa o la irremediable soledad en la que se quedan quienes no saben de qué lado están en la vida. Además de todo esto, lo más importante para gobernar son los fondos y esos fondos se consiguen de dos maneras; una, cuando la política se concibe con inteligencia y no con mezquindades o capricho. La otra forma de conseguirlos, es como lo hace el kirchnerismo. 

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