Ibarra descartó despidos masivos, pero abrió la puerta a nuevas cesantías

Ibarra descartó despidos masivos, pero abrió la puerta a nuevas cesantías

El ministro de Modernización, Andrés Ibarra, descartó “terminantemente que haya una ola de despidos masivos” previstos por el gobierno para una próxima etapa, pero remarcó que “el tipo que no trabaja” no permanecerá “ni un segundo en el Estado”.

Andrés Ibarra, cabeza de la reforma del Estado de Cambiemos, descartó que el Gobierno prevea una nueva ola de despidos masivos en el Estado, aunque le abrió la puerta a nuevas cesantías bajo el argumento de la meritocracia.

Además precisó por otra parte que “de las 210.000 personas que trabajan en ministerios y organismos centralizados y descentralizados del Ejecutivo” este gobierno incorporó “3.000 contratos” y agregó que “la baja, entre despidos y jubilaciones, fue de alrededor de 16.000”.

“Vamos a hacer una bandera del mérito y del cumplimiento de objetivos. La meritocracia es un valor y para nosotros es muy importante. Y somos inflexibles e intolerantes con un tema: el tipo que no trabaja no queremos que esté ni un segundo en el Estado”, enfatizó en una entrevista con el diario Clarín.

Respecto de la posibilidad sobre una ley de cupo femenino en el Estado, Ibarra señaló que le parece “muy bueno favorecer la participación de las mujeres en todos los ámbitos”, pero dijo que no tiene “una investigación profunda en el tema para ver si como instrumento es conveniente o no para las mujeres implementar esa participación” con una norma de ese tipo.

Consideró “perfecto” que no haya nepotismo en el Estado y aseveró que “no hay casos” en la actual gestión nacional.

“Si tu pregunta es si hay familiares de funcionarios trabajando en el Estado, mi respuesta es que los hay. Pero eso no quiere decir que haya nepotismo. Puede haber casos de confianza en cargos políticos que tal vez no son concursables”, aclaró.

Ibarra recalcó el objetivo gubernamental de buscar calidad en las filas estatales y al respecto consideró “imprescindible” la generación de “una franja de personas que conduzca el Estado, una alta dirección pública -de alrededor de 3.000 personas- que sean profesionales, que accedan por concurso y tengan continuidad en el tiempo e independencia, para que no estén sujetos a las oleadas políticas”.

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