«En realidad, me desempeño en la Aduana de Campana, en el puerto, que es como una frontera marítima, por así decirlo, y también es un espacio bastante masculinizado», explicó.

En este sentido, expuso: «De hecho, cuando yo empecé a ejercer la función de medidora, que somos los que calculamos las cargas a granel, en el puerto había cierta resistencia a la presencia femenina».

«Esto siempre pasa cuando queremos ocupar espacios que históricamente fueron ocupados por hombres. Eso genera cierta incomodidad y hasta ciertos comentarios desubicados, pero bueno, a mí me encanta mi trabajo y la Aduana, por eso todo esto no me afecta», remarcó.

Al respecto, la dirigente sindical señaló: «Si gano, sería la primera secretaria gremial de Aduana del mundo».

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