Paro absurdo de UTA, que costará $ 2 millones

Paro absurdo de UTA, que costará $ 2 millones

Ersa perdió facturación por $ 1,8 millones y le aplicarían multa por $ 250 mil. El acuerdo llegó anoche en Trabajo. Como telón de fondo, la interna gremial.

Pérdida por donde se lo mire. El paro realizado ayer por choferes de la empresa de transporte urbano Ersa le significó a esa firma dejar de percibir 1,8 millones de pesos por corte de boletos, a lo que habrá que agregar multas que le aplicaría la Municipalidad de Córdoba por unos 250 mil pesos.

Como suele ocurrir con estos novelones recurrentes de los choferes cordobeses, el conflicto se zanjó pasadas las 20 en una audiencia en el Ministerio de Trabajo, donde se firmó un acta entre la empresa y UTA. Igual, el día se perdió.

A la millonaria pérdida empresarial hay que sumar, principalmente, el enorme costo social y económico que sufrieron los usuarios, al quedarse a pie sin previo aviso, en un día lluvioso y sin muchas alternativas para movilizarse.

Sorpresa

No hubo cuestiones salariales o incumplimientos económicos de por medio. Tampoco coletazos de la paritaria cerrada en el Amba (Capital Federal y Gran Buenos Aires) y que todavía debe tener traducción local.

No se reportaron despidos ni cuestiones que afecten individualmente a algunos trabajadores y que, por tanto, traccionen la solidaridad de sus pares. Y no se advierte un problema estructural en el sistema, dado que las otras prestatarias (Coniferal y Autobuses Santa Fe) prestaron servicio sin problemas.

Todas estas afirmaciones surgen de la constatación empírica y también del hecho de que los propios protagonistas del paro de ayer en Ersa no invocaron esos puntos como centro del conflicto que protagonizaron.

¿Qué pasó entonces para que, de buenas a primeras, se paralizara desde la madrugada la circulación de coches de los corredores 2, 3, 7 y 8, dejando a pie a un 45 por ciento de los usuarios que cada día se mueven en el transporte urbano? Nadie puede afirmarlo tajantemente, por el sencillo hecho de que nunca quedó claro.

A diferencia de otras ocasiones, esta vez la decisión de parar no surgió sólo de un arrebato de un delegado en punta de línea.

El vocero de UTA, Julio Díaz, reivindicó la medida, aunque sugestivamente esta fue tomada en ausencia del secretario general, Ricardo Salerno (estaba en Buenos Aires). Otra vez, quedaron al descubierto los desacoples gremiales.

¿Qué pasó?

Los motivos que adujeron los choferes para parar fueron tres: supuesta falta de unidades, de empleados y mal estado de las puntas de línea.

“Ersa es la empresa que más coches nuevos tiene, con una antigüedad promedio de flota inferior a tres años. No le faltan empleados, aunque quizás la productividad de los que tiene no es la ideal. Y opera en expredios de Ciudad de Córdoba, que fueron mejorados. No vemos cuál es la punta real de esta madeja”, analizaba anoche un miembro del Ejecutivo.

La fuente sí admitió que se pueden hacer mejoras en las puntas de línea, pero no ahora con la seguidilla de días de lluvia, y con la salvedad de que no es una cuestión que impida a los coches circular.

“Era un tema que se podía negociar, con los coches circulando”, acotó.

Meses atrás, el foco de conflicto estaba en Autobuses Santa Fe. Ahora, en ese lugar parece estar Ersa, que presume de ser la firma más poderosa del sistema: opera los grupos 2 (corredores 2 y 7) y 3 (corredores 3 y 8), y tiene vedado tomar más servicios.

Directivos nacionales de Ersa bajaron ayer a Córdoba, preocupados por la alta conflictividad a la que no encuentran motivos valederos. En esto último están tan desconcertados como los usuarios.

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