Un acto de defensa

Un acto de defensa

En la manifestación coincidieron trabajadores agremiados e independientes. Los movilizó la idea de que es preciso ponerles un freno a las políticas neoliberales de Macri.

Paula y Cintia, integrantes de la lista bordó de la Unión Ferroviaria, trabajadoras de la Línea Sarmiento, llegaron con lo justo a la plaza. “Se adelantó el acto y no llegamos a escuchara los dirigentes de la CGT”, contó Cintia. Su compañera destacó que “lo importante fue la marcha, lo importante fue el movimiento obrero otra vez en la calle. Hoy los trabajadores estamos siendo muy patoteados por este Gobierno, no hay otra forma de defendernos que no sea la presencia en la calle”. 

Elías, un “trabajador de un quiosco de diarios de la ciudad” de Buenos Aires, llegó cuando el titular del gremio de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid, culminaba su discurso, el único de la concentración. “Es importante haber salido una vez más a la calle para decirle a (el Presidente Mauricio) Macri que nuestro bolsillo no da más, loco. Nos está ahogando a los laburantes”, opinó.

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Marcelo apila paty sobre huevo sobre cebolla en una esquina de la parrilla que montó en Tacuarí y Avenida de Mayo. No son las 16 todavía, pero por la calle ya vuelven a circular autos. “Arrancó temprano con la izquierda y los de la CTEP, hubo gente, pero circulando rápido. Iban y venían, ya se fueron”, relata mientras cuenta la mercadería que le sobró, cocida.  Apaga las brasas, que echan humo y más humo. 

Como Marcelo, muchos de los participantes de la movilización a Plaza de Mayo que organizó la CGT con el apoyo de las dos CTA y movimientos sociales –se sumaron de manera independiente la izquierda con los trabajadores de PepsiCo y los trabajadores de la economía popular– esperaban una jornada multitudinaria con un cierre central en frente a la Casa Rosada a la caída de la tarde.  

Humberto, 80 años, llegó autoconvocado para “reclamarle a este Gobierno que está destruyendo a la clase trabajadora”. Los plomos ya habían empezado a desarmar el escenario. De los “obreros sueltos” que quedaban en la plaza, Humberto obtuvo el dato de que el acto central “se adelantó porque se empezaron a pelear los muchachos de camioneros”. 

“La agresión es tremenda. Están arrasando con todo los derechos obtenidos desde de la última mitad del siglo pasado hasta acá, ¿y la dirigencia sindical hace actos express?”, se preguntó Eduardo, integrante de un centro de jubilados de Quilmes. Marchó hacia la plaza junto a un grupo de jubilados del conurbano y la ciudad de Buenos Aires organizados y embanderados en la CTA. “A las 15 ya estábamos en la avenida listos para sumarnos a las columnas y nos encontramos con la gente volviendo de la plaza”, detalló Amanda, quien remarcó que “es enorme la angustia” que sienten, “el miedo a que el Gobierno use los fondos de la Anses para sus negocios”. “El fantasma de que vuelvan las AFJP siempre está”, sumó Helena. Terminaban de tomar unos mates en uno de los bancos de cemento de la Avenida de Mayo. Mientras, Elsa juntaba en una bolsa de consorcio cargada al hombro las latas de gaseosa y cerveza vacías que quedaron tras la manifestación. “Las vendo por mi barrio, algunos pesos saco”, aseguró.

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