El Gobierno sube la apuesta y se endurece ante el desafío sindical

El Gobierno sube la apuesta y se endurece ante el desafío sindical

Rechazará las exigencias de los gremios por considerarlas extorsivas; cree que los reclamos tienen una motivación política en un año electoral

 

 El Gobierno sube la apuesta y endurece su posición. El presidente Mauricio Macri no cederá ante lo que considera una extorsión por parte de los gremios docentes y la CGT .

"¡Vamos a dar la batalla!" La advertencia, que pertenece a uno de los hombres más cercanos al Presidente, expone el grado de compromiso que asumió el Gobierno para enfrentar lo que estiman será una de las semanas más convulsionadas desde que Macri asumió la presidencia. El motivo: las medidas de fuerza que desplegarán desde mañana distintos sindicatos.

En el Gobierno aseguran que no habrá marcha atrás. Puertas adentro hablan de que deberá afrontar una prueba de fuego para robustecer la gobernabilidad con un claro mensaje a su base de apoyo. Después de todo, es un año electoral. Por eso, no sorprende el cambio de estilo en las negociaciones y, sobre todo, los límites a las exigencias.

"El camino siempre es el diálogo. Pero algunos actores deben entender que la especulación electoral debe quedar fuera de la discusión", dijo a LA NACION el ministro de Trabajo, Jorge Triaca .

En los últimos días, Macri analizó la situación y reafirmó la estrategia. María Eugenia Vidal será quien lidere la batalla con los docentes mientras buscan exponer a la CGT. "Como hacen los yudocas, con la fuerza de ellos los vamos a dar vuelta", sostuvo uno de los principales asesores de Macri.

La táctica frente a los docentes es distinta a la que ya están desarrollando frente a la central obrera. Desde el Gobierno marcan diferencias entre los reclamos; no ponen a todos en la misma bolsa. Así, frente a los maestros, el gobierno nacional se corrió del debate y puso al frente de la negociación a la política con mejor imagen del país: María Eugenia Vidal. El duelo, en especial con Roberto Baradel, de Suteba, el gremio más fuerte, es parte del método.

Pero, además de contraponer la figura de Baradel con la de la gobernadora, el gobierno nacional junto al bonaerense desplegaron una maniobra para desgastar la base de apoyo de los gremios.

"Se van a descontar los días de paro. Hemos sido claros. Estamos haciendo el máximo esfuerzo para que nuestros maestros recompongan el salario", anticipó anteayer el ministro de Economía bonaerense, Hernán Lacunza.

La apuesta es que los docentes se subleven ante la conducción gremial. "A nadie le gusta cobrar menos y la decisión de no pagar los días que se ausenten por la medida de fuerza no es negociable", especularon ante LA NACION fuentes oficiales.

Eso, sumado a la conciliación obligatoria que dictó el Ministerio de Trabajo bonaerense, consideran en la Casa Rosada, generará que el paro tenga "menos impacto" del que esperan los gremios del sector.

"Hay un clima de paritarias exacerbado y no hay nada que lo justifique", describió uno de los ministros con incidencia en la construcción de consensos para evitar este tipo de conflictos.

Macri y su círculo más íntimo están "tranquilos". Convencidos de que están en el camino correcto. "Lo que los sindicatos no entienden es que ya no hay plata y Mauricio no le va a dar a la maquinita [por la impresión descontrolada de billetes] como hacían antes. Los que lo conocen saben que Macri va a morir con las botas puestas", sostuvo uno de sus principales colaboradores.

La evaluación que hacen en la Casa Rosada del desafío que le planteó la Confederación General del Trabajo es distinta. Para el Gobierno "no hay un sólo argumento" que justifique la movilización que realizará la central obrera pasado mañana en la sede del Ministerio de la Producción, a cargo de Francisco Cabrera. Y menos para la amenaza de un paro nacional anunciado para la segunda quincena de este mes.

La diferencia central es que no hay acuerdo en el diagnóstico. Para el Gobierno, la CGT busca generalizar problemas puntuales.

"Buscan romper la mesa de diálogo [que integran el Gobierno, la CGT, la UIA, la Rural, las Cámaras de Comercio y de la Construcción, la Bolsa de Comercio y la Asociación de Bancos Privados] donde habíamos encontrado muchas soluciones para los trabajadores argentinos", dijo Triaca en declaraciones radiales.

Triaca reconoció que 2016 fue un año "muy difícil" porque el Gobierno tuvo que recomponer una economía que estaba "muy dañada", pero advirtió que lo "peor ya pasó".

En ese sentido, destacó que en el segundo semestre del último año "hubo un crecimiento del empleo" y que se "recuperaron 80.000 puestos de trabajo". Y añadió: "No dejamos de reconocer que hay sectores que tienen dificultades. Pero tenemos que trabajar sobre esos sectores y no dejarnos llevar por un contexto que tiene que ver con lo político".

En ese sentido, en la Casa de Gobierno pegan la movilización a la reorganización en la que está inmerso el peronismo. "Están jugados... quieren volver al poder", analizó uno de los hombres con acceso diario al despacho presidencial.

En esa lista incluyen a los gremios que integran la CGT, los fiscales que integran Justicia Legítima, a los movimientos sociales y al diputado Sergio Massa. "Sólo quieren poner palos en la rueda. ¿Cómo vamos a responder? Simple, vamos a prender la luz. Que la gente vea quién es quién", agregaron cerca del jefe del Estado.

Según la hipótesis que circula por los despachos oficiales, al Partido Justicialista lo sostenían el movimiento obrero y el papa Francisco, pero éste se corrió en los últimos meses.

"El PJ sostiene la unidad únicamente con la confrontación con el Gobierno", dijo, enojado, uno de los ministros macristas.

Cuestionado por los gremios, Cabrera salió al cruce. "Cuando las cosas empiezan a mejorar, que haya una movilización y un corte del diálogo suena como que tiene que ver con que inicio el año electoral", dijo el líder de la cartera de Producción.

Larreta negocia hoy con los 17 gremios porteños

Los representantes del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que encabeza Horacio Rodríguez Larreta , y de los 17 gremios porteños se reunirán hoy para intentar un acuerdo salarial sobre el filo del arranque del ciclo lectivo.

Rodríguez Larreta ofreció inicialmente una suba de 18 por ciento en dos cuotas a pagarse en marzo y en octubre. Los sindicatos la rechazaron y reclamaron un aumento de 35, además de reinstaurar la paritaria federal docente.

Tras la reunión del viernes, que se prolongó hasta las diez de la noche, acercar posiciones parece muy difícil.

Los gremios ya advirtieron que si no hay cambios sustanciales en la propuesta, se sumarán al paro nacional de 48 horas que comenzará mañana.

Es la primera vez en muchos años que el gobierno porteño no logra acordar la paritaria para garantizar el inicio de las clases.

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