Paritaria vencida desde el 31 de diciembre, dos paros (uno de 24 horas y otro de 48) y la Justicia en el medio dando lugar al pedido del gremio de que los bancos continúen abonando la cuota solidaria, que el Ministerio de Trabajo había anulado. Con estos antecedentes las cámaras que agrupan a las entidades financieras y la Asociación Bancaria se volverán a ver las caras este miércoles en las dependencias de la cartera laboral.

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De diciembre -mes en que ya empezaron las reuniones informales entre las partes- hasta el miércoles pasado la oferta de los empresarios fue siempre la misma: 9%. Al principio sin cláusula gatillo y después, durante el mes de febrero y ante el no avance, se incluyó esa herramienta de actualización inflacionaria. Tampoco sirvió.

La última oferta fue la semana pasada en la que los bancos ofrecieron 15% a pagarse en cuatro tramos. También fue rechazada.

Sergio Palazzo, titular del gremio, contraofertó tres opciones. La primera: "Incremento del 24,8%"; la segunda: "19,9% más cláusula gatillo retroactiva"; es decir que una vez que se supere ese 19,9% de inflación se activa la cláusula y corre desde enero de 2018 y ajusta todos los sueldos (así se cerró en 2017). La última propuesta de La Bancaria es: "Tomar la canasta familiar bancaria", que según el gremio es del 27%.

El 19 y 20 de febrero el gremio paró por 48 horas.

Hasta anoche reinaba el hermetismo, pero en estos últimos 7 días el escenario varió. Por un lado, la presencia de Jorge Triaca en el país: estuvo de gira por Europa dos semanas junto a sindicalistas y aterrizó el viernes pasado. Desde ese día cerró la mayor paritaria privada, la de Comercio. Y en las últimas horas la de Luz y Fuerza. Ambas por el 15 por ciento.

Pero en el Ministerio de Trabajo veían “verde” la posibilidad de que la paritaria bancaria pueda encaminarse este miércoles.

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El otro punto es el gesto de Palazzo de bajarse de la recreación del MTA que impulsa Pablo Moyano, familia que viene cruzada con el Gobierno. El bancario abona por una CGT sólida, por lo que el mensaje es a dos bandas: al Gobierno le dice que se baja de ese colectivo belicoso que impulsa el moyanismo y al movimiento obrero le avisa que está alistado para formar parte de la la futura conducción cegetista; algo que confirmaron a este diario desde otros sectores de la CGT.