La UIA ahora duda del Modelo Milei y prepara un informe lapidario sobre despidos y derrumbe

La UIA ahora duda del Modelo Milei y prepara un informe lapidario sobre despidos y derrumbe

Las regiones y los sectores fabriles más importantes del país se están viendo afectados de manera directa por la pérdida del poder adquisitivo y la caída de la obra pública. El temor de la UIA por un nuevo “industricidio».

La Unión Industrial Argentina (UIA) prepara un informe para graficar la crisis que atraviesa actualmente el sector fabril. Se trata de un sector que se vio golpeado fuertemente debido a la caída de la actividad económica provocado por el derrumbe en el consumo desde el inicio del gobierno de Javier Milei.

Los empresarios confirmaron, en este sentido, que durante enero, las pérdidas de puestos de trabajo se acrecentaron de manera contundente.

El informe en ciernes puede impactar más por provenir de un sector que hasta ahora se vino mostrando muy cercano a las ideas reformistas de Milei. De hecho, la UIA acudió a los tribunales a defender la reforma laboral incluida en el articulado del DNU 70/2023 después de que la CGT consiguió frenarla en la Justicia.

Es más: el titular de la organización empresaria, Daniel Funes de Rioja fue sindicado, junto con Paolo Rocca, mandamás del Grupo Techint, como uno de los ideólogos de esos artículos del DNU.

Los planteos de la UIA

La preocupación de la UIA apunta a la caída del consumo y de la producción, detectando los problemas que surgen en diferentes sectores y regiones.

Es así como la Federación Industrial de Santa Fe (FISFe) realizó un informe en donde detalló que el nivel de producción fabril de esa provincia tuvo en diciembre de 2023 “una pronunciada disminución del 20,8% interanual”.

Si bien en 2023 la actividad fabril se derrumbó un 9,2% en el acumulado anual, producto de la sequía, las medidas económicas del gobierno de Milei empeoraron aún más la situación.

En Santa Fe el nivel de actividad de la industria siderúrgica se encuentra ligado a la dinámica del sector de la construcción. Los datos mostraron “una baja del 51,0% en asfalto; 26,2% en el resto de los insumos; 24,2% en mosaicos graníticos y calcáreos; 24,0% en hormigón elaborado; 17,3% en yeso; 13,1% en cemento portland, y 12,2% en hierro redondo y aceros para la construcción.

El 53% de las empresas que realizan obras privadas prevé que el nivel de actividad del sector no cambiará durante los próximos tres meses. Pero un poco más del 40% estima que caerá; mientras que sólo un 6,1% pronosticó un aumento.

Esto afectó a la industria metalúrgica santafesina, que cayó en diciembre un 33,2% interanual, con derrumbes de producción en maquinaria agrícola (50,7%), equipos y aparatos eléctricos (31,8%) y maquinaria de uso general (31,6%).

En alerta constante

Desde FISFe alertan: “La menor producción en la industria metalúrgica se fundamenta en las dificultades en el acceso a insumos importados por inconvenientes en el pago a proveedores del exterior, a los menores pedidos por el impacto negativo de la sequía en el caso de la maquinaria agropecuaria, y a la menor demanda interna de aparatos de uso doméstico y maquinaria de uso general».

En tanto, destacan que «la menor actividad de la construcción, de la industria automotriz y de la maquinaria agrícola afectó al sector fundición de metales. En diciembre el patentamiento de maquinaria agrícola y acoplados cayó un 20% y un 60% respectivamente”.

La decisión del Gobierno de “asfixiar” a las empresas para bajar la inflación tendrá costos fuertes en el entramado productivo.

Existe una preocupación aún mayor en las empresas en vista de que en unos meses habrá una entrada de productos importados que tirará para abajo los precios, con competitividad despareja, generando un problema para la industria nacional, porque se combinará la caída del consumo con una competencia desleal.

En los próximos días será más tenso el modelo Milei, con dos hechos concretos: los números en rojo en casi todos los sectores y regiones del país, y la caída de la mano de obra.

Mientras tanto, desde el gobierno abrieron el paraguas anunciando que marzo y abril «serán dos meses duros», una advertencia que no fue tomada con tranquilidad y generó aun más dudas, teniendo en cuenta que se viene de un verano ya catastrófico para la mayor parte del sector productivo.

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