Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial: “Por el Covid ya no estamos completando turnos, con lo cual se resiente la producción”

Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial: “Por el Covid ya no estamos completando turnos, con lo cual se resiente la producción”

Por Alejandro Rebossio

El jefe de la UIA pide al Gobierno que permita los autotests en las fábricas. Nunca fue recibido por Alberto Fernández, pero niega que haga "política partidaria". Aboga por un acuerdo con el FMI porque eso permitiría importar insumos.

Daniel Funes de Rioja es el dirigente empresario de la triple corona. Preside la Unión Industrial Argentina (UIA), la Coordinadora de Industrias de Productos de la Alimentación (Copal) y el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp). En su carácter de líder de la UIA, atendió por Zoom a elDiarioAR para analizar la coyuntura económica del año que empieza.

¿Cómo ve las perspectivas económicas e industriales para este 2022?

El primer elemento que tenemos es claramente que 2021 ha sido un año de recuperación. No es homogénea, es heterogénea, pero muy importante dentro de la industria en diversos sectores. Obviamente, todavía aquellos más ligados a actividades que tienen que ver con la gastronomía, la hotelería, el turismo y sus proveedores han tenido un ritmo menor. Mirando hacia adelante, primero hay un espacio de incertidumbre sanitaria muy fuerte. En el G20 este tema se discutió bastante. Yo recuerdo en una de las reuniones que me tocó me tocó ser parte en Italia. Esta pandemia puede ser seguida por otras pandemias e incluso debatían cuándo termina esta pandemia y hablaban más bien de 2023, no 2022. Es un dato que condiciona mucho. Ahora empezamos a estar en un estado de cierta angustia productiva. La cantidad de burbujas que hoy se ven comprometidas por contactos estrechos o supuestos contactos. De derecho nos ha llevado el miércoles a pedirle al Gobierno que los autotest también puedan hacerse a nivel fabril y que con eso puedan continuar las tareas. Ni siquiera en 2020 tuvimos la simultaneidad de casos actual.

Ahora empezamos a estar en un estado de cierta angustia productiva. La cantidad de burbujas que hoy se ven comprometidas por contactos estrechos o supuestos contactos 

¿Se han paralizado fábricas?

Por el Covid ya no estamos completando turnos, con lo cual se resiente la producción, pero decir que paralizamos plantas todavía no, pero si no tomamos medidas, claramente va a pasar. Ha habido un diálogo muy abierto y permeable a través del Ministerio de Desarrollo Productivo y que comprende a los de Salud y de Trabajo, teniendo en cuenta las experiencias internacionales, incluso experiencias de Uruguay, Brasil y México.

Usted habla de otras incertidumbres, ¿cuáles son?

Una incertidumbre global es la climática. La sequía nos ha producido consecuencias productivas desde el punto de vista del de la logística de mercaderías por la Hidrovía o lo que pueden ser incendios masivos. Otra incertidumbre global son los ciberataques. A ese contexto internacional debemos sumarles los cambios que se están dando de paradigma, es decir, una globalización más regional. Estados Unidos quiere replegar la producción, no tanto a Asia, como en las primeras décadas de la globalización, sino a su propia área, lo cual puede favorecer a la región americana. Tenemos que bregar para una mayor integración de las Américas. Además están los problemas logísticos internacionales con los barcos y los contenedores, esta tensión por la disponibilidad es muy fuerte y ha elevado mucho los costos. El aumento del precio del petróleo y de los alimentos a nivel mundial y la inflación también a nivel mundial, obviamente no en las escalas que nosotros tenemos, pero agrava el cuadro de incertidumbre.

¿Qué opina de la renovación de Precios Cuidados?

Como concepto general, siempre hemos estado de acuerdo con las políticas de concertación. Precios Cuidados es una política de acuerdos voluntarios y de negociación entre el Gobierno y las empresas. Entendemos que es el camino adecuado para estas circunstancias para establecer parámetros para la canasta básica.

¿Y qué incertidumbres ve en el plano local?

El primer elemento que hay que tener en la mira es la necesidad de resolver el problema de la deuda de la Argentina, es decir, el acuerdo con el Fondo Monetario, con el Club de París. ¿Por qué? Porque necesitamos tener acceso a un mercado de capitales para inversión y abastecimiento de insumos. No es igual para todas las actividades, pero en todo caso hay pisos no menores al 20% o 30% de componente importado y que llegan a más de 50% en algunas. Además está el tema de la estabilidad macroeconómica y un concepto que en 2003 se habló mucho: superávits gemelos fiscal y comercial. Argentina necesita una eficiencia del gasto público, dado el peso fiscal para sostener al Estado. Además, cuando hay una tensión muy fuerte entre formalidad e informalidad, la informalidad es muy alta y mucha de ella tiene que ver con el entramado administrativo y burocrático de impuestos y la cantidad de impuestos. Entonces el camino del microemprendimiento es más bien la informalidad. Y esto es competencia desleal, por un lado, y. por otro, trabajo en negro. Ojo que nosotros no estamos hablando del gasto social. Allá donde se necesite tiene que estar, pero con una dirección que ahora me parece mucho más clara dentro del Gobierno, no al asistencialismo permanente, sino reinserción laboral. Para esto, hay que combinarlo con mecanismos de formación profesional. Lo estamos haciendo en la Unión Industrial Argenitna. La otra pata es el superávit comercial. Nosotros hemos llegado a tener 12.800 empresas exportando hace diez años y hoy tenemos 9.500. Una de las metas que industrialmente nos hemos fijado para este año es llegar a los 12.800. Es una campaña muy fuerte para introducir pymes en el ciclo exportador. Además necesitamos confianza y concertación. La confianza es fundamental entre los actores de la vida política y entre los actores de la vida productiva. La Argentina debe llegar a un modelo de concertación de políticas de Estado, que obviamente tiene una faz estrictamente política, institucional a través del Parlamento y el Poder Ejecutivo y otra de la integración social, con empresarios y trabajadores. Con objetivos, no de corto plazo, sino de largo plazo, es decir, políticas que le den previsibilidad a la economía, en una visión de inversión y crecimiento con desarrollo federal. La pandemia muestra los riesgos de las grandes concentraciones urbanas y productivas. Un entramado productivo a nivel país implica infraestructura física y social, con conectividad.

¿Por qué ha habido tanta tensión entre el Gobierno y usted? El presidente Alberto Fernández aún no lo ha recibido a solas, más allá de que ha ido a la Conferencia Industrial y hay diálogo permanente entre los ministros y usted… ¿Quizás es porque usted encabeza también encabeza la Copal, que ha tenido tantos conflictos con el Gobierno por precios, ley de envases, etiquetado frontal?

La conducción de la UIA que me toca presidir no hace política partidista. Nosotros nos relacionamos con el Gobierno, como también pretendemos tener una relación madura con la oposición, por la sencilla razón de que los proyectos legislativos se discuten en el Congreso y hay que hablar con los distintos bloques. Copal es el 27 o 28% del producto bruto industrial. Ninguna conducción de la UIA podría ignorar sus preocupaciones, como tampoco se ignoran las de los otros sectores, la mecánica o el textil, o el calzado, el juguete. Usted tendría que preguntarle el Gobierno, en todo caso, qué le preocupó. En mayo o junio de 2021, cuando asumimos, empezaba una reactivación, pero salíamos de la segunda ola. No podíamos decir “todo va a ir bien”. Aspirábamos a que todo fuera mejor. Entonces puede haber habido algunas cuestiones de sintonía fina, que fueron resolviéndose. Si el Presidente prefiere el diálogo directo con otras personas o no, eso hay que preguntarle al Presidente. Nosotros lo hemos recibido, hemos estado en las convocatorias que nos ha realizado, que han sido plurales, no individuales.

En el Gobierno les gustaría que los empresarios destacaran más el crecimiento que está viviendo. ¿Cree que es posible mantenerlo en 2022?

No cabe la menor duda de que el año que acabamos de terminar fue un año de una reactivación importante. Nosotros creemos que sustantivo ahora es transformar esto en crecimiento sostenido, sustentable y, obviamente, inclusivo. Ahora para hacer eso hay que resolver determinados problemas, como el tema de la deuda, a los efectos de poder encarar en los mercados internacionales. No es solamente ampliación de la capacidad instalada, porque en términos promedio la utilización de la capacidad instalada todavía genera hoy un colchón. Pero uno tiene que prever para el futuro. Aspiramos a una continuidad del crecimiento este año, aunque no va a darse una una tasa del 10% como en 2021. Lo ideal sería que la Argentina estuviera creciendo a tasas positivas más o menos relevantes para recuperarse del estancamiento de varias décadas. Es muy importante que se produzca, es también generación de empleo y bajar el los problemas sociales. Hoy tenemos una tasa de desempleo que baja, pero una tasa de participación en el mercado de trabajo que no es lo que debería ser. Debería haber una tasa de participación más alta a los efectos de que haya más gente con posibilidad de trabajar.

¿Habrá un respaldo del empresariado al acuerdo con el FMI? ¿Qué opina de las dudas de Juntos por el Cambio?

A Juntos por el Cambio pregúntele a ellos. Nosotros desde la Unión Industrial expresamos en la Conferencia Industrial que creemos que hay que encontrar una solución. Obviamente quien decide es el negociador, el Gobierno, y confiamos plenamente en el margen de acción que tiene. Es un tema que estamos dispuestos a dar claramente un respaldo.

¿Pero qué opina de que algunos dirigentes de Juntos por el Cambio no quieran ni siquiera ir a escuchar al Gobierno sobre la negociación con el FMI?

Este es uno de los puntos básicos de los que hablo, de acuerdos que siembran las grandes políticas de largo plazo. Argentina en materia de deuda tiene que encontrar un camino con un camino común porque va a pagar la sociedad argentina en su conjunto. E deuda de largo plazo, no de corto plazo. Por ende, me parece que es importante ese consenso.

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