La familia dueña de Lácteos Mayol se coloca en lugar de víctima, pero ha violado sistemática y de forma recurrente derechos laborales elementales de sus trabajadores y trabajadoras.

La empresa paga en negro, evade impuestos, irrespeta condiciones de higiene y seguridad; no reconoce el trabajo de sábados, domingos, ni horas extraordinarias, entre otros incumplimientos legales.