El ajuste impacta de forma desigual, con reducciones profundas en salud, educación, desarrollo social y obra pública, mientras que algunos organismos registran incrementos por encima de la inflación.

Entre las excepciones, destaca el aumento del 26% en la Secretaría de Inteligencia del Estado, dependiente de Presidencia de la Nación. En paralelo, los Servicios de la Deuda Pública mantienen un peso significativo en la estructura estatal, representando el 9% del gasto total.

Salud: recortes severos en hospitales y organismos claves

El sector sanitario es uno de los más afectados. La Superintendencia de Servicios de Salud retrocede un 72%, mientras que los hospitales nacionales registran ajustes de entre 30% y 42%. También se contrae la ejecución del Instituto Malbrán (-24%), la ANMAT (-28%) y el Hospital Laura Bonaparte (-41%). La única excepción es el INCUCAI, que muestra un incremento del 28%.

Programas esenciales permanecen prácticamente paralizados: Atención Sanitaria en el Territorio, Prevención de Enfermedades Crónicas, y varias líneas de prevención de patologías específicas exhiben caídas cercanas al 100%. En contraste, Acceso a Medicamentos y Tecnología Médica crece un 25%.

Ciencia y tecnología: retrocesos en toda la estructura

El ajuste también golpea a los organismos científicos. El Programa de Promoción de la Investigación e Innovación cae un 83%, mientras que CONAE, CONICET, el Servicio Geológico Minero, el Servicio Meteorológico Nacional y la Fundación Miguel Lillo retroceden entre 27% y 36%. La CONEAU, clave para la evaluación universitaria, reduce su ejecución en un 15%.

Seguridad social y políticas sociales: desplome de programas esenciales

En el área social, los números son críticos.

La ANSES registra una baja del 12%, pero las mayores caídas se concentran en la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia y en el INAES, ambos con recortes del 72%.

Programas fundamentales para sectores vulnerables prácticamente se detienen:

- Economía Social y el Plan Nacional de Protección Social: -100%

- Primera Infancia: -90%

- Comedores Comunitarios y Merenderos: -64%

Producción, energía y fuerzas federales: ajustes extendidos

La Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo retrocede un 78%, mientras el INTA y el INTI caen 39% y 43%, respectivamente.

En energía, la Comisión Nacional de Energía Atómica (-42%), el ENARGAS (-30%), el ENRE (-20%) y otros entes regulatorios también sufren ajustes marcados.

Las fuerzas federales y las Fuerzas Armadas no quedan exentas: recortes de entre 19% y 31% impactan a la Policía Federal, Gendarmería, Prefectura, Ejército, Armada y Fuerza Aérea.

Educación: programas críticos prácticamente sin ejecución

El panorama educativo es uno de los más preocupantes. Programas como Conectar Igualdad y el Fondo de Incentivo Docente registran ejecución nula. También caen fuerte:

- Fortalecimiento Edilicio de Jardines: -89%

- Becas y Gestión Estudiantil: -78%

- Formación Docente: -78%

- Infraestructura y Equipamiento: -51%

- Educación Superior: -30%

Obra pública y transporte: parálisis casi total

La obra pública atraviesa una contracción sin precedentes, con reducciones entre 74% y 100%. Entre los mayores retrocesos figuran:

- Infraestructura en Municipios: -100%

- Rutas Nuevas y Pavimentación: -98,5%

- Túneles y Puentes: -94,9%

- Obras fuera de la Red Vial Nacional: -95,2%

- Cuenca Matanza–Riachuelo: -92,2%

- Rutas Seguras: -87,4%

- El programa de Consolidación Urbana y Mejoramiento de Barrios cae un 74,4%.

Transferencias a provincias y municipios: derrumbe casi total

Las transferencias del Tesoro Nacional también muestran un desplome:

- Asistencia Financiera a Municipios: -98%

- Fondo de Fortalecimiento Fiscal de Buenos Aires: -100%

- Transferencias a Provincias y Municipios: -100%

- Transferencias a entes de Obras Públicas: -93%

- Transferencias del área de Energía: -80%

Un ajuste histórico con impacto generalizado

El análisis global muestra que la Administración Pública Nacional atraviesa uno de los procesos de ajuste más profundos de las últimas décadas.

Los recortes afectan especialmente a salud, educación, desarrollo social, ciencia y obra pública, mientras que el aumento en áreas específicas como Inteligencia del Estado contrasta con la contracción generalizada.

La magnitud del ajuste plantea interrogantes sobre la continuidad y sostenibilidad de políticas públicas críticas en un contexto económico complejo.