Un clima de preocupación rodea a los trabajadores del emblemático bar «La Vereda de Vicente», ubicado en la zona de Punta Mogotes, luego de que la semana pasada se encontraran con un cierre sorpresivo. Sin aviso previo y sin explicaciones por parte de los dueños, los empleados se presentaron a trabajar y se encontraron con las persianas del restobar cerradas y un cartel que hablaba de supuestas reformas que nunca les notificaron, lo que generó un inmediato conflicto laboral.

Frente a la falta de comunicación, los trabajadores, asesorados por los abogados del sindicato de gastronómicos Uthgra que los representa, enviaron una carta documento a la propiedad en un intento por esclarecer la situación. «Lo que necesitamos es que nos digan cuál es nuestra situación laboral», insistieron los empleados en diálogo con el medio local 0223.

Si bien se abrió un canal de comunicación con los dueños, los trabajadores lo consideran insuficiente. La respuesta más concreta hasta el momento fue una solicitud para que dejen de utilizar las redes sociales del establecimiento. «Nos llamó el representante legal de ellos para que borremos las publicaciones», afirmaron.

Según relataron, en esa misma comunicación, la parte empresarial negó un cierre definitivo, argumentando que se trataría de una remodelación que se extendería hasta diciembre. Sin embargo, esta versión no calmó los ánimos. Al consultar sobre la falta de un aviso previo y la ausencia de una explicación directa, la respuesta que recibieron fue contundente: «Nos dijo que hacían lo que querían con su bar».

El conflicto suma capas de desconcierto con detalles que retratan lo repentino de la medida. Una de las situaciones más insólitas que enfrentan los empleados es que sus pertenencias personales quedaron dentro del local.

«Tenemos nuestra ropa y pertenencias dentro del bar», denunciaron. Los trabajadores explicaron que dejaron sus efectos personales el domingo, día de la última jornada laboral normal, sin imaginar que no podrían volver a ingresar. «No saben cuándo nos van a abrir», agregaron, revelando un dato que grafica la cotidianidad interrumpida: «Hasta un compañero tiene la llave del candado de la moto» dentro del bar.

A la espera de una respuesta concreta y una solución definitiva, su reclamo se centra en el derecho a la información sobre su situación laboral, porque por el momento, el futuro de sus puestos de trabajo y el de un local histórico de la gastronomía marplatense, no es claro.