Interna solapada y estrategia equivocada, dos razones ocultas del largo conflicto en las aceiteras

Interna solapada y estrategia equivocada, dos razones ocultas del largo conflicto en las aceiteras

El “lado B” del paro de los aceiteros que mantiene paralizado desde hace casi 20 días al complejo portuario cerealero y las razones por las que podría haber acuerdo paritario cuando el martes empresas y gremios se vuelvan a ver las caras.  

Resulta llamativo que en una economía raquítica como la argentina, uno de los pocos sectores que sigue pujante, que es fuente fundamental para el ingreso de dólares y que paga sueldos básicos iniciales de $70.000, negocie paritarias en el marco de una fuerte huelga que desde hace casi 20 días mantiene paralizada las aceiteras y los puertos cerealeros.

Y es que no se trata de una paritaria docente o médica, dos profesiones mal pagas, o de un sector privado con empresas al rojo vive que subsiste por los subsidios como el transporte urbano. Todo lo contrario. En este caso, la discusión es si el bono extra por trabajar en pandemia es de $60.000 o $100.000.

Y por más que los sindicatos aceiteros resalten el costado épico de la huelga, como cuando denunciaron que “las aceiteras quieren disciplinar a los trabajadores, desestabilizar al gobierno y lograr una fuerte devaluación”, y hasta vean un guiño de la propia Cristina cuando días atrás bramó que “la reactivación no debe quedar en manos de unos pocos”, l. realidad es que hay un par cartas que no se pusieron sobre la mesa y que permiten (sumando a los argumentos conocidos) entender la dureza del conflicto.

En efecto, la fortaleza del reclamo tiene un soporte firme en la inédita unidad gremial entre el Sindicato Aceitero de San Lorenzo (de tradición peronista) y la Federación de Trabajadores Aceiteros (más volcada a la izquierda), que siempre negociaban por separado. Unidad a la que se sumaron para el reclamo paritario al gremio de los recibidores de granos (Urgara). Pero esa propia unidad táctica de los gremios es la que dificultó las negociaciones ya que ninguno quiere aparecer cediendo primero. Así ocurrió en el arranque de la semana cuando, estando las conversaciones cortadas, las empresas habían logrado abrir una ventana de negociación con uno de los actores involucrados, posibilidad que se truncó apenas trascendió a los otros gremios que se había abierto un canal de diálogo.

Es que la interna gremial le inyecta nafta al fuego de las gomas quemadas. Y son varias las internas. Una quedó expuesta en una asamblea, previa a este conflicto, realizada en la planta Molinos Agro. Allí “las bases” le dijeron de todo a la conducción del Sindicato Aceitero de San Lorenzo por no sumarse a un paro (de los varios que venía haciendo en los últimos meses) de la Federación de Aceiteros. Fue así que luego de escuchar voces críticas de las posturas más negociadoras de la conducción, el secretario del sindicato Pablo Reguera anunció al toque el paro que hoy todavía sigue y al que se sumó después la Federación Aceitera, cuando antes Reguera demoraba al máximo ir a la huelga y era el que se unía, cuando se unía, a los paros de la Federación.

Y es que además de que las bases lo corrieron por izquierda, en torno a la conducción de Reguera también sumaron fuerza otros dirigentes que aparecen, al menos ahora, más combativos y que buscan hacerse un lugar más fuerte impulsando los reclamos y llevando, entonces, a Reguera a tener que elevar el tono de sus medidas de fuerza.

Precisamente, a las autoridades del Ministerio de Trabajo de la Nación les llamó la atención que en la última reunión que organizaron para intentar mediar hace dos lunes cuando llegaron los sindicatos había casi 25 dirigentes que acompañaban a Reguera, quien tampoco sobresalió mucho en esas fallidas conversaciones.

Pero además Reguera está jugando otro partido en el que también necesita mostrar los dientes. Es que un grupo de sindicatos vinculados al ambiente portuario se unieron para formar la bautizada “Mesa Intersindical” de San Lorenzo que sale a disputarle espacios gremiales a la muy alicaída CGT de San Lorenzo, de la que Reguera es el número dos, corriéndola por izquierda. Es por eso que también Reguera tiene que mostrar los dientes en el conflicto aceitero, y a esta altura, para su conducción ya no se trata sólo de lograr un buen aumento salarial sino también en que la salida del paro la deje mejor de cómo entró.

LAS EMPRESAS, TAMBIÉN BAJO LA LUPA

Por el lado de las empresas, también las aceiteras aportaron lo suyo al desentendimiento. Ocurre que a diferencia de lo que venía ocurriendo en vez de presentar negociadores por cada firma, las aceiteras delegaron la negociación en la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara), que hasta este momento venía siendo una invitada formal a la firma de los convenios una vez arreglados.

Y según contaron a Rosario3 fuentes del gobierno provincial (que pasó, a decir verdad, por el costado del conflicto que se juega en su territorio) y de funcionarios la cartera laboral nacional, las primeras intervenciones de los enviados por Ciara mostraron una lectura no muy precisa del estado de situación.

Es que en las primeras negociaciones se manejaron ante los gremios como si todavía hubiera “amigos del mercado” sentados en la Casa Rosada. Y también parecían portar la creencia de que los entendimientos macro de los agroexportadores con el gobierno nacional (por ejemplo en la liquidación de divisas) replicaban automáticamente en un disciplinamiento  de los gremios en las discusiones paritarias, sin ni siquiera medir que en el frente gobernante ganan fuerza los sectores más duros que corren por izquierda a las autoridades de la Casa Rosada. 

En esta contienda los números parecen inclinarse más para el lado de los argumentos de Ciara ya que los gremios se descolgaron con pedidos de aumentos por encima de la inflación sin criterio de productividad, con una suba del básico de $30.000 frente a los $70.000 actuales y un bono por trabajar en pandemia de $100.000 más el bono de fin de año de $60.000 cuando, por el contrario, fue un año de márgenes muy ajustados para el sector.

Pero las aceiteras tampoco se pueden presentar como pymes que viven al día (cuando en su gran mayoría son conglomerados de amplia espalda financiera) cuando vienen de años muy buenos y tampoco es idóneo sentarse a negociar sin mirar todo el escenario y no sólo los números, como el armado de un frente gremial y las internas que los cruzan.

Es por eso que los sindicatos se quejaron de la poca predisposición a ceder casilleros de parte de “los abogados”, como los calificaron, a los negociadore. que vinieron desde la city porteña. Es cierto que los gremios avalaron con su firma el cambio de negociadores, pero lo cierto es que los primeros movimientos de los enviados no fueron los más propicios. Y si bien luego llegó el volantazo de Ciara que enderezó las conversaciones, el necesario feeling inicial para negociar estaba muy dañado.

LOS PRÓXIMOS PASOS

De cara a lo que viene, Ciara y los gremios volverán a juntarse el martes, otra vez mediadas por el Ministerio de Trabajo de la Nación. Pero esta vez, a diferencia de la fallida intervención anterior cuando las partes se fueron más distanciadas de lo que llegaron, hay una intención de ir acercando puntas para que el martes se pueda concretar el tan demorado entendimiento paritario.

¿Qué cambió? Por el lado de los gremios, empezó a aparecer el malestar de las bases ya que en el sueldo de la primera quincena se notó el impacto del descuento por los días de paro ya que las empresas si algo no van a pagar son los días no trabajados. “Es una cuestión de principios. Sería como financiar el paro en nuestra contra”, dicen en las aceiteras. Es por eso que en los últimos comunicados gremiales se sumó el pedido de que “se paguen los días” de huelga. Y por el lado de las empresas, ya no hay más margen para seguir con las plantas paradas, ya que al principio lo tenían porque la cosecha de trigo no vino muy bien y no apuraba el cronograma de embarques.

Como sea, la negociación ahora ya no está tan lejos en materia de números, sino que más bien se trata de encontrar una fórmula de arreglo que al presentarse deje bien paradas a ambas partes ya que de los dos lados vienen asegurando que la otra parte los está extorsionando. Y por eso ninguna puede ahora aparecer cediendo a la supuesta extorsión que denunciaban. Cuestión de principios. Y de no dejar sentada jurisprudencia.

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