"El poder, si no tenés un equipo que te ayude, te devora. Yo he visto presidentes emborracharse, falopearse, perderse... Los vi pasar a todos", dice Luis Barrionuevo, histórico dirigente de los gastronómicos en una extensa charla en la que abordaron los más variados temas.
Luis Barrionuevo suele describir una escena que lo acompaña desde hace décadas. Desde el tercer piso de la sede de los gastronómicos en avenida de Mayo, ve desfilar a los presidentes. “Yo abro la ventana y los veo pasar. Van a jurar, vuelven… alguno se fue en helicóptero, otro en limusina, otros no terminaron. Y yo sigo estando ahí. Desde mi oficina los vi pasar a todos”, dice.
A los 83 años, mantiene la lengua filosa y la memoria fresca. “Yo he visto presidentes emborracharse, falopearse, perderse. El poder, si no tenés un equipo que te ayude, te devora. Milei no lo tiene. Está solo. Todavía no se despertó de la paliza que cobró en las elecciones en la Provincia”.
Su diagnóstico es lapidario: “Hoy no hay poder en la Argentina. El poder lo tendría que tener el Congreso, la Justicia y el Ejecutivo. Pero no existe”.
El sindicalista, quien concedió una amplia entrevista al programa “Mesa Chica”, del streaming de Canal 8 y LA CAPITAL, asegura que su gremio tiene argumentos de sobra para movilizarse: “En la gastronomía estamos muchos puntos abajo con respecto al año pasado. Los jubilados y los discapacitados, golpeados. La construcción parada. Las rutas hechas pelota. Se terminaron los cines, los teatros, las pizzerías, los restaurantes. No hay consumo porque no hay plata en el bolsillo. Y la víscera más sensible del trabajador es el bolsillo. Argumentos sobran para salir a la calle”.
Pero inmediatamente marca un límite: “¿Y si salimos? ¿Cuánto dura el gobierno? Nada. ¿Y quiénes son los responsables? Nosotros. En mi provincia decimos: ‘Dale soga al chivo que se ahorca… Dejalos que gobiernen. Mientras tanto, hay que subsistir”.
Barrionuevo no oculta que al comienzo jugó fuerte por Javier Milei. “En Catamarca dije: Milei gana sin chicote. Aposté a él buscando una alternancia, porque no quería que Massa fuera presidente, ni al kirchnerismo ni a La Cámpora. Pero después se fue para otro lado. Milei es economista cien por ciento, de política cero”. “Me interesaba -subraya- que en la alternancia se pudiera buscar un candidato peronista para el futuro. Apostar a los jóvenes”.
Cuenta que incluso aportó al armado del libertario: “A Sebastián Pareja lo bancamos nosotros. Me interesaba que él armara. Nosotros nos hicimos cargo de la fiscalización de diez provincias durante la elección en que Milei ganó. Sé cómo son: no tenían nada, y quedó demostrado”.
El encuentro cara a cara lo terminó de convencer: “Estuve dos horas con él. Una hora me pidió que le hablara de Menem. Le dije: ‘Vos no sos Menem. Menem hablaba con todos. Vos no hablás con nadie. No te confundas como se confundió Macri. Hablá con todos y dejate ayudar”.
La confirmación llegó cuando conoció a Karina Milei: “Me dio la mano y me dijo: ‘Luis, yo soy el jefe’. Y yo le respondí: ‘Está bien, de tu hermano. Pero yo nunca tuve jefe’. El conductor tiene que ser el presidente. Y Milei no conduce”.
“Milei -recuerda- me dijo que no iba a meterse con el movimiento obrero. Le respondí: quedate tranquilo que nosotros sabemos cuidarnos solos. Vos preocupate por el país. Sos un economista 100%, pero de política cero… Y bueno, quedó demostrado”.
Críticas a Patricia Bullrich, la excusa para irse
Entre las anécdotas apareció Patricia Bullrich. “Yo la vestí en Horizonte del Sol, en Mar del Plata, para que juegue al tenis con Menem. Le compramos todo, la ropa, las zapatillas. Ella venía de ser montonera y yo la incorporé a la campaña de Carlos. Patricia es una mariposa, anda de flor en flor”.
El enojo con su incorporación al gabinete libertario fue inmediato: “Cuando Milei la trajo, después de haberla tratado de asesina, de montonera, de tirar bombas en jardines, entendí que ese no era mi lugar. Ahí me fui. A mí me sirvió porque yo no quería estar ahí”.
En la previa electoral, Barrionuevo advierte que el Presidente se equivocó en su estrategia: “El problema que tiene Milei hoy es que puso como candidato en la provincia de Buenos Aires a José Luis Espert. Es un gorila. Se cree que insultando y agrediendo va a ganar votos. No entiende nada. Y a todo esto el PRO está en extinción. No están más. Los dos águilas que negociaron lo hicieron para ellos. Diego Santilli va a ser diputado nacional y el otro (por Cristian Ritondo) quiere ser presidente de la Cámara de Diputados. Así les va”.
Y repite dónde está el poder real: “Las elecciones las gana el ejército de los intendentes. Ellos mueven las tropas, garantizan los votos, arman los concejales para protegerse. Sin intendentes no hay victoria posible. Y se vio el 7 de septiembre cuando movilizaron y ganó el peronismo”.
También celebra un cambio de época: “Si algo bueno tiene Milei es que se comió a todos esos políticos que estaban de más. A los Randazzo, los Urtubey, los Massa, los Macri, los Gerardo Morales. Todos quedaron en el camino. La gente no los quiere más”.
No obstante, cree que tras la reciente derrota “no recicló el gobierno. Son los mismos. Sigue el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que no existe. Es bueno como Lassie pero no toma decisiones. A este que pusieron de ministro del Interior -añade en relación a Lisandro Catalán- ya se cansó de atender a los gobernadores a los que nunca les dio nada. Si al ministro del Interior le sacás los ATN no tiene nada para negociar. Y estos lo primero que hicieron fue sacar los ATN”.
Y observa que “tiene que haber reactivación y no la hay. No hay plata para que las provincias hagan obras y así no hay salida. Andá y controlalas. Me parece espectacular que controles y no que cortes todo. Eso se lo dije a Federico Sturzenegger. Están equivocados, muchachos, acá tiene que haber una reactivación, una recuperación”.
Mar del Plata, su lugar, y Montenegro
Soy marplatense por adopción. Más de 50 años viniendo a esta ciudad”, afirma. “Aprendí a jugar al golf en Acantilados, viví en el Alfar cuando todo era desierto. Me decían: ‘¿Qué vas a invertir allá?’. Hoy el sur es pujante”.
Barrionuevo detalla las inversiones del gremio: “Reciclamos el Hotel Presidente Perón en Rawson y Tucumán; recuperamos el Sasso cuando estaba abandonado, con la estación de servicio de la esquina incluida; revolucionamos los balnearios de Punta Mogotes con gimnasios y piletas. Eso contagió al resto. Y todavía Mogotes está en pañales”.
También apuesta al futuro de la Casa del Deportista: “Estuvo 18 años cerrada, tomada por ocupas. La limpiamos, la pintamos, la cercamos. Presentamos un proyecto de más de 3 millones de dólares para suites y un spa”. Hoy el gremio emplea en la ciudad a más de 500 trabajadores, de los cuales 300 son fijos. “Nuestra inversión es generar trabajo”, resume.
El dirigente no ahorró definiciones sobre el intendente Guillermo Montenegro, senador provincial electo. “Guillermo estaba aburrido de Mar del Plata. No quería estar más. Fue un intendente que dejó trabajar, una persona de mundo que posibilitó inversiones. Le quedan dos años de mandato, pero ya tiene la cabeza en otra cosa. En la Legislatura manda el que tiene mayoría. O sea, estás pintado”, dice, y expresa sus dudas con respecto a la posibilidad de que el actual jefe comunal ocupe algún ministerio en el gobierno de Milei. “Hermano, eso de que te prometan…¡En política se cobra por adelantando! Vicente Leónidas Saadi, que era un viejo zorro, decía que en política se cobra de contado”, añade.
“Hay que dejar de robar por dos años”
La histórica frase también volvió a recordarse durante la entrevista con “Mesa Chica”. “Yo dije que los argentinos teníamos que dejar de robar por dos años. Con el kirchnerismo eran treinta segundos. Calculamos que se robaban dos mil millones de dólares al año en sobreprecios. Si dejaban de robar, eso iba a la inversión, al crédito, a la reactivación”.
Y recordó el costo que pagó por decirlo: “A mí me pidieron la renuncia por esa frase. No fue por lo que hice, sino por lo que dije. Los que me echaron eran los que robaban: Manzano, Bauzá, Dromi… esos se quedaron”.
“José Luis Manzano fue un niño prodigio, una mente brillante, pero usó su inteligencia para el mal. Sergio Massa también: brillante, pero para la maldad. Mauricio Macri fue un vago que defraudó. Alberto Fernández, un inútil, un fracasado, un vividor. Cristina nunca amó al peronismo, siempre a ella misma”. Hace años dije que Cristina iba a terminar presa. Y así fue”, enumera. En cambio, de Carlos Menem guarda devoción: “Un animal político, un fenómeno. Hablaba con todos, desde las seis de la mañana”. Y para cerrar, define al gobernador bonaerense, Axel Kicillof como “honesto y sorprendentemente práctico”.
Su Mesa Chica
Si pudiera elegir cinco nombres para compartir un asado y una copa de vino, Barrionuevo dice que convoca a Raúl Alfonsín y Carlos Menem, “dos a los que admiré mucho”; al periodista Carlos Pagni, que de joven lo visitaba en su casa de El Alfar; a José Ignacio Rucci, “de quien aprendí mucho, cebándole mates”; y a un deportista de su devoción: Fangio, los hermanos Gálvez o Roberto De Vicenzo.
Completa la mesa con Graciela Camaño: “Muy inteligente, muy trabajadora, conocedora de las leyes. Una mujer muy capaz, con quien tuve discusiones hermosas”.
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