Maximiliano Pullaro se queda con la UCR de Rosario y condecora a un tapado

Maximiliano Pullaro se queda con la UCR de Rosario y condecora a un tapado

El sector del gobernador se adueña del radicalismo en Santa Fe. Tres figuras pelean por el cetro, pero un concejal de Funes pica en punta.

El gobernador Maximiliano Pullaro se quedó con la comandancia de la UCR en Rosario que ostentaba la presidenta del Concejo María Eugenia Schmuck y piensa ubicar allí como presidente a Juan Ignacio Rímini, concejal de Funes, una localidad cercana a la cabecera. Darle volumen electoral al pullarismo en la Cuna de la Bandera, el principal plan para la gestión.

Pullaro sacó 62 puntos en Rosario para convertirse en gobernador, más que la media provincial. Pero en las PASO tuvo que aliarse a un foráneo y un outsider para competir contra Carolina Losada y Mónica Fein: el socialista Federico Lifschitz y el periodista Miguel Tessandori, ambos con cero radicalismo en sangre.

Ahora, con ese plan en la cabeza, el pullarismo salió a la caza. Schmuck, en la figura de Alejandro Villalba, conducía la UCR en la Departamental Rosario. En rigor, todavía lo hace. Pero el proceso interno del partido derivó en renovación por dos motivos: por un lado, una lógica de rotación sectorial que rige internamente y, por el otro, y la más importante, al gobernador lo que es del gobernador.

 

 

Maximiliano Pullaro, amo y dueño de la UCR

Ya no hay dudas, el pullarismo se quedará con la UCR en el Gran Rosario. Solo falta resolver el nombre. Ante la potencia y relieve que impone la ciudad más poblada de la provincia, la máxima histórica fue que la conducción la tenga una persona rosarina. Pero no en esta oportunidad.

Anahí Schibelbein, única concejala radical y pullarista, no tiene todos los boletos para liderar. Tampoco los tiene Nolasco Salazar, director provincial del Instituto Autárquico Provincial de Obra Social (IAPOS). Ambos lideran por separado corrientes internas de NEO, el sector que lidera el gobernador. Sin embargo, no pudieron –o no supieron– contentar y convencer a la cúpula.

En cambio, quien sumó escalones y goza del aval mayor es por estas horas el edil Rímini. El funense cosechó el apoyo del secretario general del gobierno provincial (una suerte de ministerio sin rango de tal) Juan Cruz Cándido y Damián Pullaro, hermano mayor del gobernador, a quien se le encomendó la tarea de armar Rosario.

Los pies chicos de Maximiliano Pullaro en Rosario

Schibelbein y Salazar no quieren bajar las banderas. De ahí que la departamental Rosario no haya definido sus autoridades, cuando –por ejemplo– las regionales de Santa Fe y Venado Tuerto y la conducción provincial (reelige el senador Felipe Michlig) ya cerraron filas. En la lógica radical, cada tribu interna define un nombre y luego lo somete a votación a mano alzada en un plenario de todas las corrientes.

O sea, el pullarismo ya se aseguró la presidencia del Gran Rosario, pero todavía no definió el nombre que seguramente será avalado por el resto del partido. Rímini es el elegido, pero sus rivales todavía batallan. “No hay plazo, el ganador tiene dos años de mandato, pero puede asumir en mayo, en agosto...”, le graficó a Letra P un dirigente radical que sigue de cerca las negociaciones.

Al no ser rosarino, Rímini puede ordenar Rosario y buscar con más aire y soltura el candidato o candidata para 2025 que Pullaro no tiene. De afuera hacia dentro, de un distrito mediano o chico a la cabecera. ¿Cambio de domicilio para competir él? No está en agenda.

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