En medio de la crisis laboral creció tres veces y media la cantidad de repartidores de Rappi

En medio de la crisis laboral creció tres veces y media la cantidad de repartidores de Rappi

En un año, la cantidad de repartidores activos en Rappi pasó de 40 mil a más de 150 mil. El salto del 252% no expresa prosperidad, sino el impacto de la recesión: menos empleo formal, más trabajadores volcados a las apps y un ingreso que se achica para todos.

La última edición del Índice Rappi volvió a encender las alarmas sobre las condiciones laborales en las plataformas digitales. Entre noviembre de un año y el siguiente, 151.874 personas completaron al menos un pedido, frente a las 43.048 del período previo. Ese crecimiento -más de tres veces la base anterior- no puede leerse únicamente como expansión del negocio: es, sobre todo, la expresión de una economía que expulsa empleo y obliga a buscar ingresos donde se pueda.

La radiografía del mercado laboral muestra que, frente a despidos, caída del salario real y pérdida de empleo registrado, miles de trabajadores encontraron en Rappi una alternativa para "parar la olla". Algunos reemplazaron un trabajo perdido; otros se volcaron a las aplicaciones para sumar ingresos ante la insuficiencia del salario principal.

El informe también expuso que las órdenes crecieron 29,3% y la cantidad de comercios que venden en la plataforma subió 39%. Sin embargo, el dato que sintetiza la crisis está en el bolsillo del usuario: el ticket promedio aumentó 21%, por debajo de una inflación, lo que implica una caída real del consumo. Se pide más, pero se gasta menos.

La expansión del plantel de repartidores no solo refleja el deterioro económico: lo profundiza. A mayor cantidad de trabajadores conectados, menor es la comisión, lo que empuja aún más a la precarización. Es un círculo que se retroalimenta: más crisis, más repartidores; más repartidores, menos ingreso por pedido.

En el modelo económico de Javier Milei, las aplicaciones de reparto funcionan como un amortiguador social de la crisis productiva. Pero detrás del récord de inscripciones, lo que emerge es un mercado laboral sin red, donde la expansión de las plataformas no es sinónimo de desarrollo, sino de supervivencia.

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