México: Eduardo Esquivel, por siempre

Juan Carlos Esquivel −“Juanito”, como cariñosamente lo llamaba su padre−, me dio la noticia el viernes en la mañana: “El viejo se fue luchando”, sentenció, con su voz entrecortada.

Por: Gerardo Iglesias.

Eduardo Esquivel, dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Industria Embotelladora (STIE), fundador de la Federación Latinoamericana de Trabajadores de Coca Cola (Felatrac) y miembro del Comité Ejecutivo Latinoamericano de la UITA, sembró amigos en toda la región, fruto de su don de gente, su cariño a flor de piel y sus acciones que no tenían otra intencionalidad que sumar y construir puentes.

Su último viaje internacional fue a Guatemala para participar en la Asamblea General del Sindicato de Trabajadores de Embotelladora Central S.A. (Stecsa) donde, sin temor a equivocarme, el 12 de enero del pasado año pronunció su último discurso augurándole suceso al flamante Comité Ejecutivo de ese sindicato que tanto quería y elogiaba.

En 2010 la Felatrac decidió que se realizara en Tegucigalpa la reunión de su Comité Ejecutivo, en solidaridad con el pueblo hondureño y el movimiento sindical que enfrentaba la creciente violencia luego del golpe de Estado perpetuado un año antes, y allí estuvo Eduardo.

No recuerdo cuántas veces más se hizo presente en Honduras junto a las misiones de solidaridad de la UITA, en nuestra página web hay varios registros fotográficos de su participación en numerosos congresos del Sindicato de Trabajadroes de la Industria de las Bebidas y Similares (Stibys). Tal vez, como se dice, la procesión iba por dentro, pero Eduardo nunca dejó entrever algún atisbo de temor en esas andadas por Honduras, donde la única seguridad que tenía, era que la pasaría muy mal en manos de los golpistas si caía preso.

En marzo del pasado año nos vimos en México. Eduardo, siempre dispuesto y gentil, había organizado varias reuniones con organizaciones interesadas en integrarse a la UITA.

Compañero Eduardo: tu ausencia nos vuelve a retemplar la disposición a luchar por los derechos de trabajadores y trabajadoras, como tú lo hiciste durante toda tu vida. Un ejemplo que es, también, un legado.

Donde estés tienes que saber que tus amigos te recordamos con aprecio y cariño, y te echaremos mucho de menos. Donde estés, te deseo que haya arroz con leche para comerlo con dos pancitos, como a ti tanto te gustaba.

Mucha luz en tu viaje, querido “Lalo”.

Comentá la nota