La CGT: noventa años lejos de Guernica

La CGT: noventa años lejos de Guernica

La semana sindical en cinco claves. 90 años soplando incendios. ¿2020 o 2002? Empresarios agrandados. Una dudosa estadística de la bronca. Pasamanos al futuro.

 

Empezamos, como todas las semanas, con dos escenas.

El último domingo, en el grupo de whattsapp de la “mesa chica” de la CGT, compartieron el comunicado que habían redactado el día anterior. “1930 – La CGT cumple 90 años – 2020”. Emoticones de chin-chin y a disfrutar el domingo frío y lluvioso en sus cómodos sillones.

El mismo día, a cuadras de la mansión de uno de esos dirigentes cegetistas, mil trabajadores y estudiantes llegaron hasta “la toma de Guernica” que quieren desalojar. Muchos tenían logos de empresas en el pecho o la espalda. ¿Quién se podía quejar del barro y el frío delante de esos pibes y pibas que los miraban con cara de sorpresa? Como una coreografía ensayada durante días, hicieron una fila que unía los autos con el punto donde parecen unirse los cuatro “barrios” que fundaron los vecinos para pelear por un pedazo de tierra y un techo. El ritmo del pasamanos solidario era imparable.

1. 90 años soplando incendios

Esta semana empezamos con un poco de historia, nunca viene mal.

¿Qué tienen que ver la fundación y trayectoria de la CGT con lo que pasa en Guernica? Bastante.

La Confederación General del Trabajo se fundó el 27 de septiembre de 1930. Fue un acuerdo entre la central sindical “socialista” (COA) y la “sindicalista” (USA). No tuvo un inicio muy combativo que digamos. Uriburu acababa de hacer el primer golpe de Estado y la naciente CGT convivió con el gobierno militar sin mucho esfuerzo.

Apoyado en gremios con cierto poder de negociación, como los ferroviarios, se fue consolidando un aparato que años después daría lugar al “modelo sindical peronista”: sindicatos subordinados al Estado, conciliadores, sin democracia obrera, con dirigentes separados de los intereses de sus afiliados. Con ustedes, la burocracia sindical.

Hace 90 años surgía, justamente, el primer cordón del Gran Buenos Aires. Eran las manos y brazos que necesitaba el proceso de industrialización. Venían del interior. A lo largo de las décadas se iría extendiendo y pegaría un nuevo salto en los años 80. El neoliberalismo empezaba a arrasar con las condiciones de trabajo y de vida de la clase trabajadora. Comenzaban a crecer el segundo y luego el tercer cordón del Conurbano, con sus dos polos de contraste: los countries y los asentamientos.

Era la patria de los más precarios. Muchas veces sin registrar, sin “bancarizar”, o con los peores sueldos y convenios, o directamente desocupados.

Desde las primeras etapas del capitalismo argentino hasta el neoliberalismo, es imposible separar la historia de las cúpulas sindicales de la suerte de la clase trabajadora en general y en particular de sus sectores más empobrecidos.

2. Los números y la calle

Esta semana se conocieron nuevos números económicos. Las estadísticas confirman, salvo que estén muy dibujadas, lo que millones ya sienten en el bolsillo.

Para resumirlo: el Producto Bruto Interno cayó casi un 20%, la más fuerte desde 2002. El desempleo superó el 13,1%, la mayor cifra desde 2004. Si miramos bien los datos, en los últimos meses se destruyeron 2,5 millones de puestos laborales, sobre todo los más precarios. Este miércoles se conocen los índices de salario y pobreza. Se espera una caída de al menos 6% del salario real y que la pobreza supere el 40%.

Guernica, otra vez, es el símbolo más crudo de esa crisis y esos números. Según el censo del mismo Gobierno, el 90% de quienes están allí están desocupados, muchos por las consecuencias del ajuste y la pandemia. Sus hijos, hijas, son parte de quienes nacen y crecen en la pobreza. Sin techo, sin mesa, sin pan.

3. Envalentonados capítulo sin cuenta

Como cada semana, los empresarios confirmaron que para ellos no hay tregua.

No hay tregua con el salario. Por eso la paritaria de Comercio se trabó. La cámara empresaria vio la generosidad de Cavalieri, que aceptó un bono de 5000 pesos, y le dijo: “¿sabés qué? El bono va a ser de 2500”.

Tampoco hay tregua con las condiciones de trabajo. En Dánica la empresa montó un lock-out patronal para que los trabajadores abandonen el convenio aceitero perdiendo salario y derechos. Aprietan a sus familias y les ofrecen un “bono bienvenida” al convenio de la alimentación. Según contaron dirigentes aceiteros a este medio, “el gobierno provincial está muy tibio con la empresa. No queremos pensar que es como Macri”.

Menos, tregua con la salud obrera. En Mendoza quienes salvan vidas exponen las suyas hasta la muerte, como Walter y Silvia. El ministro de trabajo de Santa Fe visitó el frigorífico Swift y felicitó los protocolos de la empresa. A los pocos días falleció Gonzalo Ovejero tenía 42 años y tuvieron que cerrar. El que no cierra es el ingenio Tabacal. René Aramayo es el séptimo muerto. El Sindicato hizo una denuncia penal contra la Seaboard Corportation por la “propagación de enfermedad peligrosa y contagiosa (art 202 y 203 del Código Penal”. Allí figuran los nombres de los gerentes y médicos responsables del crimen patronal. ¿No son esos los verdaderos delincuentes?

¿Y cómo no se van a envalentonar los empresarios, si el gobierno también ataca a sus propios trabajadores? Cerró la paritaria estatal con UPCN con un 7% para este año. “Después vemos”.

Igual que la paritaria docente, no es más que un muestra de quién paga la “reducción del gasto público” que pide el FMI para el Presupuesto 2021. El “impuesto a las grandes fortunas” que saluda la CGT no alcanza ni para disimular que estamos ante una política de ajuste.

4. La bronca que todavía no reflejan las estadísticas

Esta semana salió un estudio de la consultora Synopsis que asegura que “la conflictividad de 2020 es la más baja en los últimos 10 años”. En medio de la pandemia y con esta CGT, es un dato tan previsible como la caída de ventas de cerveza artesanal o panchos en la vía pública.

Sin embargo, como venimos reflejando, detrás de los portones siguen habiendo murmullos y movimientos.

Por ejemplo los recibidores de granos. Los que cargan y descargan el “oro verde” paralizaron el lunes 16 puertos porque los sojeros no quieren negociar la paritaria vencida.

El mismo lunes, más de 150.000 docentes universitarios de todo el país pararon por salario y condiciones de trabajo. También el lunes pararon los obreros del Frigorífico Rioplatense de Pacheco: no se bancaron el despido de un candidato a delegado. Hay conflictos desde los choferes de Evelia en Jujuy, a los estatales de Chubut pasando por las trabajadoras de limpieza de Córdoba.

Pero las movidas más importantes de estos días las encabezan fundamentalmente mujeres. En Mendoza, un caravanazo docente conmovió la provincia martes y miércoles. Rechazan las reformas educativas del gobernador radical Suárez. El jueves quienes saldrán a las calles serán las trabajadoras de la salud. Vienen dando la vida en la “primera línea” y siguen siendo “héroes pobres”. Cobran miserias, les deben sueldos, les faltan elementos, están precarizadas, extenuadas.

Synopsis, todavía no terminó el año. Por las dudas dejá el título abierto.

5. El pasamanos del clasismo

Para terminar, volvemos a la escena del principio. La ayuda pasa de mano en mano. De un trabajador de Coca a un petrolero, que le pasa a una telefónica y esta a un joven repartidor que esta vez carga la caja con gusto hasta la vecina que la abraza.

Ese recorrido simboliza la solidaridad entre una parte de la clase trabajadora que todavía tiene algunas conquistas para defender, siempre amenazadas. Y en la otra a sus sectores más precarios: las mujeres que están desocupadas o laburan por hora.

Ese recorrido también simboliza lo que le falta a la CGT y tiene que retomar la clase obrera. Las mejores tradiciones de solidaridad y unidad: esas que vieron nacer las primeras organizaciones obreras. La conciencia de clase: esa que permite saber quiénes son sus amigos y quienes sus enemigos. De qué lado de la mecha estás. Que sabe valorar, como dijo Claudio Dellecarbonara ese domingo, que si ganan los sin techo de Guernica ganamos todos. Que la lucha por la vivienda solo podrá quebrar la dureza del Gobierno con la decisión de “los de adentro” y la solidaridad de “los de afuera”.

La CGT se fundó en un momento de crisis. Una de las más profundas del capitalismo. En medio de un mundo otra vez convulsionado, de un país que se dirige a una crisis histórica, la pelea por recuperar los sindicatos para unir a los petroleros y las desocupadas, nativos y extranjeros, es la única posibilidad de que evitar la barbarie capitalista.

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