Sindicalismo, entre formalizar apoyos y esperar por las listas

Sindicalismo, entre formalizar apoyos y esperar por las listas

Los distintos espacios del arco sindical cordobés se debaten entre oficializar su apoyo por alguna de las ofertas electorales que entrarán en juego en septiembre o esperar, para hacerlo, a ver qué lugar les reservarán en las listas.

La oficialización de las alianzas acelera el metabolismo del sistema político y mantiene a todos expectantes ante la próxima novedad: la presentación de las listas de candidatos y la definición de los cruces que habrá, en el seno de cada espacio, en las primarias.

La discusión pasa de lo general a lo particular y da lugar a interminables tensiones por el armado de las ofertas que el 12 de septiembre se cruzarán en los cuartos oscuros. Y el sindicalismo no es ajeno a esa discusión.

El Frente de Todos y Hacemos por Córdoba se disputan el apoyo de las organizaciones gremiales de Córdoba, que a pesar de no mantener la injerencia de antaño, cuando el mismísimo Perón las definió como “la columna vertebral del movimiento justicialista”, siguen siendo instrumentos electorales de gran importancia capaces de proveer estructuras de fiscalización y abrir ámbitos a los cuales ir en búsqueda de votos. Algunas, incluso, cultivan un desarrollo territorial que les permite trasponer las fronteras del sindicalismo para ir al encuentro de votantes por fuera de los gremios que las integran.

En el mapa sindical cordobés ya hay señales claras respecto del camino que seguirá cada organización gremial pero, aun así, la mayoría de ellas prefiere esperar a la oficialización de las listas para saber, antes de formalizar, cual es el espacio que se les reservará en la boleta.

No es el caso, vale decirlo, de las 62 Organizaciones Peronistas. El espacio ultra-schiarettista conducido por Sergio Fittipaldi y Ricardo Moreno, completamente acoplado al juego político del Centro Cívico, ha preferido blanquear, de antemano, su respaldo a los candidatos de Hacemos por Córdoba, incluso antes de conocerlos por nombre y apellido. Para hacerlo lanzó anoche un comunicado en el que, en pocas palabras, comprometió un apoyo cerrado al gobernador y prometió “militar” la candidatura de Alejandra Vigo.

El término empleado no es casual. Las 62 Organizaciones se ufanan de haber conseguido, a lo largo de los últimos años, un desarrollo territorial que potencia su capacidad de conseguir votos. La promesa es de difícil comprobación. Cuando los sufragios ya están en las urnas no se puede rastrear su origen. Lo que sí podrá verse es cuanto “paga por ver” el oficialismo provincial.

Más allá de esto, el espacio encolumnado detrás del líder del Soelsac también prepara otras credenciales: proyecta la apertura de una sede en Río Cuarto, organiza una reunión de su juventud sindical para empezar a formar un centenar de fiscales y promete, para el primer tramo de la campaña, aportar a la agenda de los candidatos dos decenas gremios en los cuales mostrarse.

En la CGT las cosas son un tanto más complicadas. La central divide sus apoyos entre el Gobierno Provincial y la Casa Rosada. José Pihen, su titular, ha dado recientes muestras de respaldo a Hacemos por Córdoba, y viene de mantener una reunión con los principales armadores de campaña de oficialismo local. Se espera, para los próximos días, que oficialice su apoyo a los candidatos del Panal, pero la duda es si esa manifestación vendrá desde el Movimiento Obrero Peronista (MOP), que lidera, o desde la CGT, que cuenta entre sus principales sindicatos varios alineados con el Frente de Todos. Lo segundo parece tanto más probable.

Este espacio, bautizado por sus fundadores como “Movimiento para la Justicia Social y el Trabajo”, es liderado por Juan Monserrat (UEPC), Ilda Bustos (Gráficos), Raúl Ferro (Asociación Bancaria) y Héctor Morcillo (Alimentación).

(Nota: también solía integrarlo Federico Corteletti, de Judiciales, pero los armadores del Frente de Todos juran que el secretario general de Agepj no asistió a las últimas dos reuniones, y ya lo cuentan entre los gremios que apoyarán al Panal).

El Movimiento para la Justicia Social y el Trabajo no está tan apurado por formalizar su compromiso con el Frente de Todos. Se descuenta que lo hará, pero primero quiere ver cuál es el lugar que le reservan en las listas. Los más optimistas creen que podría ser el segundo de la lista de diputados. Otros ven más factible el cuarto.

Esos asuntos serán tema de charla en una reunión que los armadores del Frente de Todos mantendrán con los líderes del Movimiento para la Justicia Social y el Trabajo en el curso de la semana próxima. No será la única que habrá con gremialistas. También tendría lugar otra con Pablo Carro, actual diputado cuyas chances de renovar no están nada claras.

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