El ex subteniente, impulsor de la sindicalización policial, Esteban Arriada, dialogó con RADIO REALPOLITIK (www.realpolitik.fm) sobre los problemas del trabajo de las fuerzas, las discusiones de la sociedad y su interpretación de los casos que han teñido últimamente la opinión pública. “Nadie que está en el ministerio de seguridad es un genio en la materia, tenemos que escuchar a la gente que sabe”, aseguró.
A continuación, lo más destacado de la entrevista.
RP.- ¿Cuál es su visión de la sindicalización policial en el marco de la muerte de los cadetes riojanos?
La militarización de las fuerzas es el principal problema, y es un tema que viene de la década del ’60 cuando, en lugar de ser pensadas para cuidarnos, se formaban para ir a la guerra. A partir del año ’83, con la recuperación de la democracia, las provincias deberían haber abandonado esa visión militar.
El otro día la directora de la CORREPI, María del Carmen Verdú, con la que estoy en desacuerdo en muchas cosas, se refirió a la deshumanización de las fuerzas que enseñan a torturar, siendo torturados. Yo adhiero y por eso digo que cuando uno reduce a un delincuente y usa la fuerza pública, debe hacerlo desde un trato humano. Si un delincuente está aprendido, bajo mi custodia, sólo es necesario ponerlo a disposición de la Justicia. Este tema, entre otros, como la corrupción, la formación de los cadetes y el trabajo del policía que está quince horas parado en una esquina abajo del sol sin un vaso de agua ni comida, es lo que queremos discutir porque ellos no pueden expresarse. Se los juzga como profesionales, pero ningún profesional trabaja en esas condiciones. Estamos en el 2018 y las cosas funcionan como cuarenta años atrás. Nadie que está en el ministerio de Seguridad es un genio en la materia, tenemos que escuchar a la gente que sabe.
RP.- La policía no tiene quién los defienda…
Nosotros participamos en el Movimiento Policial Democrático, tenemos una federación nacional, una confederación latinoamericana, y estamos trabajando para defender los derechos de los trabajadores. Queremos dar las discusiones que hay que dar para que los efectivos no sean usados como chivos expiatorios. Cuando a mí me expulsaron por ejercicio de la actividad sindical, se cansaron de echar compañeros por distintas causas, muchos injustos, y la idea era demostrar que “se depuraba la fuerza”, el tema es que no cesaron a ningún jefe. En ocho años metieron preso sólo a uno y nadie se hacía cargo de lo que pasaba.
RP.- ¿Dejan el trabajo sucio a los subalternos y luego cortan por lo más delgado?
Siempre pasa lo mismo, por eso debemos sincerarnos y dejar de ver a la policía como esa “cosa mala”. Hay que verlos como vecinos que cumplen una función como cualquier otro, aunque pocos están dispuestos a cumplir. Muchos pibes entran por necesidad de trabajo y no por vocación de servicio. Tienen una proyección de futuro, por eso se someten a los atropellos. Queremos dignidad.
RP.- ¿Por dónde cree que se empieza?
Hay que empezar a dar la discusión, nada es inmediato. Tenemos que brindar la posibilidad que los efectivos puedan organizarse como dicta la constitución. A su vez, trabajar en la formación de los policías, no sólo cuando entran, sino a lo largo de su carrera. No se desarrollan nuevas experiencias, por eso decimos que necesitamos universidades que generen licenciados en seguridad. Vivimos en una sociedad mágica en la que nos quejamos de pagar impuestos que implican mejorar los sueldos, pero no decimos nada cuando pagamos mil pesos de teléfono o cable. Nos falta conciencia cívica y los políticos deberían decir las cosas con claridad.
RP.- ¿Se necesitan más policías o mejor entrenados?
Las dos cosas. La policía de la provincia de Buenos Aires debería contar con más de 100 mil efectivos. Con una buena formación, se mejoraría la eficiencia. No puede ser que un solo efectivo ande en patrullero o esté en una esquina. Si queremos mejor seguridad, tenemos que pensar las estrategias para cada distrito.
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