“Si no somos escuchados se van a tomar medidas”

“Si no somos escuchados se van a tomar medidas”

Entrevista con Miguel Vivas, secretario general de la CGT Rosario. Desde la central obrera local critican la reforma laboral impulsada por el gobierno, mientras buscan dialogar con las autoridades provinciales y municipales.

Por: Ignacio Cagliero.

A finales de noviembre, la CGT Rosario logró su normalización luego de 15 años paralizada en la ciudad. La unidad, concertada por el acuerdo de un centenar de entidades gremiales, se da un contexto de pérdida del poder adquisitivo de los salarios e intentos de avanzar sobre los derechos de los trabajadores. Miguel Vivas, secretario general del sindicato de la Industria de la Alimentación, fue elegido en noviembre por sus pares para conducir la central obrera local.

Ya en funciones, en diálogo con Rosario/12, el dirigente identificó la reforma laboral que impulsa el gobierno nacional como uno de los principales desafíos que afrontará su gestión. “Vamos a arrancar dialogando. Si no somos escuchados, se van a tomar medidas. La postura de un sindicato tiene que ser la defensa de los derechos de los trabajadores”, evaluó el dirigente.

También reconoció que los gremios deben reconciliar el vínculo con parte de la sociedad y constituirse como un lugar de referencia para los trabajadores: “Tenemos que ganarnos la confianza de la gente”.

- ¿Qué análisis hacen del panorama laboral en la región?

- Nosotros asumimos y ya tenemos en marcha una serie de reuniones con distintos gremios para acercarnos a la problemática de cara sector. Queremos reunirnos también con autoridades políticas, desde el intendente hasta el gobernador, también con legisladores y empresarios. Vemos que hay sectores como el metalúrgico y el textil que atraviesan una situación preocupante. En conjunto con todos los actores tenemos que trabajar y pensar qué hacer para mejorar.

- Todos los días aparece en las noticias el cierre de una nueva fábrica...

- Hace tiempo que el trabajador que se va de una fábrica no se repone. Lo vemos en todos lados. La tecnología en las empresas grandes ha hecho que haya menos trabajadores. Yo entiendo que una empresa debe ser rentable y para eso actualizarse en sus formas de producción. Pero tampoco hay una política de parte del Estado para pensar qué hacer con esos trabajadores. Eso tiene que formar parte de las discusiones. No es algo fácil, pero tampoco es imposible.

- Años atrás la capacidad de movilización era fundamental a la hora de reclamar o sentar una posición. Hoy parece tener menos efecto. ¿Con qué herramientas la CGT Rosario se va a hacer escuchar?

- Principalmente tenemos que ganarnos la confianza de la gente. Hay que hacer un mea culpa por las cosas que se hicieron mal. Creo que las movilizaciones hay que hacerlas con un criterio de mejorar. Si vamos a hacer un paro en donde la gente pierde más de lo que gana, me parece que es inútil. Eso ha pasado, los trabajadores lo ven y te lo dicen. Ojalá no tengamos que llegar a eso. Hubo momentos de este país en donde los trabajadores estaban bien. Hoy queda claro que al gobierno no le interesa la industrialización del país, que es lo que motoriza el trabajo. Y eso es un problema.

- ¿Creen que hay una mirada crítica de un sector de la sociedad hacia la representación gremial?

- Sí, somos conscientes de eso. Pero a las críticas hay que escucharlas y tratar de aprender. Hay cosas que se han hecho mal y que han generado que mucha gente deje de creer en nosotros. En eso tenemos que ser autocríticos y volver a hacer que el trabajador encuentre en el sindicato un lugar de resguardo. Eso hay que ganarlo con diálogo, mejorando y trabajando para resolver sus problemas.

- Decía que se quieren reunir con autoridades. ¿Van a reclamar políticas puntuales?

- En principio, lo que queremos pedir es que nos escuchen. La dirigencia política también fue elegida para resolver problemas, no para denigrar a un sector. Creemos que ha faltado diálogo y, cuando lo hubo, fue para expresar posiciones de odio. Más allá del partido al que uno pertenezca, hay que demostrarle a la gente que si algo está mal, está mal. No tiene que ver con cuestiones partidarias. ¿Qué podemos hacer para mejorar? Bueno, eso es parte de lo que queremos poner en común.

- ¿Qué balance hacen de la normalización de la CGT Rosario?

- Hace un tiempo que se venía hablando entre los distintos secretarios generales de la ciudad. Lo más importante es que esto va a fortalecer el movimiento sindical y es algo importante para Rosario: somos la segunda ciudad del país y no tener una CGT normalizada no hablaba bien de nosotros. Además, el contexto amerita esta unidad gremial. Sí me sorprendió que me hayan nombrado a mí, porque había secretarios generales más importantes, que vienen trabajando muy bien. Pero lo tomo como un desafío, con el respaldo que marca la unidad de casi cien gremios de la ciudad.

- ¿Por qué se estuvo tantos años con la regional paralizada?

- Puede ser que había algo de enfrentamiento con Buenos Aires. Desde allá muchas veces se quisieron imponer nombres y los gremios locales siempre planteamos que la normalización de la CGT debía ser por la decisión propia de los secretarios generales de Rosario. Eso pudo haber sido uno de los impedimentos. Pero con la nueva conformación de la CGT nacional creo que eso se dejó de lado y logramos regularizar la situación local.

- ¿Hoy hay diálogo con la CGT nacional?

- Sí, se han comunicado para felicitarnos y transmitir apoyo. Pero lo importante es que hubo acuerdo entre los sindicatos de Rosario, eso nos hace una central obrera con un grado de autonomía de lo que pase en Buenos Aires, lo que no implica que no trabajemos articulados.

- ¿Qué desafíos aparecen en el horizonte?

- El desafío más importante es la reforma laboral. Creo que el gobierno se equivoca, porque impulsa una reforma sin consultar a las partes. Lo ideal sería juntar a los gremios, a los empresarios, analizar las realidades y problemáticas de cada uno de los sectores y buscar cómo solucionarlas. Pero lo que vemos es que esto se quiere imponer desde un gobierno y creo que va a resultar perjudicial no solo para los trabajadores, sino también para las empresas. Ojalá se abra el diálogo, pero lo veo muy difícil. El gobierno pareciera tener un interés particular en la destrucción de los sindicatos, de las leyes laborales y los convenios colectivos de trabajo. Eso no le hace bien a nadie. Si hay que hacer una reforma hagámosla en conjunto para mejorar. De nada sirve hacer una reforma destructiva. Eso seguramente traiga conflicto.

- Los lineamientos de la reforma ya se conocen. ¿Les preocupa algún punto en particular?

- Son muchos los que plantean un retroceso. La indemnización, el banco de horas, régimen de vacaciones. Pero nosotros estamos en contacto con empresarios que también manifiestan que muchas de las cosas que se vienen hablando no le van a hacer bien a la industria. El gobierno tiene que ver que hay mucha gente que la está pasando mal. El poder adquisitivo es cada vez menor, nos han empobrecido y las paritarias están pisadas con inflación alta, principalmente en los servicios. En general, todos los trabajadores estamos pasando un momento muy difícil, pero las empresas también, con una apertura de importaciones que se encamina a destruir la industria nacional. Sobre esto tiene que reflexionar el gobierno nacional, pero lo veo muy difícil. Nosotros buscamos que haya diálogo, pero para eso es importante que la otra parte escuche. Si no, todo termina en un conflicto.

- ¿Qué postura va a tomar la CGT ante este debate?

- Vamos a arrancar dialogando. Si no somos escuchados, se van a tomar medidas. La postura de un sindicato tiene que ser la defensa de los derechos de los trabajadores. Los trabajadores buscan trabajar, que se respeten sus derechos, poder llegar a fin de mes con su sueldo y cubrir las necesidades de su familia. No pedimos cosas extraordinarias. Que eso pase es nuestra responsabilidad y nuestro compromiso, tanto de la CGT como de cualquier entidad gremial.

- Cuando se habla de reforma laboral se suele poner como argumento que los costos laborales son elevados. ¿Es así?

- Cuando nos reunimos con empresarios, en mi caso de la alimentación pero también pasa en otros sectores, lo que te transmiten es que están preocupados por lo que tributan, no por las leyes laborales. ¿En qué somos caros los trabajadores? La gente está cobrando sueldos de 800 mil pesos, o menos, cuando debería estar ganando el doble. Los aportes del trabajador salen de su bolsillo. ¿Es más destructivo para la empresa un trabajador que aporta valor y cobra un salario por eso, que los impuestos que paga? Nosotros hablamos con los empresarios y sabemos la respuesta. Pero hay un diálogo de odio, que busca dividir, que no es bueno. Y pocas veces se piensa en solucionar los problemas de verdad.

- En los últimos años cambiaron las formas del trabajo, sobre todo con la aparición de las plataformas. ¿Discute la CGT cómo proteger a estos nuevos sectores que fueron apareciendo por fuera de la formalidad?

- Es algo que están en discusión y que se fue modificando en el último tiempo. Desde los contratos basura de Menem para acá tenemos cada vez más trabajadores informales. El monotributo también fue en ese sentido. Por eso, lo que planteamos en relación a la reforma laboral es analizar las problemáticas: todos los cambios laborales que se impusieron sin consultar a los propios involucrados han favorecido que haya más trabajadores informales. Tenemos que ser cuidados y responsables.

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