A raíz de los últimos suceso policiales, desde el Sindicato Unidos Trabajadores Custodios Argentinos (SUTCA) denuncian una impresionante cantidad de empresas de seguridad privada sin ningún tipo de control en la provincia y en la ciudad de Buenos Aires.
En diálogo con Info Gremiales Christian López, secretario general de SUTCA, nos describe el escaso control que tienen las empresas de seguridad privada. En un lugar tan sensible como es la seguridad es inaudito que el Estado mire para otro lado y que no fiscalice.
“Sumadas la Ciudad de Buenos Aires y la provincia hay 983 empresas de seguridad privada habilitadas que emplean en la actualidad a 85.500 trabajadores. Desde ya que a esto hay que sumarles las empresas no habilitadas y los trabajadores en negro e incluso aquellos que si bien tienen una relación formal con su empleador no fueron dados de alta ante las autoridades correspondientes. Recuerden que los compañeros que realizan custodia de mercadería en tránsito van armados. Para fiscalizar existen en estas zonas dos sectores: en la Provincia de Buenos Aires la Oficina Provincial para la Gestión de Seguridad Privada y en la Ciudad de Buenos Aires la Dirección General de Seguridad Privada. Ambas con escaso personal y con poca vocación para el control. Esto anticipa la desorganización que se vive en el sector y el escaso o nulo cumplimiento de la legislación vigente.
Es sorprendente la cantidad de empresas de seguridad privada existentes en todo el ámbito nacional. Christian López nos informa que son exactamente 2.382 que emplean a 150.000 trabajadores. Pero aclara: “A estos números hay que sumarles siempre los trabajadores informales que superan la media nacional. En las provincias del NOA y NEA las cifras son escandalosas. Incluso son responsables los Estados Provinciales y Municipales que son los principales empleadores. Todo esto sumado a la existencia de un gremio cómplice de este descalabro, la ya casi desaparecida Upsra.
López, finaliza sentenciando: “Creo que la seguridad debe dejar de ser solo un tema electoral tratado livianamente. Definitivamente y de una vez por todas hay que tomar la cuestión con la seriedad que se merece. Y el control es fundamental. No puede tolerarse más que estas empresas conformen un Estado dentro de otro Estado y que cuenten con la libertad absoluta para hacer lo que quieran. Hablamos de una cantidad importante de trabajadores. De una cifra alta en relación a la cantidad de empresas existentes en el mercado. De un porcentaje elevado de compañías no habilitadas, de trabajadores en la misma circunstancia y de una informalidad inaceptable para un sector tan sensible. En esto debe haber una fuerte decisión política al respecto. No hay más excusas.
Los organismos controladores deben estar alejados de los intereses empresarios. Suena a chiste que en muchas provincias aún hoy las empresas de seguridad sean fiscalizadas por las policías locales. Resulta así que comisarios retirados son controlados por sus propios pares. También es vergonzoso que en aquellos organismos civiles de control haya un límite tan difuso entre los intereses empresarios y el deber del Estado de controlar.
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