URGARA firma acuerdos paritarios a la baja y los trabajadores pierden frente a la inflación

URGARA firma acuerdos paritarios a la baja y los trabajadores pierden frente a la inflación

URGARA cerró un aumento del 2,5% por tres meses, lo que equivale a menos del 1% mensual, en un contexto de inflación que ya supera ampliamente esa cifra. Las críticas a la gestión abundan y las respuestas de los dirigentes no aparecen.

La Unión de Recibidores de Granos y Anexos de la República Argentina (URGARA) cerró a fines de julio un nuevo acuerdo paritario con la Cámara de Empresas de Control (CADECRA), que fija un aumento del 2,5% sobre los salarios de junio 2025. El incremento, que comenzó como suma no remunerativa en julio y recién se incorporará al básico en septiembre, ya quedó desactualizado frente a la realidad económica del país.

El acuerdo con CADECRA tiene vigencia hasta el 30 de septiembre de 2025 y prevé una revisión recién a mediados de ese mes. En la práctica, esto significa que los trabajadores tendrán apenas un 2,5% de recomposición nominal frente a una inflación que ya fue del 1,9% en julio, que se proyecta muy por encima del 2% en agosto y con perspectivas aún peores para septiembre. En términos reales, los salarios terminarán perdiendo poder adquisitivo a lo largo del trimestre, con el agravante de que el ajuste recién se revisará en octubre.

La deuda pendiente con la rama Acopio

Mientras tanto, los trabajadores de la rama Acopio siguen sin respuestas. Desde hace meses vienen reclamando una actualización urgente de sus paritarias, pero los dirigentes de URGARA aún no han dado señales de convocatoria ni de negociación concreta. Esta falta de avances mantiene a miles de trabajadores en una situación crítica, con salarios atrasados frente a una inflación que no da tregua.

El acta firmada volvió a incluir los aportes solidarios obligatorios, que ya son moneda corriente en cada paritaria del gremio. A los descuentos habituales, se suma un 0,5% para la Mutual 20 de Septiembre, otro 0,5% que pagan las empresas, y un 1% extraordinario a cargo de los trabajadores no afiliados.

En un contexto de salarios licuados por la inflación, estos descuentos representan una carga adicional que erosiona aún más los ingresos de los recibidores de granos. Crece así el malestar entre los afiliados, que reclaman que la conducción sindical abandone esta práctica inconsulta y concentre la negociación en defender el poder adquisitivo.

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