La integración regional pasa por la logística

Las regulaciones y los límites territoriales se convierten en trabas para el desarrollo de las redes y por lo tanto dañan la competitividad.

En el inicio de un nuevo año y cada vez con mayor contundencia, la globalización y la innovación en tecnología acrecienta la interacción de las sociedades y los mercados de Latinoamérica y del mundo. La interdependencia que existe entre las empresas y sus proveedores, entre productores y clientes, entre países que son vecinos, entre tantas otras; ya no admiten el análisis de entes aislados, sino siempre como actores dentro de redes logísticas. Existe, por lo tanto, una necesidad de dinamizar y hacer más eficiente la logística, entendiéndola como la base sobre la que se conforman las redes logísticas claves en el funcionamiento de la economía moderna. Cada vez más se da una competencia entre redes logísticas y no entre empresas aisladas y es necesario entender esta realidad a la que no escapamos los argentinos.

Las redes logísticas no se constituyen de conformidad con los límites territoriales o institucionales, sino que los trascienden y se desarrollan de acuerdo con las necesidades de crecimiento y eficiencia. Se debe comprender que muchas veces las regulaciones y los límites territoriales se convierten en trabas para el desarrollo de las redes y por lo tanto en un daño a la competitividad. En este sentido, es necesario un esfuerzo conjunto de gobiernos y el sector privado para brindar los marcos regulatorios propicios, de manera tal que se puedan dinamizar las cadenas de abastecimiento y así dotar de competitividad al país y a la región.

La localización de los conglomerados urbanos, que son los centros de demanda de bienes y servicios, responde a lógicas de procesos históricos. Aunque es factible incidir en la distribución demográfica mediante políticas públicas de largo plazo, suelen ser procesos que toman varias generaciones. En cambio, la localización de la producción y el almacenamiento es una decisión mucho más periódica ya que responde de forma casi inmediata a la lógica de la eficiencia. Es fundamental la participación del sector público, y en particular de su máximo exponente, el gobierno nacional, en la decisión de localización de los centros de producción y almacenamiento. La decisión incluye comúnmente el establecimiento de un plan de largo plazo que debe hacer foco en la provisión de la infraestructura, además de trazar el marco regulatorio adecuado.

Falta infraestructura

Hoy en día en Latinoamérica se invierte solamente un 4% del PBI en infraestructura de transporte, del cual un 1% corresponde al sector privado y un 3% al sector público. Los países que han logrado entrar en la senda del crecimiento sostenido y finalmente son considerados desarrollados o en vías de serlo han conseguido mantener valores de inversión del 7% del PBI, el porcentaje necesario para garantizar el mantenimiento y el crecimiento de la economía de forma sustentable.

Los países latinoamericanos no están aprovechando al máximo su potencial productivo debido a una insuficiente infraestructura en transporte. Esto se ha vuelto evidente especialmente durante los últimos años, ya que las exportaciones de commodities a Asia aumentaron de manera significativa. La firma de tratados de libre comercio también ha contribuido a un aumento en las exportaciones entre países latinoamericanos y el resto del mundo, con el consiguiente impacto en el interior de la región. Actualmente existen serios déficits en infraestructuras de accesos (viales, ferroviarios, náuticos y obras de dragado) que limitan el crecimiento de los flujos. Asimismo, es insuficiente la integración de los puertos a las cadenas logísticas y existe un gran faltante de plataformas logísticas especializadas.

Los últimos cinco años fueron claves para iniciar el camino del desarrollo económico de Latinoamérica. El crecimiento de Asia llevó a un aumento en el precio de los commodities y el continente se vio fuertemente beneficiado con esta situación. Hoy es tiempo de apostar a la competitividad para consolidar el crecimiento y transformarlo en desarrollo. Esto será posible mediante la formación y fomento de redes logísticas que trasciendan fronteras y que sirvan de intercambio de bienes y de conocimientos, constituyendo así una verdadera integración regional.

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