Cuando se van los buenos

Cuando se van los buenos

La partida de “El Gallego”, un guerrero leal.

A media mañana del jueves (30), Pablo Quiroga me dio la infausta noticia: el fallecimiento de Pablo Fernández. Días antes, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, Pablo comentó sobre el quebranto de salud del querido Gallego.

En los últimos años el Gallego se aferró a la vida y por ella luchó con uñas y dientes. Secretario general del sindicato de Capital (SUTUAGA) y secretario adjunto de la Federación Argentina de Trabajadores de Aguas Gaseosas y Afines (FATAGA), participó asimismo en importantes momentos del quehacer en la región.

Integró la delegación de FATAGA, cuando se constituyó el Departamento de la Bebida, en la ciudad de Minas, Uruguay (1998), quedando al comando el compañero Raúl Álvarez, secretario general de la Federación Argentina de Trabajadores de Aguas Gaseosa. Este Departamento fue el antecedente directo de la conformación años más tarde, de la Federación Latinoamericana de Trabajadores de Coca Cola (FELATRAC, Buenos Aires, 07/05/2008).

Tuvo una participación destacada además en la comisión que se reunió con el embajador de Brasil en Argentina (10/04/2007), frente al atropello de AmBev −el “jeitinho” brasilero que ahora se aplica en Panamá− que llegó al país con la meta de cortar 5.000 puestos de trabajo.

A la salida de la embajada el Gallego declaraba a la Rel UITA: “La coordinación entre nuestra Federación y Camioneros ha permitido la paralización total en todas las plantas de Quilmes. Hemos llegado a esta situación ante la terquedad de la empresa y porque pretendemos frenar el plan de despidos de la compañía”, denunciaba Pablo. Por allí andaba Siderlei de Oliveira, presidente de la CONTAC (Brasil), con quien construyó una amistad duradera.

En 2012 Pablo Fernández integró la Misión a República Dominicana que se entrevistó con autoridades sindicales y de gobierno, entre ellas, la ministra de Trabajo, Maritza Hernández, y con Luis Francisco Regalado, director de Mediación y Arbitraje de ese Ministerio. Allí se denunció la situación de persecución al Sindicato de Trabajadores de Pollo Cibao y el estancamiento del proceso de negociación en Fritolay (PepsiCO).

El Gallego fue trabajador sodero. Dirigente leal con la conducción de la Federación, con sus representados, solidario y consecuente en la lucha.

Su sonrisa, que no pudo doblegar el sufrimiento de su enfermedad, nos acompañará por siempre, venciendo así también su despedida.

Se fue un hombre bueno. Que la luz acompañe tu viaje, querido Gallego.

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