Fábricas vacías y líneas paralizadas: la industria se sumó masivamente al paro nacional contra Milei

Fábricas vacías y líneas paralizadas: la industria se sumó masivamente al paro nacional contra Milei

El tercer paro general convocado por la CGT tuvo una contundente repercusión en el sector industrial, donde más del 85% de las fábricas de todo el país detuvieron completamente su actividad en rechazo a las políticas del gobierno de Javier Milei. La jornada, que algunos gremialistas ya califican como un “parazo”, dejó una imagen elocuente: naves industriales apagadas, producción en pausa y trabajadores que decidieron alzar la voz con su ausencia.

 

Según fuentes sindicales consultadas por Mundo Gremial, la adhesión fue tan alta que, en muchos casos, ni siquiera se pudieron garantizar las guardias mínimas habitualmente acordadas entre gremios y empleadores. “Esta vez, el acompañamiento fue total. Incluso en sectores donde no es habitual que haya acatamiento masivo, como en Vaca Muerta, la paralización fue contundente”, señalaron.

Un paro que refleja una industria en crisis

La elevada adhesión no fue solo un gesto de apoyo gremial, sino también una expresión del creciente malestar entre los trabajadores y empresarios del sector industrial. El escenario que atraviesa la actividad es crítico: el aumento de importaciones sin controles, la falta de un plan industrial, el cierre de fábricas y las suspensiones constantes han minado la confianza y el ánimo de quienes sostienen la producción nacional.

“El gobierno está vaciando la industria. Sin un proyecto productivo, sin protección a la industria nacional, no hay futuro para los trabajadores”, sostienen desde distintos gremios industriales, que también apuntan contra los empresarios que, ante esta situación, no hicieron esfuerzos para sostener ni siquiera la actividad mínima durante la jornada.

El termómetro de un paro general

Para el sindicalismo, el nivel de adhesión en el sector industrial es el termómetro real de cualquier medida de fuerza a nivel nacional. Más allá de imágenes impactantes en estaciones de trenes o terminales vacías, lo que ocurre dentro de las fábricas es lo que marca la dimensión del reclamo. Y esta vez, la señal fue clara.

 

La jornada del jueves dejó un mensaje fuerte: la industria argentina está en alerta, y sus trabajadores no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados ante un modelo económico que —denuncian— los excluye y los castiga.

Comentá la nota