Jaqueada por los costos, la industria pronostica una nueva sangría en el empleo sectorial

Jaqueada por los costos, la industria pronostica una nueva sangría en el empleo sectorial

Tras los despidos en ingenios azucareros, las fábricas afectadas por la importación iniciaron un achique.

 

Empresas industriales, afectadas por la falta de competitividad ante los incrementos de los costos que sufrieron durante los primeros meses del año, admitieron que retomarán el camino del achique de personal para poder equilibrar las cuentas y ganar rentabilidad. De confirmarse esa expectativa, la actividad fabril volverá a caer en déficit laboral luego de haber frenado la expulsión de trabajadores que llegó al pico de 68.000 desde 2015 hasta diciembre del año pasado.

Dueños y ejecutivos de fábricas consultados por BAE Negocios reconocieron que el resultado del índice laboral del primer trimestre será "negativo" porque "son varias las fábricas que retomaron el esquema de retiros voluntarios, despidos e incluso cierres totales porque los números no cierran y no hay expectativas de que se recuperen al mediano plazo".

La mayoría de las fuentes consultadas coincidieron con las autoridades de la UIA -que visitaron la semana pasada a funcionarios del Gobierno- en el respaldo a las reformas estructurales para la "normalización" de la economía, pero alertaron que el proceso del gradualismo dejó a muchas fábricas a medio funcionar "lo que hace imposible sostener un plantel de trabajadores sin que exista una recuperación en el corto o mediano plazo".

Según confiaron las fuentes empresarias, el escenario comenzó a ser planteado en distintas cámaras territoriales y sectoriales, y promete ser eje en la próxima reunión de Junta Directiva de la UIA, un escenario que se perfila como caja de resonancia de los conflictos por los que atraviesan las fábricas de todo el país y que esperan una reacción "positiva" del Gobierno.

"Es bueno que escuchen lo que planteamos porque la realidad no se puede ocultar por mucho tiempo. Pero necesitamos que el Gobierno, en lugar de que se enoje comience a darse cuenta que en estas reuniones se tratan temas que ya pasaron por distintos ámbitos en donde se plantearon reclamos y necesidades que no fueron escuchadas", afirmó uno de los integrantes de la mesa grande de la central fabril.

El reflote de la crisis del empleo entre los industriales generó preocupación porque temen que vuelva a ser eje de otro contrapunto con la Casa Rosada, luego de haber firmado una paz entre algodones la semana pasada. Sucede que tanto desde la administración central como de parte de la UIA se mantuvieron las posiciones aunque aclararon que no existen conflictos partidarios ni ideológicos.

"Acá se trata de negocios. Todos queremos ganar dinero a partir de las inversiones, pero quién va a comprar nuevas máquinas si hay fábricas que están funcionando por debajo del 50%. Para invertir tenés que tener un 85% de la capacidad instalada en pleno funcionamiento. Está claro que no habrá lluvia de inversiones sin consumo interno y sin capacidad de exportar con los impuestos incluidos", se quejó un encumbrado ejecutivo de una poderosa empresa nacional.

Las fábricas enclavadas en las economías regionales ya dieron cuenta de la inestabilidad laboral del sector. Más allá del cierre definitivo del ingenio San Isidro, se multiplicaron los despidos en distintos centros azucareros que atraviesan una fuerte inestabilidad por los precios de su producción y el anuncio de los beneficios para el sector que le generaba el decreto 814 que reducía las cargas laborales a las fábricas del interior del país.

Ese clima provocó una escena temida por los industriales: la multiplicación de cortes de ruta, paros en los centros productivos y conflictos laborales. Con ese mar de fondo, los empresarios deberán afrontar negociaciones paritarias con proyecciones inflacionarias por encima de la pauta salarial definida por el Gobierno en el 15%, pero con posibilidades de costos por debajo de esa meta, según aseguraron varios empresarios sectoriales y territoriales que pertenecen a los rubros que la heterogeneidad fabril los mantiene entre los perdedores de rentabilidad.

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