Mucha historia y camino recorrido

Mucha historia y camino recorrido

“…jamás en la historia de América un país

tan pequeño ha sido sometido a una

presión tan grande”.

(Juan José Arévalo)

Por Gerardo Iglesias

El Sindicato de Trabajadores de Embotelladora Guatemalteca Anexos y Conexos (denominado STEGAC en su origen) se fundó en 1948 en el marco de la “primavera democrática” que se extendió entre 1944 y 1954.

Ese espacio único de construcción democrática y transformación social en Guatemala contó con el andamiaje de los gobiernos de Juan José Arévalo Bermejo (1945-1951, padre del hoy presidente electo César Bernardo Arévalo) y Jacobo Arbenz (1951-1954).

Fue una década de reformas democráticas destinadas a mejorar el bienestar social de la población, como la creación del Instituto Nacional Indígena, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, un Código de Trabajo moderno y la ley de Reforma Agraria, en la que se experimentó además el resurgir del movimiento popular.

Un golpe de Estado en junio de 1954, que se tradujo en la primera intervención directa de la CIA en América Latina, dio término al gobierno de Jacobo Árbenz y, como tantas otras organizaciones, el STEGAC desapareció.

Renace el Sindicato

El Sindicato resurgió en 1975. En la sede de la Central Nacional de Trabajadores (CNT) se realizó la primera asamblea, resultando electos Pedro Quevedo e Israel Márquez como secretario general y tesorero, respectivamente.

Pedro Quevedo fue asesinado dentro de su camión de reparto el 12 de diciembre de 1978. Tenía 37 años. Un mes después Israel Márquez se marchó al exilio junto a su familia.

En setiembre de ese mismo año Israel informa sobre la situación en Coca Cola Guatemala en la VII Conferencia Regional Latinoamericana de la UITA: fue el preámbulo del boicot mundial organizado por nuestra Internacional.

El antisindicalismo made in USA

John Clinton Trotter —un abogado fascistoide procedente de Texas— era el dueño de la planta de Coca Cola.

Cuando emerge el Sindicato, Trotter, con seguridad pensó: “si hace tan solo 21 años el gobierno de Estados Unidos y la CIA actuaron en alianza para defender los intereses de la United Fruit Company no menos harán para salvaguardar a la emblemática Coca Cola Company de la subversión comunista”.

Por las dudas, el inquieto de Trotter no aguardó el desenlace de una nueva invasión de mercenarios desde Honduras: militarizó la planta y se dedicó afanosamente a articular alianzas con sectores de ultraderecha y establecer sólidos contactos en la administración de gobierno del general Romeo Lucas García, terrateniente y militar genocida que llegó a la presidencia en julio de 1978 mediante un sonado fraude electoral.

En varias oportunidades se realizaron reuniones en la propia planta, donde entre otros deplorables personajes participó el coronel Germán Chupina Barahona, jefe de la Policía Nacional, que tuvo notoria participación en la masacre en la embajada de España, el 31 de enero de 1980, cuando 39 personas que protestaban por la violación de los derechos humanos que sufría la población maya murieron quemadas.

En una de esas reuniones se llegó a la decisión por la gerencia de la embotelladora y el jefe de la Policía que el Sindicato sería destruido en 6 meses. La represión fue terrible: entre 1978 y 1980 siete miembros y líderes del sindicato de Coca Cola fueron asesinados y dos desaparecidos.

Sin embargo, John Trotter y su “combo” se equivocaron por unanimidad: en el pasado agosto el Sindicato conmemoró 48 años de lucha constante.

¡Larga vida al STECSA!

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