La muerte de un estibador expuso nuevamente la precariedad del puerto

La muerte de un estibador expuso nuevamente la precariedad del puerto

En Mar del Plata Daniel Rosa sufrió una descarga eléctrica mientras descargaba el Navegantes. Sus compañeros bloquearon el acceso a Terminales y el Consorcio anunció la contratación de un médico. Fue la tercera muerte de un estibador en casi 3 años.

Estibadores eventuales del Centro de Contratación intimaron a Martín Merlini para que disponga del servicio de una ambulancia que oficie de resguardo para cientos de trabajadores que prestan servicio en los muelles del puerto marplatense.

La presión sobre el Presidente del Consorcio Portuario Regional llegó horas después de haberse producido el fallecimiento del estibador Daniel Rosa, un eventual al servicio de Cootraport, mientras cumplía su turno en la bodega del buque “Navegantes II” de la empresa Solimeno, que el martes había amarrado en la sección séptima.

“Me dio corriente”, avisó Rosa, un trabajador de 39 años, a sus compañeros en la mañana de ayer mientras manipulaba cajas de pescado congelado en una cinta transportadora. A los dos minutos se desvaneció y comenzó a tener convulsiones.

Sus compañeros lo levantaron en el “globo”, la planchuela con la que elevan la carga de la bodega para colocarla en el muelle, y pese a los intentos de reanimación durante veinte minutos, Rosa no se recuperó. La ambulancia llegó a los pocos minutos pero tampoco pudieron reanimarlo.

La muerte del trabajador fue confirmada por René Sosa, Prefecto Mayor a cargo de Prefectura Mar del Plata. El médico de la fuerza certificó el deceso aunque no confirmó la identidad del trabajador oficialmente.

Rosa provenía de una familia de estibadores. Su padre, “Chiche” fue veedor de las últimas elecciones del gremio. Su tío, Alberto, fue dirigente de la Federación de Cooperativas.

Los compañeros de trabajo recordaban que hacía menos de dos años que había llegado al Centro de Contratación. “Se había quedado sin trabajo como sereno en una playa”, contó un allegado. “Buen pibe, laburador…”, agregó otro compañero.

Tras el hecho, los estibadores eventuales decidieron bloquear el acceso a las Terminales 2 y 3 para reclamar por la presencia de una ambulancia y un centro de asistencia sanitario en jurisdicción del puerto.  El SUPA en tanto decretó un paro por 24 horas que con el correr de las horas difirió hacia el duelo.

Javier Anicas, uno de los referentes de los estibadores eventuales, expuso las precarias condiciones de trabajo que afecta al sector. “A una empleada de un supermercado le dan una faja; a nosotros ni eso”, subrayó al tiempo que solicitó mayores controles al Consorcio y a la Superintendencia de Riesgos de Trabajo.

Julio Rúa, otro de los referentes del sector, en declaraciones a “El Marplatense”, reveló que “todos buscan presupuesto para la ambulancia más barata, cuando acá en el Puerto se mueven millones. A nadie le importa nuestra vida. Esto es así y es real. Nosotros jugamos con la muerte todos los días”.

En diciembre de 2016 cuando nombró al Directorio, Merlini anunció la instalación de un centro de salud en el puerto. Nunca funcionó para atender a ninguna de las 15 mil personas que todos los días ingresan por las Terminales portuarias.

Tras la tragedia el Presidente del Consorcio llegó hasta el lugar y formuló nuevas promesas. Anunció la implementación de un centro de atención primaria con la presencia de un médico entre las 7 a 19, la franja horaria donde mayor nivel de actividad registra.

Después de las 3 de la tarde se levantó el bloqueo en las terminales pero la inactividad fue total en los muelles. Había un buque de contenedores en el muelle de ultramar en plena operatoria y la misma proseguirá este viernes al mediodía, si aparece la ambulancia.

Los estibadores están hartos de las promesas de cambio para que nada cambie y de la desprotección a la que los someten las empresas de estibaje con la vista gorda del gremio, el Consorcio y otros organismos de control.  Pero también ellos tienen parte de responsabilidad: es frecuente verlos sin casco, sin la ropa adecuada y trabajando en zapatillas.

La muerte de Rosa viene a sumarse a una lista que se actualiza de manera frecuente en los últimos años. En febrero de 2015 Sergio Gómez murió tras agonizar seis días después de golpearse la cabeza con una lingada de cajones de pescado. Luego del hecho Carlos Mezzamico aseguraba que llegaba el tiempo de mejorar los controles y disponer de una ambulancia en el puerto.

Mezzamico fue reelecto al frente del SUPA y es miembro del Directorio del Consorcio Portuario. Ya lo era cuando el año pasado Patricio Mania, guinchero de la cooperativa Pezmar, cayó al agua tras una mala maniobra del autoelevador y se infartó por el susto. Ayer sus compañeros recordaron que esperaron 45 minutos la llegada de una ambulancia.

Como vemos este no es el primer intento por conseguir una ambulancia. Ojalá no fracase como todos los anteriores. Si el Consorcio no sabe de dónde sacar los fondos para afrontar el servicio podría destinar una parte de lo que cobra para renovar las plásticas habilitantes con las que se ingresa al puerto. El sistema de control de ingreso no funciona hace más de dos meses.

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