Muy crítico se mostró el secretario general del Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos (SAFYB), Marcelo Peretta, respecto a las elecciones de este jueves en la CGT, a las que consideró como la perdida de «una oportunidad de modernizar el sindicalismo».

Además, el también líder de la CTE (Confederación de Trabajadores y Empleadores) lanzó un «Manual del buen sindicalista» en el marco del nuevo modelo sindical que promueve, tendiente a «retomar la cultura del trabajo en lugar de los planes sociales» y que «los pequeños gremios recuperen la democracia sindical, la libertad sindical, la participación de la mujer«.

Tal como lo expresó por medio de un tuit en su cuenta personal, para Peretta «el objetivo de la ‘unidad’ (en la central obrera) es conservar poder a cambio de dar gobernabilidad». Y enfatizó que «estas ´nuevas’ autoridades son las mismas desde 2015».

«Los mismos que estaban en la conducción de la CGT en el gobierno de Macri son los que están en la CGT en el gobierno de Alberto Fernández», insistió en declaraciones a Gestión Sindical.

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Por ese motivo, Peretta concluyó: «Perdimos la oportunidad de modernizar el sindicalismo, para reducir planes sociales e incrementar el trabajo registrado».

En la previa de las elecciones, ya había asentado su postura: «Con 7 millones de trabajadores en negro, 11% de desempleo y 50% de pobres, los sindicalistas nos creemos cracks y elegiremos ‘nuevas’ autoridades en la Confederación General del Trabajo con un fin claro: conservar el poder a cambio de dar gobernabilidad».

Estas "nuevas" autoridades son las mismas desde 2015.

El objetivo de la "unidad" es conservar poder a cambio de dar gobernabilidad.

Perdimos la oportunidad de modernizar el sindicalismo para reducir planes sociales e incrementar el trabajo registrado.https://t.co/4GUrnLfH8I

— Marcelo Peretta (@MarceloPeretta) November 11, 2021

También consideró que «los políticos son parte del problema porque empobrecen a la gente dándole plata, en vez trabajo y educación». «No entienden que el trabajador quiere trabajo, no subsidio. Quiere crecer, no ser pobre como el resto», remarcó.

Y agregó: «La burguesía dirigencial sindical – empresaria defiende un modelo en que los trabajadores hacen que trabajan y los empleadores hacen que pagan».

Además, evaluó: «A pesar de haber 50% de pobres, la cartera laboral se encarga de defender los intereses de los caciques sindicales y empresarios y de esquivar los conflictos gremiales, por eso la calle está repleta de manifestaciones y los juzgados tapados de expedientes».

Para cambiar el panorama actual, Peretta considera que se necesita «una enmienda laboral que reconozca nuevas actividades y autorice sindicatos chicos y bien fiscalizados, que puedan negociar con PyMEs nuevos convenios laborales para crear empleos genuinos (no públicos, ni planes). «Solo así derrotaremos al pobrismo», planteó.

El manual elaborado por Peretta

En ese contexto es que ofreció su «aporte para una evolución sindical», que busca «actualizar las prácticas para favorecer la sindicalización y registración laboral», y que se trata de lo que él definió como «el decálogo del buen sindicalista».

 El «decálogo del buen sindicalista» está basado en 10 principios «para guiar la conducta de los neosindicalistas», tal como lo expresó. A continuación, los puntos del decálogo creado por Peretta:

1-No se «atornilla» al cargo y permite la participación de otras listas

La alternancia en los cargos directivos permite la renovación de cuadros sindicales y evita los actos arbitrarios tendientes a permanecer en la silla a cualquier precio.

La democracia interna del sindicato frena la disgregación de dirigentes que al ser impedidos de participar emigran a otras entidades o constituyen organizaciones paralelas.

2-Promueve la incorporación de mujeres

La incorporación de mujeres a la actividad y dirigencia sindical para alcanzar paridad, debe ser un proceso integral que conciba y respete las diferencias, fortalezas y debilidades entre géneros, no una imposición legal.

3-Asume con su patrimonio las decisiones institucionales

Si las decisiones que el dirigente toma en nombre de la institución implican consecuencias que comprometen su patrimonio personal, lo hará adoptar una actitud más responsable.

4-No bloquea la calle ni el ingreso o salida de la gente

Debe evitarse toda medida que perjudique a terceros que no son parte del conflicto, lo que también requiere un papel más activo de la autoridad laboral resolviendo el conflicto en su inicio para evitar su escalada.

5-No roba afiliados

Las relaciones laborales no pueden basarse en la “ley del más fuerte”. Las organizaciones de trabajadores y de empleadores deben respetar el ámbito personal de representación y el interés diferenciado reconocido por la autoridad a cada gremio.

6-No es empresario

Mientras dure su mandato no será propietario, ni único ni en sociedad, de empresas de su actividad ni de ninguna otra.

7-Moderniza los convenios

La actualización de los convenios colectivos de trabajo permite incorporar tecnología, adaptarse a la nueva realidad laboral, mejorar la calidad del empleo y facilitar el paso de los planes sociales al trabajo registrado.

La indemnización del trabajador puede incorporarse al convenio como un seguro de desempleo, garantizando su pago al trabajador sin perjudicar la economía del empleador.

8-Defiende la fuente laboral y el progreso de la empresa

Proteger el trabajo implica por un lado obligar al empleador a la registración laboral y al cumplimiento del convenio colectivo, pero también defender el servicio y rentabilidad de la empresa para equilibrar la relación entre capital y trabajo.

9-Se capacita y promueve más esfuerzo

Para representar a los trabajadores hay que estar “entrenado”, o sea capacitarse permanentemente, y estimular en sus representados la educación continua que les permita mantener el empleo y/o prepararse para el reingreso laboral.

No podemos reducir la carga horaria laboral si queremos más trabajo y ascendencia social; debemos estimular una mayor dedicación.

10-Impulsa nuevas organizaciones para defender nuevos empleos

Es importante defender tanto la libertad de sindicalización del trabajador como la de constituir entidades representativas de los nuevos tipos de trabajo. De lo contrario se desprotege al nuevo empleo y las viejas organizaciones distorsionan su finalidad para quedarse con el aporte sindical.