Entre los sindicatos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) remite a las peores pesadillas y es casi una mala palabra. El acuerdo sellado entre el organismo y el Gobierno, incluso, fue uno de los detonantes que empujó a las centrales a avanzar en el paro general que se concretó el lunes último.
A pesar del estigma de la crisis de 2001 y de la desconfianza que aún genera el desembarco del organismo en el país, se abrió un inusual canal de comunicación entre la CGT y el FMI. Anteayer, a través de una teleconferencia, charlaron durante 25 minutos el triunvirato de mando de la CGT más Gerardo Martínez, jefe de la Uocra, y Claudio Lozano, de la CTA Autónoma, con Alejandro Werner, director del Departamento de las Américas, y Roberto Cardarelli, el jefe de la misión para nuestro país. Karina Manasseh, del departamento de Comunicaciones, ofició de moderadora de una conversación que estuvo guiada por la cordialidad y en la que no hubo intercambios tensos.
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En un intento por mostrarse moderados y flexibles, los directivos del Fondo exhibieron su interés en conocer las preocupaciones de los sindicalistas ante el nuevo escenario económico. Rompió el hielo Manasseh, con una presentación formal, y fue Werner el que abrió el intercambio, con detalles del préstamo de 50.000 millones de dólares.
"El programa cuenta con ajustadores importantes para que en caso de que los indicadores sociales muestren un deterioro, el Gobierno cuente con un financiamiento para fortalecer los programas sociales, en particular, el de la Asignación Universal por Hijo, y una protección a los gastos sociales mientras se aplican las medidas para corregir los desequilibrios fiscales", argumentó Werner ante una de las consultas sindicales sobre el impacto del "ajuste fiscal" en los sectores más vulnerables.
Responsables del FMI hablaron con la CGT8:11
Sin plantear objeciones ni contrapuntos, un dirigente sindical manifestó su preocupación por una eventual caída del empleo a partir de las medidas que se apliquen. El italiano Cardarelli tomó la palabra y dijo que buscan "un equilibrio fiscal" y que las medidas "sean suaves" para la sociedad. Reconoció un estancamiento de la economía para este año, pero afirmó que la Argentina crecerá 1,5% en 2019. Y sobre el empleo, puntualmente, señaló: "El diseño de políticas para analizar el impacto sobre el empleo es algo que está en manos del Gobierno y de los actores sociales".
Fue tras esa pregunta que la cúpula de la CGT solicitó la institucionalización del diálogo social, con empresarios y el Gobierno. "Apoyamos acuerdos económicos y sociales", respondió Werner.
Al cierre de la teleconferencia, que fue solicitada por el FMI y gestionada por Gerardo Martínez a través de la Confederación Sindical de las Américas, se acordó un encuentro cara a cara para septiembre, cuando una misión del organismo aterrice en Buenos Aires para las supervisiones trimestrales.
Del encuentro participarían los enviados del Fondo, representantes de la CGT y de la CTA, y se gestionan otros encuentros con diversos actores sociales, como empresarios y tal vez la Iglesia.
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