El sindicalismo latinoamericano ante el nuevo orden mundial

El sindicalismo latinoamericano ante el nuevo orden mundial

El asesor de la Rel UITA, querido amigo y compañero y especialista en capacitación laboral dio una charla durante el curso de organizado por el CLAMU: ¿Cómo entender el Convenio 190? Reproducimos a continuación sus pasajes centrales.

Tenemos que hacer un trabajo sindical internacional, donde la fuerza de lo individual, la fuerza de un sindicato en un lugar de trabajo tiene que aliarse con otros, tiene que tener una visión y una lectura del mundo, para que se vean las causas originarias de lo que está ocurriendo.

La pandemia fue algo muy doloroso para la gente que sufrió muertes, enfermedades, muchas formas de restricción. Pero ya antes de la pandemia veníamos con unas economías que estaban demostrando que había desigualdad, desempleo, pobreza.

Como el hilo se revienta en la parte más delgada, los sectores más vulnerables, los más marginados sufrieron particularmente las consecuencias negativas de la pandemia, sobre todo las mujeres.

Entonces, si venía mal la sociedad en un sentido económico social y político, la pandemia agudizó esos males.

Nos demostró, por ejemplo, que el comercio, las ganancias, la economía de mercado, querían imponerse sobre la defensa del derecho a la vida, Si era necesario abrir o correr riesgos que se corrieran, porque no se podía parar la economía.

Las ganancias por encima de la vida.

Y ahora estamos en un escenario más dramático, el de la guerra, una guerra que para algunos es muy lejana. A veces no tenemos la conciencia de que nos va afectar y nos va a golpear de diferentes maneras.

Obviamente que la guerra es un sinsentido, pero tenemos que preguntarnos: ¿qué es lo que las mueve? ¿Qué ideología? ¿Hacia dónde se conducen sus protagonistas?

No podemos, sindicalmente hablando, quedarnos callados ante el horror de la guerra, los muertos, los desplazamientos de población que produce.

La paz como bandera

Sin duda alguna son escenarios dolorosos, pero además con implicaciones muy serias para el futuro de los trabajadores y las trabajadoras.

La paz debe ser una bandera del movimiento sindical, y la alimentación y la protección y la solidaridad no se nos deben perder de vista.

El negocio y las ganancias de los que hablábamos en la época de la pandemia, continúa en esta época de guerra. Entonces no duden ustedes de que detrás de la aniquilación y la destrucción hay intereses, de los países hegemónicos, de las regiones hegemónicas, de las distintas potencias.

Ni Rusia ni Ucrania están en estos momentos levantando banderas de distribuir mejor distribuir la riqueza, ninguna de las potencias está hablando a favor de la igualdad, de que hay que detener la explotación laboral. Es más bien el juego de los intereses macro en detrimento de las poblaciones civiles, desarmadas.

Vivimos en sociedades interconectadas, que entran inevitablemente en un alineamiento con bloques hegemónicos: Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, China. Entonces el internacionalismo de la acción sindical es fundamental para orientarnos.

El juego de la energía

Quienes poseen recursos naturales como petróleo y gas tienen posibilidades de defenderse ante un mundo que necesita recursos para el modelo y estilo de vida predominantes.

La energía se ha encarecido, provocando un alza del precio de los alimentos, del coste de la vida en general. Ustedes, como mujeres, en sus roles de madre, de esposa, de trabajadoras, sin duda alguna van a verse afectadas.

Vienen tiempos difíciles. Las familias, las personas, los niños, todos de alguna forma, entraremos en una situación dramática, pautada por alta inflación, recesión, desarticulación económica, crisis fiscal…

El presente es sin duda alguna aterrador, y el futuro no presagia nada bueno.

¿Cómo nos orientamos?

Cuidado en este contexto con las redes sociales, cuidado con la información. Si algo está demostrando esta guerra es que de un lado y otro hay manipulación y engaño.

Tenemos que leer la realidad con mucho cuidado. En la guerra actual no hay claridad ideológica, sí claridad de poderes y de corporaciones económicas.

Necesitamos información veraz, más allá de escenarios nacionales y de fuerzas que están en contraposición. Necesitamos rescatar un pensamiento de los trabajadores, necesitamos ver cómo damos algunas pautas que ayuden a esclarecer este océano de incertidumbres.

El carácter político de la violencia está no solamente en las instituciones, sino también en la economía y en los gobiernos.

Naciones Unidas fue creada para evitar los conflictos entre las grandes potencias. Sin embargo, tiene limitaciones muy serías. Las mismas potencias que se enfrentan son las que tienen derecho a veto en las instancias de seguridad.

La nuestra

Europa vive obviamente de manera directa este problema, pero Europa tiene su historia y sus elementos particulares, y América tiene otros.

No es que estemos exentos de los problemas que se están generando, pero nosotros tenemos que buscar muy bien qué es lo que nos une, qué es lo propio de nuestros países.

Nosotros tenemos que dar respuestas de acuerdo a nuestros escenarios. En la generalidad podemos perdernos. Argentina tiene particularidades muy propias, Brasil también y vean ustedes que en Argentina y en Brasil y en otros países lo de la derecha y la izquierda se ha diluido. Aquellas brújulas que teníamos antes, hoy no nos están alumbrando.

Entonces, ¿cuál es el sindicalismo que nosotros tenemos que promover? La UITA ha hecho grandes esfuerzos para generar un pensamiento propio de las trabajadoras y los trabajadores de acuerdo a nuestro contexto.

No se puede perder de vista la democracia, entendida en el sentido de que exista la posibilidad de oposición a cualquier tipo de régimen, de que la libertad no puede ser solo para los dueños del capital.

Una época de violencia

Esta es sin duda alguna una época muy violenta, donde los avances que han podido pese a todo producirse en algunos campos, gracias a los grupos feministas, a los grupos ambientalistas, están en peligro.

Así como la pandemia golpeó más a las mujeres que a los hombres, ahora con la guerra ellas se verán más afectadas.

Tenemos que entrarle muy fuerte y muy duro a temas como el de la violencia contra las mujeres.

La violencia contra la mujer trabajadora se adopta como algo normal. Es increíble que nuestros mismos dirigentes sindicales a veces la ejerzan.

Esto me conduce a que la educación es fundamental para hacer ver la violencia contra las mujeres en la sociedad en general, pero también en el lugar de trabajo y de parte de otros trabajadores, o de dirigentes sindicales.

No pierdan de vista de todas maneras que la violencia es de todo el sistema y de las estructuras que están gravitando contra los intereses de las clases más necesitadas.

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