Tesla enfrenta la primera huelga de su historia

Tesla enfrenta la primera huelga de su historia

El sindicato IF Metall inició un cese de actividades en todos los talleres de la compañía de autos eléctricos en Suecia. La medida está vigente desde finales de octubre y otras entidades gremiales se sumaron al paro en solidaridad.

Por: Santiago Mayor.

Desde el 27 de octubre los talleres de Tesla en Suecia se encuentran paralizados. El poderoso sindicato IF Metall convocó a una huelga para exigir que la empresa se siente a negociar un convenio colectivo. La medida abarca a unos 600 trabajadores que brindan servicio a los autos de la marca estadounidense en 16 ciudades.

Si bien originalmente el paro incluía a los 12 talleres propios de la compañía, luego se amplió a otros 20 en los que también se les daba asistencia. Por eso, desde entonces no se hacen reparaciones ni se realiza la preparación de vehículos nuevos para enviarlos a los clientes.

“La razón principal por la que IF Metall emprende una huelga en Tesla es para garantizar que nuestros miembros tengan condiciones de trabajo decentes y seguras. Durante mucho tiempo hemos intentado negociar la firma de un convenio colectivo, pero sin éxito. Ahora no vemos otra solución que emprender una acción industrial”, sostuvieron en un comunicado.

Si bien no hay fábricas de Tesla en territorio sueco, en el país nórdico los autos eléctricos representan el 60% del mercado, siendo el Tesla Model Y Top el más vendido en los últimos meses. Por eso el rol de los talleres es fundamental ya que su tarea implica recibir las unidades importadas y acondicionarlas para la venta.

Durante los últimos cinco años el sindicato intentó negociar con la filial de Tesla en el país, TM Suecia. Sin embargo, la compañía se ha negado sistemáticamente, alegando que se trata de una política corporativa que aplica en todo el mundo: evitar la organización de sus trabajadores y trabajadoras.

Pero Suecia no es como “todo el mundo”, la tasa de sindicalización asciende al 69% y nueve de cada diez obreros se encuentran protegidos por algún tipo de convenio colectivo. En ese sentido, la empresa radicada en Texas, EE.UU., no se enfrenta solo a los mecánicos de IF Metall. Se está poniendo en contra de todo un modelo de gestión del mundo laboral.

Los sindicatos ven esto como un riesgo potencial de presión a la baja sobre los salarios y las condiciones laborales que puede perjudicar a los trabajadores de otras empresas y, a largo plazo, socavar el sistema en sí mismo.

 

Solidaridad obrera

Ni bien se inició la huelga mecánica, la Asociación Sueca de Trabajadores del Transporte informó que, desde el 7 de noviembre, no descargaría vehículos de Tesla en los cuatro puertos más importantes: Gotemburgo, Trelleborg, Malmö y Södertälje. Sin embargo, al enterarse que derivarían la carga a otros destinos, decidieron ampliar la medida a 50 puertos de todo el país. Esto empezará a correr a partir del 17 de este mes, si no se alcanza antes un acuerdo. Ese mismo día entrará en acción el Sindicato de Trabajadores Eléctricos que también dejará los talleres y no realizará cargas en las 213 estaciones de Tesla en Suecia.

En la misma línea el personal nucleado en el Sindicato de Mantenimiento (Fastighets) no hará la limpieza en edificios de la compañía y el Sindicato Sueco de Empleados de Servicios y Comunicaciones (SEKO) sostuvo que dejará de entregar correo y paquetes con, por ejemplo, repuestos. Porque “la lucha de IF Metall es importante para el modelo sueco de negociación colectiva”. Asimismo, en una estrategia que irá escalando, el día 20 el Sindicato de Pintores bloqueará 109 talleres de reparación para detener todos los trabajos que impliquen pintura, revestimiento o laqueado de vehículos.

Por último, la Federación Sindical Unitaria (Fellesforbundet) de Noruega, que reúne a 160 mil trabajadores del sector privado en el vecino país, señaló que -en caso de que Tesla intente importar sus autos para Suecia triangulando con puertos noruegos- también realizará bloqueos.

Este incremento de la conflictividad se debe no solo a la negativa de Tesla a negociar el convenio colectivo, si no a sus intentos de romper la huelga. Los sindicatos han denunciado que se ha contratado personal ad-hoc para algunos talleres y que se ha intentado evadir el bloqueo portuario transportando los vehículos en ferrys comunes.

Esto rompe con una larga tradición de negociación regulada por las partes -y casi sin intervención estatal- que se remonta al Acuerdo de Saltsjöbaden de 1938, en el que sindicatos y entidades patronales consensuaron los mecanismos de negociación que -con leves modificaciones- rigen todavía hoy.

Torbjörn Johansson, negociador jefe de la Confederación de Sindicatos Suecos, explicó que el objetivo no es llegar a una huelga general, sino golpear a la empresa en lugares claves haciendo que le resulte imposible mantener sus operaciones: “Queremos encontrar cosas que hagan que a Tesla le resulte realmente difícil respirar, comer y vivir”, graficó.

 

Alerta en el mundo empresario

Hasta el momento la empresa sólo emitió una declaración pública en la que consideró “lamentable” que IF Metall haya tomado estas medidas y aseguró que “sigue las normas” del mercado laboral sueco pero, “como muchas otras empresas”, optaron por no celebrar un convenio colectivo. “Ya ofrecemos acuerdos iguales o mejores que los cubiertos por la negociación colectiva y no vemos ninguna razón para firmar ningún otro”, subrayó.

No obstante, el sindicato denunció que los salarios de Tesla están por debajo de la media del sector, algo que también -y no casualmente- sucede en EE.UU., donde actualmente se está desarrollando una importante huelga automotriz. Tampoco las prestaciones coinciden con las del contrato sindical que, entre otras cosas, ofrece aumentos salariales anuales, un paquete de seguros, subsidios para el desarrollo profesional, pagos de pensiones adicionales y reducciones de la jornada laboral que permiten más tiempo libre que el estipulado por la ley.

Como señaló German Bender en un artículo en OnLabor, una característica institucional de Suecia es que los empleadores también están organizados en asociaciones. Esto significa que Tesla podría ofrecer el convenio colectivo sectorial afiliándose a la Confederación Sueca de Empresas de Transporte. La entidad patronal informó sobre esta posibilidad sin obtener una respuesta favorable.

Esto puede llevar a que la presión para que la firma de Elon Musk se adapte al modelo sueco no provenga sólo de los sindicatos, sino también de los empresarios. Es que reducir los costos laborales negándose a negociar convenios colectivos se considera competencia desleal.

 

El antecedente de Toys'R'Us

En 1995 cuando la cadena de venta de juguetes estadounidense Toys'R'Us entró en el mercado sueco pretendió aplicar el mismo régimen que para sus empleados de EE.UU. y se negó a firmar un convenio colectivo con el sindicato Handelsanställdas Förbund. Aunque la decisión afectaba solo a 150 trabajadores y trabajadoras, tocó el corazón del modelo laboral.

A la huelga en la propia empresa se le sumaron el sindicato del transporte que detuvo todas las entregas a las tiendas; los bancarios que se negaron a ¡procesar transacciones! para la compañía; los de prensa que impidieron que hiciera publicidad en los medios locales; y los sindicatos de trabajadores administrativos llamaron a un boicot a sus 2,5 millones de miembros para que no compren sus productos.

La empresa se vio entonces en la disyuntiva de empacar los juguetes y volver a EE.UU. o firmar. Después de tres meses de conflicto, cedió.

 

Derrotar a Elon Musk

Como la mayoría de los conflictos gremiales en las grandes multinacionales, el problema no es el dinero. Aceptar un convenio colectivo en Suecia afectaría a uno o dos por cada mil del total de 120.000 empleados de Tesla a nivel global. El verdadero inconveniente para la empresa es que esa concesión puede abrir la puerta a demandas similares en otros países.

Por ejemplo en EE.UU., con la mencionada huelga automotriz encabezada por la United Auto Workers (UAW); o en Alemania donde Christiane Benner, presidenta del sindicato industrial IG Metall advirtió a la compañía: “Hay que tener cuidado. Aquí las reglas del juego son diferentes”. El mensaje fue dirigido con un objetivo claro: la disputa en curso por intentar organizar a los 12 mil trabajadores de la Gigafactory de Tesla en Berlín.

Sin embargo, el más contundente fue Atle Høie, secretario general de IndustriALL Global Union, una federación sindical mundial que nuclea a 50 millones de trabajadores y trabajadoras en 140 países: “El modelo de negocios de Elon Musk es no respetar los derechos humanos. Ahora se enfrentará a uno de nuestros sindicatos más fuertes. Debemos derrotar el modelo de negocio de Tesla y Suecia es el mejor lugar para empezar”.

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