La adquisición de la empresa Glovo por parte de la multinacional alemana Delivery Hero, que en América Latina está a cargo de Pedidos Ya, sorprendió a todos menos a los trabajadores quienes esperaban alguna maniobra de este tipo. Sin embargo, entre ellos hoy reina la zozobra y la angustia de no saber qué pasará. Tiempo dialogó con dos glovers que con cierta inquietud esperan el 1° de octubre cuando Glovo deje de operar en el país.

“Ya nos veíamos venir esta situación. Glovo estuvo amagando mucho tiempo con irse hasta que lo concretó. No es un cierre sino una venta, Pedidos Ya está pisando fuerte en Latinoamérica y es una monopolización por parte de esta empresa. De hecho, veníamos advirtiendo una falta de inversión en la publicidad de Glovo, que la hacía a costa de la explotación de nosotros, claro está”, explica a Tiempo Maximiliano Martínez, repartidor de la empresa y uno de los referentes de la Asociación de Trabajadores de Reparto (ATR), uno de los gremios del sector.

El dirigente gremial recordó que en Chile Glovo atravesó un proceso similar el año pasado cuando la empresa fue absorbida por Pedidos Ya. “Un compañero de Rider Unidos nos contó que allá fueron incorporados en un 100% a la planta de Pedidos Ya, pero nuestra preocupación es que nos ha llegado un mail que no te da ninguna garantía de continuidad y encima ese mail no les llegó a todos”, añade.

PUBLICIDAD

En efecto, Maximiliano se refiere a un mensaje que la empresa les envió en donde señala que más allá de agradecer la “colaboración” y el “compromiso” de los trabajadores, a quienes elude denominar así, los invita a postularse “para seguir prestando tus servicios a través de Pedidos Ya, en la cual tendrás un registro preferencial”. Una vez realizada la postulación, se aclara, Pedidos Ya solicitaría la “información y documentación que entiendan pertinente”.

“Nosotros nos enteramos ayer de todo esto. Aún no sabemos nada. Solo nos pasaron un link para anotarnos a Pedidos Ya. Supuestamente todos los que trabajamos en Glovo pasaríamos a esta empresa”, señala Luz Huamani Chávez, quien resume: “Se supone que tenemos preferencia pero la cantidad de trabajadores es mucha. Somos demasiados glovers para ir a una sola aplicación, en este caso Pedidos Ya, que ya cuenta con muchos repartidores. En el transcurso de estos meses veremos qué pasará”.

Daniela, referente de la Asociación Sindical de Motociclistas, Mensajeros y Servicios (Asimm), señaló que hay preocupación entre los trabajadores. “No sabemos qué va a pasar. Quizá mejore o empeore. Sé que hay muchos que van a intentar migrar a otras aplicaciones como Uber Eats y Rappi, ya que entrar a Pedidos Ya, es un poco más difícil”, reconoce.

“Con algunos compañeros quisimos iniciar una demanda judicial por el tiempo que estuvimos trabajando como monotributistas, pero se nos hace muy difícil porque es como que no hay registro de nada”, señala Daniela, quien destaca que lo más grave es que “puede haber una cantidad importante de compañeros que se quede sin laburo de un día para el otro. Se está hablando mucho de eso”.

Maximiliano, de ATR, insiste en esa línea: “Nuestro miedo es que a partir del 1 de octubre la empresa diga chau y las oficinas de Pedidos Ya están cerradas desde hace 6 meses. Hay que ver cómo se hace el traspaso”, describe, al tiempo que advierte que para “la mayoría de los compañeros sería un retroceso porque estas aplicaciones se manejan con un perverso ranking de puntajes, y arrancar de cero te cambia todo. Hay chicos que por su puntaje eligen los días de trabajo y tienen su vida armada”.

Desde ATR reconocieron que en su momento Pedidos Ya supo tener a todo su plantel en blanco, “pero eso terminó en 2018 cuando en Capital hubo un despido masivo de 500 trabajadores que desembocó en un fuerte conflicto. Ahora no son más de 100 los que quedaron bajo relación de dependencia”, añade.

“En estos 6 meses tuvimos 9 compañeros fallecidos. Ninguno tuvo ningún tipo de indemnización. Somos esenciales pero descartables. Ni si quiera tenemos la certeza de los contagiados de Covid 19 que hay. Te enteras que conocidos van cayendo y otros con síntomas que siguen trabajando. Son un peligro para ellos, sus familias y los usuarios. El Estado tiene una gran responsabilidad en esto”, concluye Maximiliano.