CGT quiere a Macri fuera de la campaña y evitar impacto de la devaluación

CGT quiere a Macri fuera de la campaña y evitar impacto de la devaluación

La central obrera reunirá esta tarde su "mesa chica" para debatir las advertencias del mandatario y el salto del dólar.

De la euforia al pánico. Ese fue el tránsito de emociones de la CGT entre la noche del domingo, una vez consagrada la victoria rutilante del Frente de Todos, y la conferencia de prensa que ofreció ayer por la tarde Mauricio Macri para responsabilizar a la oposición por la disparada del dólar, que se apreció 30% contra el peso. Con esa inquietud en vista, y la perspectiva de ocupar un lugar preponderante en la eventual gestión de Alberto Fernández, la central obrera reunirá esta tarde “mesa chica” de líderes para consensuar una estrategia y un reclamo al mandatario: que se baje de la campaña electoral y limite su actividad a la gestión, frente a lo que entienden será una derrota inexorable.

Sobre esos ejes los principales referentes de la central sindical se encontrarán a las 17 en la sede del gremio estatal Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN). La charla estaba pautada apenas para debatir cuestiones de agenda coyuntural como la inminente convocatoria al Consejo del Salario Mínimo por parte del Gobierno y mensurar el impacto en el campo gremial del triunfo contundente del postulante presidencial del Frente de Todos. Y, sobre todo, monitorear las consecuencias que tendrá la devaluación que empezó ayer sobre los salarios de sus representados.

Pero la conferencia de Macri junto a su candidato a vicepresidente, Miguel Ángel Pichetto, lo cambió todo. La insistente mención del jefe de Estado al kirchnerismo como la raíz de la corrida cambiaria de ayer, de la desconfianza internacional hacia la Argentina y hasta del electorado que votó por el Frente de Todos como culpable de la incertidumbre económica encendió las alarmas en una CGT acostumbrada a gestionar incluso con las peores versiones de los presidentes.

Algunos de los tópicos de la conversación de hoy pasarán por reforzar, de todos modos, una vieja máxima de los “gordos” de los grandes gremiosde servicios y los “independientes” de buen diálogo con la Casa Rosada: nunca empujar al abismo a un mandatario en apuros. Ni siquiera si en sus acciones espasmódicas esos presidentes amagan con apuntar a los sindicalistas como potenciales enemigos.

Los sectores tradicionales de la CGT creen, en ese sentido, que el mejor aporte gremial al Frente de Todos será evitarle una confrontación directa con Macri, algo que también incorporaron los referentes del opositor Frente Sindical por el Modelo Nacional. Y, en cambio, aguardar hasta octubre y el cambio de gobierno con la menor cantidad posible de sobresaltos. De la reunión de hoy surgirá la conclusión de pedirle al Presidente apartarse de la campaña y dejarla en manos del resto de los postulantes de Juntos por el Cambio. Y también, la advertencia de que la central procurará atenuar el impacto sobre los salarios de la abrupta devaluación de ayer.

Sobre este último punto, la dirigencia no descartaba avisar que una traslación directa de la variación del dólar al poder adquisitivo de los salarios obligaría a una renegociación integral de las paritarias cerradas en lo que va del año a la espera de estimular al Gobierno a tomar alguna medida preventiva. Dentro de una amplia gama de temores ayer se destacaba, para la cúpula de la CGT, el rol de Pichetto, a quien le asignaban una racionalidad no visible en el propio Macri. “Ya no se puede hablar ni con el Presidente ni con (Marcos) Peña. Al menos está ahí Pichetto, que dos veces en la conferencia tuvo que poner en caja a Mauricio”, evocaban en la jefatura de la central respecto de las intervenciones del senador para asegurar que el jefe del PRO estaba “en control” de la situación.

Entre los tópicos a debatir hoy uno sólo cuenta con costados amables: se trata del horizonte que imaginan en la CGT de su relación con Alberto Fernández (en particular de Héctor Daer, uno de los cosecretarios generales) con vistas a su posible gestión presidencial. En la central creen –como históricamente sostuvieron los sectores tradicionales- que un nuevo gobierno terminará por inclinarse a favor de la vocación dialoguista de “gordos” e “independientes” por encima del perfil irascible y confrontativo de Hugo Moyano y sus aliados opositores.

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