La nueva secretaría gremial de la CGT abre las puertas a la afiliación masiva e impulsa un plan para incorporar al menos 40 sindicatos

La nueva secretaría gremial de la CGT abre las puertas a la afiliación masiva e impulsa un plan para incorporar al menos 40 sindicatos

La renovada conducción de la CGT, sellada el 5 de noviembre, ya despliega sus primeras iniciativas en las secretarías clave. La Gremial, ahora bajo el mando de Osvaldo Lobato (UOM San Martín) y con Horacio Otero como coordinador nacional, anunció un ambicioso plan para «abrir las puertas de Azopardo» e incorporar sindicatos de todo el país, impulsando federalismo e integración.

El objetivo es reactivar afiliaciones estancadas desde hace al menos tres mandatos y resolver decenas de pedidos pendientes, como los de Amas de Casa, Casas Particulares, Jerárquicos de Comercio, Portuarios y gremios energéticos. “Sabemos que hay por lo menos 40 organizaciones que pidieron la afiliación y nunca se trataron los casos. Vamos a buscar que todas puedan ser parte de la CGT”, se trascendió desde el área, alineado con la meta de uno de los cosecretarios generales Cristian Jerónimo de “construir representatividad a lo largo y a lo ancho de nuestro país”.

Este anuncio, que incluye un cronograma para los primeros tres meses de gestión, responde a una deuda histórica de la central: ampliar su base en un contexto de empleo no registrado y dinámicas laborales cambiantes. Sin embargo, el protagonismo de la UOM en esta movida —tras un congreso marcado por negociaciones tensas— genera especulaciones sobre si se trata de una estrategia cegetista colectiva o de una jugada específica del gremio metalúrgico para ganar terreno perdido.

La UOM, que impulsaba un cambio de perfil más combativo y en unicato, vio cómo su líder Abel Furlán fue excluido de las negociaciones clave y aceptó la Gremial como consuelo, designando a Lobato en el cargo.

Esto deja al gremio metalúrgico con una posición estratégica pero secundaria frente al triunvirato. El plan de afiliaciones, por tanto, podría ser el vehículo para que la UOM muestre su «impronta» y reclute organizaciones disconformes con el «destrato» histórico de la CGT —muchas de las cuales esperaron en vano respuestas en congresos previos, como el extraordinario de hace cuatro años—. ¿Se busca contener a estos outsiders antes de que formen espacios paralelos, diluyendo el poder cegetista? O, más puntualmente, ¿es una forma de que la UOM gane «músculo» propio de cara a la inminente negociación de la reforma laboral, donde una base más amplia potenciaría su influencia?

El anuncio también incluye críticas veladas a gestiones pasadas, atribuyendo el estancamiento a “conducciones de triunviros y Consejos Directivos loteados”, en referencia a períodos previos, entre ellos a la gestión de Mario “Paco” Manrique (SMATA) en el mandato anterior. ¿Echa culpas explícitas a Manrique por no resolver reclamos acumulados, o es un diagnóstico para justificar el nuevo rumbo bajo liderazgo uomista? En el seno de la CGT, estas dudas ya circulan: gremios observan si el “abrazo” a los pendientes fortalecerá la unidad o permitirá a la UOM rearmar el tablero a su medida, especialmente en un contexto de crisis.

Mientras el plan se materializa, quedará claro si la Secretaría Gremial actúa como ejecutora de la conducción tripartita o como ariete de la UOM para reposicionarse. Por ahora, esta oleada de incorporaciones promete federalismo, pero podría ser el primer paso de un gremio que, pese a retrocesos, no cede en su ambición de liderar la renovación sindical.

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