Luego de dos años en caída libre, el salario real de los trabajadores formales tuvo un importante rebote en enero impulsado por el aumento por suma fija decretado por el Gobierno y el impacto de las últimas cuotas de las paritarias 2019 en algunos gremios de peso. La Secretaría de Seguridad Social informó este martes que la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte) tuvo un alza nominal del 7,1% respecto de diciembre que, corregida por inflación, implica una recuperación del poder de compra del 4,7% mensual. Aún así, los ingresos laborales están lejos del nivel previo a la asunción de Cambiemos y la coronacrisis siembra dudas sobre su futuro próximo.

La Ripte, que incluye a los asalariados registrados y con plenos derechos, alcanzó en el primer mes del año $53.070, lo que equivale a un ingreso de bolsillo de unos $44.000. Claro que al ser un promedio los sueldos más altos tiran para arriba la media y la mayoría de los trabajadores en relación de dependencia están por debajo de ella.

En el alza pesaron los aumentos para los empleados de comercio, de la construcción y textiles, que habían sido fijados en los convenios durante 2019, y la primera cuota de la suba por suma fija de $3.000 para los asalariados privados. El dato de febrero reflejará los $1.000 restantes más los primeros $3.000 que recibieron los estatales, lo que anticipa otra mejora real ante la desaceleración de la inflación al 2%.

Pero lo cierto es que la pérdida fue tan grande durante el año pasado que, pese a la mejora real del 4,7% de enero, la comparación interanual muestra una caída del 1,8%. Y comparado con el nivel existente en noviembre de 2015 el derrumbe del salario real acumula 17,6%, si se lo deflacta por la inflación porteña ya que la serie nacional del Indec no llega hasta ese momento a raíz del apagón estadístico.

Con todo, la crisis económica global disparada por la expansión del coronavirus adelanta una profundización de la recesión que atraviesa el país y enciende luces de alarma sobre la evolución no sólo de los salarios sino del empleo. Como contó BAE Negocios, los analistas ya proyectan caídas en la industria local de entre el 15% y el 20% durante la cuarentena.

Luis Campos, del Observatorio del Derecho Social de la CTA, señaló que lo que ocurra con los ingresos "dependerá mucho de la evolución de la inflación" y que "por el lado del empleo la cosa va a venir complicadísima". Aun después de un 2019 en el que se destruyeron 167.000 puestos asalariados privados. La doble indemnización dispuesta por el Gobierno actual ayudó a bajar la tasa de despidos a su menor nivel en dos años según la Encuesta de Indicadores Laborales de enero. Aunque los analistas creen que podría ser insuficiente si hay una abrupta caída de la actividad.

La consultora Analytica advirtió que, además del impacto en sectores exportadores por el menor intercambio comercial, el aislamiento impactará en las empresas asociadas al mercado interno por enfrentarán "una crisis por falta de oferta asociada al cese de operaciones logísticas". Y en línea con los anuncios oficiales, recomendó "medidas de carácter fiscal pero dirigidas, es decir, orientadas a las firmas para mantener el empleo durante el tiempo que dure el efecto recesivo porque es a través del consumo que la economía se ve más afectada".