Hace tiempo que no reaccionaba con una estrategia común ante un nuevo escenario económico.
Como hace mucho tiempo no ocurría, el consejo directivo de la CGT reaccionó con una estrategia común frente al nuevo panorama económico. Sus dirigentes sintetizaron la postura de los ex moyanistas que alentaron una protesta, de la mano de los gremios del transporte (CATT) conducidos por Juan Schmid, con la de los “gordos” e “independientes” más cercanos al Gobierno.
Paradójicamente, lo hicieron en momentos de una división irreparable entre sus miembros y cuando se convocó para el 22 de agosto a un Congreso sindical que elegirá a un único conductor, lo que pondrá fin a un triunvirato herido de muerte por diferencias internas. Héctor Daer (Sanidad) de los “gordos”, suena como el gran candidato.
El acuerdo transitorio en el sindicalismo surgió también como una demostración de poder al Gobierno frente a medidas económicas difíciles de apoyar, más que por la necesidad de unidad de dirigentes que en casi dos años no pudieron convivir con sus diferencias en una gestión compartida. Aún los más oficialistas miran de reojo al Ejecutivo y no quieren justificar el rumbo económico frente a los últimos hechos, aunque como peronistas, todos coinciden en mantenerse en la vereda opuesta de la ex presidenta Cristina Fernández.
A las reacciones de la gente y de la oposición legislativa por el “tarifazo” y lo que podría derivar en un aumento de la inflación por las modificaciones en la cotización del dólar, se sumó el rechazo sindical a uno de los proyectos de reforma laboral presentados por el Ejecutivo en el Congreso, en las vísperas del Día del Trabajador. La creación del Fondo de Cese Laboral fue uno de los ejes del documento crítico que dio a conocer la CGT, en el que rechaza la disminución de las indemnizaciones. Sin embargo, la dirigencia apoya unánimemente otro capítulo que integra la reforma laboral. Es el que crea la Agencia de Evaluación de Tecnología Sanitaria (Agnet), que alivia a las obras sociales. Entre otras cuestiones la Agnet quiere fijar un límite a ciertas prestaciones y medicamentos que, por demandas especiales y sus altos costos, son aceptadas por la Justicia y pueden poner en riesgo el resto de las prestaciones.
Otro de los dirigentes de mucho peso en el sindicalismo, el gastronómico Barrionuevo, hoy está abocado a normalizar el PJ. Su representación en el triunvirato a punto de extinguirse es Carlos Acuña.
Varios de los aliados tradicionales de Hugo Moyano -como Schmid y el judicial Piumato, por nombrar sólo dos ejemplos- se sintieron abandonados por la anterior decisión del camionero de no participar en el consejo directivo de la nueva CGT. A estos ex aliados de Moyano, se sumaron los representantes de Aeronavegantes, Calzado, Molineros, Aguas Gaseosas, los Panaderos de Abel Frutos y de tantos otros sindicatos pequeños.
La ruptura definitiva en términos de poder real del triunvirato que condujo la CGT desde el 22 de agosto de 2016 se produjo con la renuncia de Pablo Moyano a la Secretaría Gremial. Por eso algunos de los dirigentes del ex moyanismo buscan ahora quien los conduzca para que el sector represente a una línea interna opositora dentro de la CGT. Pensaron en Schmid.
Moyano fue uno de los sindicalistas que apoyó la candidatura presidencial de Macri en diciembre de 2015 junto al fallecido dirigente rural Momo Venegas. Pero después surgieron fuertes cruces entre el sindicalista y funcionarios oficiales. Ahora, El líder de los camioneros asegura que si tuviera que reconstruir al peronismo, la incluiría a Cristina. Pero no contaba con que su amigo Barrionuevo, como interventor del PJ, la considerara una especie en extinción.
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