“Frente a las políticas que favorecen a los grandes grupos exportadores, las petroleras y los pooles de siembra, el Campo que Alimenta se moviliza para decir basta”, señalaron desde la organización. La MAA, integrada por la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), el Movimiento Nacional Campesino Indígena Somos Tierra (MNCI-ST), la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe) y la Fonaf, denuncia que “el modelo de negocio de Javier Milei golpea a todos los rincones del campo”.

Desde distintos territorios describen un panorama crítico. “Muchos tuvimos que pasar la rastra a nuestra producción porque no había precio ni mercado, mientras miles de familias argentinas no pueden acceder a la comida”, expresaron. En Misiones, los yerbateros aseguran que el precio que reciben está muy por debajo de los costos de producción; en el Alto Valle, la crisis frutícola se profundiza “mientras el fracking avanza sobre las chacras y pone en riesgo los suelos y el agua”; y en los cinturones hortícolas, “la volatilidad de los insumos y los alquileres de la tierra nos empujan al endeudamiento crónico”.

El sector vitivinícola tampoco escapa al derrumbe: la caída del consumo interno generó un sobrestock de 11 meses y precios de la uva que, según los viñateros, “resultan insostenibles”. “Al tomate de la chacra nos lo pagan menos que el año pasado”, remarcan.

Según datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), el consumo de carne cayó al nivel más bajo en cien años, mientras que frutas y verduras registran caídas de hasta el 40%. “La leche y los lácteos se vuelven inaccesibles para gran parte de la población, y encima se abren las importaciones de productos subsidiados en sus países de origen”, agregaron desde la MAA.

La crisis también alcanza a los medianos productores de granos. “Vemos cómo la caída del consumo interno nos deja con silos llenos y sin posibilidad de vender a un precio justo. Muchos ya perdimos parte de nuestra producción y no podremos encarar la próxima campaña”, señalaron. Denuncian además que “fertilizantes, gasoil, semillas y fletes suben como el dólar, pero los precios que recibimos siguen planchados. Somos quienes absorbemos las pérdidas mientras otros hacen negocios millonarios”.

Desde la Mesa Agroalimentaria apuntan al desmantelamiento de políticas públicas clave: “Se recortan fondos al INTA, se eliminan programas de apoyo a la agricultura familiar y se paralizan iniciativas que garantizaban asistencia técnica, financiamiento y semillas”. En contraste, denuncian que el Gobierno “privilegia a las grandes exportadoras con beneficios extraordinarios: acceso a dólares preferenciales, rebajas impositivas y negociados que consolidan su poder”.

“Este rumbo concentra la tierra, desmantela herramientas públicas y empuja a la pobreza tanto a productores como a consumidores”, advierten.

Finalmente, la MAA propone un cambio de modelo: “Queremos un campo soberano, justo y sustentable, basado en la producción de alimentos sanos a precios accesibles y con políticas que fortalezcan al campo que alimenta”.