La Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA) realizó el acto de asunción de las nuevas autoridades del gremio, que llevarán adelante los destinos de los trabajadores del sector por los próximos años.

El evento tuvo lugar en el Centro Cultural, Social y Deportivo “Papa Francisco” donde  se celebró la asunción de la nueva Comisión Directiva de ATSA Buenos Aires, con Javier Pokoik y Norberto Maschio, como Secretario General y Secretario General Adjunto, para enfrentar los nuevos desafíos de la realidad Argentina, en un contexto político, social, económico y gremial complejo.

Desde la nueva conducción, en la voz del flamante secretario General, Javier Pokoik, y frente a los presentes, reafirmaron el camino de trazado hasta ahora, y remarcaron la voluntad de los trabajadores de la Sanidad, que “están dispuestos a salir a pelear” por sus derechos “en cada instancia que haga falta”. El dirigente, también le agradecieron a Héctor Daer por “ayudarnos a construir esta hermosa organización”.

Para cerrar el acto, tomó la palabra Héctor Daer, histórico dirigente del gremio, quien concluye una etapa de gestión signada por la defensa del trabajo, la unidad y la organización colectiva.

En este marco, a horas de las elecciones de la CGT, y con una Reforma Laboral en camino, que pretende imponer el Gobierno Nacional, y que llega con aroma a flexibilización; el Co-Secretario General de la CGT y titular de FATSA, emitió un claro y contundente mensaje a los cientos de trabajadores de la Sanidad que colmaron el recinto, pero que, por el propio peso de su palabra, tiene trascendencia para todos los sectores del movimiento obrero: “Compañeros vamos a seguir construyendo un sindicato fuerte, solidario y comprometido con cada trabajador y trabajadora de Sanidad”, expresó el dirigente y afirmó que: se mantendrán firmes en la lucha por los por la dignidad y los derechos y las conquistas de cada uno de los trabajadores.    

Las palabras de Daer, resonaron en cada uno de los presentes, dirigente y trabajadores, marcando el rumbo que el movimiento obrero deberá mantener de cara a las tempestades que llegaran más temprano que tarde, para intentar arrebatarle a los trabajadores, derechos conquistados durante décadas con la sangre y la vida de miles de militantes gremiales.